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Sociedad|Lunes, 16 de febrero de 2004
PEDIDO DE DETENCION CONTRA EL HIJO DE MUSA AZAR

El poder con poder se paga

La orden, dispuesta por la Justicia, llega justo cuando el gobierno de los Juárez está jaqueado por denuncias judiciales. Musita era uno de los hijos del poder que habría participado en el crimen.

Por Alejandra Dandan
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Antonio Musa Azar ya había estado detenido en agosto, una semana, por falso testimonio.
Después de varios meses de silencio, misteriosamente se reactivó la investigación del doble crimen de La Dársena. La jueza María del Carmen Bravo ordenó la detención de Antonio Musa Azar, el hijo del archidenunciado ex comisario preso. Musita, tal como lo conocen los santiagueños, estaba hasta ayer en la provincia de La Rioja, donde concluye sus estudios de Medicina. La orden de detención no llegó en cualquier momento: fue lanzada horas antes de que el jefe espiritual de la provincia, el viejo caudillo Carlos Juárez, aterrizara en Buenos Aires en busca de una audiencia en La Rosada. En uno de los momentos más críticos de la provincia, Juárez espera encontrar algo de oxígeno para el gobierno de su esposa, Nina Aragonés, jaqueado por denuncias judiciales. No quería llegar con las manos vacías: por eso trae, como salvavidas, la noticia de la orden de detención.
El hijo del ex comisario era uno de los nombres comprometidos por el rumor popular en la fiesta de droga, sexo y poder donde habría muerto Leyla Bshier Nazar, la primera de las dos jóvenes asesinadas. A lo largo de la investigación, la jueza María del Carmen Bravo no parecía haber encontrado elementos de prueba suficientes para comprometerlo en la causa, que aún mantiene como incógnita las condiciones y los personajes que estuvieron en la fiesta con la muchacha antes de su muerte.
A esta altura de la investigación, Musita entró y salió del juzgado de La Banda varias veces. En marzo del año pasado, el padre de Leyla lo mencionó entre los hijos del poder involucrados en el crimen de su hija. En junio, una nueva denuncia volvió a comprometerlo. Esta vez con lo que se conoció como la hipótesis Guayamba, la ciudad catamarqueña donde los familiares de las víctimas aseguraban que se había hecho la fiesta. Hasta ese momento, Musita reconocía que había estado en la villa catamarqueña pero un mes después de la desaparición de Leyla. Sólo cuando la Justicia ordenó en agosto su detención por falso testimonio, admitió su estadía en Catamarca el 16 de enero de 2003, cuando desapareció Leyla.
Con la acusación de falso testimonio, Musita estuvo preso sólo una semana. A continuación su nombre desapareció del auto de procesamiento elaborado a fin de año por el juzgado. La jueza ayer no dio informaciones sobre las razones que ahora han provocado su orden para detenerlo. Pero en el marco de la crisis política e institucional que atraviesa la provincia, el pedido de prisión contra el hijo de Musa podría tener más de una lectura.
En los hechos, el juzgado de La Banda trabajó durante el fin de semana con una nueva testigo llamada Tatiana Nazar. Tatiana ahora vive en Córdoba pero trabajaba en los circuitos nocturnos de Santiago y habría conocido a Leyla. Su relato, de acuerdo con la información que trascendió del juzgado, habría situado nuevamente a Musita en el lugar de la fiesta. Un sitio que no habría sido en Guayamba sino en la reserva ecológica de Musa Azar, el zoológico privado donde se hallaron los huesos de Leyla.
Aún no se sabe cuánto de cierto hay en este nuevo testimonio, pero aparece en medio de una de las crisis más graves del gobierno de los Juárez. Hace unos seis meses, el gobierno entregó el pellejo de Musa Azar para librarse de las denuncias de los organismos de derechos humanos locales, nacionales e internacionales que azotaban la provincia. Musa quedó detenido y acusado por homicidio cuádruplemente calificado en la causa de La Dársena. El mismo reconoció ante la prensa local que su detención se había ordenado “para impedir la intervención federal”. Y de acuerdo con las fuentes consultadas por este diario entre sus allegados, con la entrega estaba pactado su “silencio” a cambio de la libertad de su hijo. La orden de la jueza Bravo podría quebrar ese supuesto pacto. Más allá de los motivos, lo cierto es que hoy don Carlos Juárez podrá mostrarle al gobierno nacional la orden de detención del hijo de Musa como un supuesto símbolo de trasparencia, autonomía y compromiso con la verdad de su gobierno (ver aparte).

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