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Sociedad|Martes, 2 de abril de 2002

Los vecinos de Palermo proyectan un nuevo lago cerca de Pacífico

La idea ya genera entusiasmo en la Legislatura: 6500 vecinos buscan transformar en lago una zona degradada del barrio. Son 6 hectáreas de tierras ferroviarias entre Godoy Cruz y las vías.

Por Eduardo Videla
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El proyecto incluye reciclar el edificio de las ex bodegas Giol, abandonado hace siete años.
Nacida antes de los cacerolazos, la propuesta ya recibió el apoyo de la asamblea barrial.
Todavía no existe pero ya tiene nombre: el Lago Pacífico es parte de un proyecto elaborado por vecinos de Palermo para convertir un espacio degradado del barrio en un paseo público con un gran reservorio a cielo abierto, capaz de aliviar las crecidas del arroyo Maldonado y las inundaciones en los días de lluvias intensas. Elaborado por un grupo de profesionales del barrio, el proyecto fue respaldado con la firma de 6500 vecinos y presentado en la Legislatura porteña, que mañana lo tratará en su Comisión de Planeamiento Urbano. El espejo de agua ocuparía 6 hectáreas en los terrenos ferroviarios ubicados entre Godoy Cruz y las vías del Ferrocarril San Martín, y estaría conectado con el Maldonado, que transita bajo la avenida Juan B. Justo, a cien metros del lugar. La propuesta incluye reciclar el edificio de las ex bodegas Giol, abandonado desde que fue desalojado, hace siete años, para convertirlo en una escuela, y se completa con la construcción de una plaza seca, con una superficie de cuatro hectáreas dedicadas a emprendimientos comerciales, turísticos y culturales.
El proyecto fue elaborado por la Asociación Lago Pacífico, que desde su nombre refleja la utopía que le dio origen. “La propuesta surgió de la necesidad de recuperar este sector de la ciudad, hoy en estado de abandono, en un espacio de uso público”, dice el arquitecto Adolfo Rossi, impulsor del proyecto. Con su carpeta bajo el brazo, Rossi recorrió durante siete meses, casa por casa, a los vecinos de su barrio, y logró reunir 6500 firmas. “En el camino, aportaron sus ideas algunos profesionales: geólogos, ingenieros hidráulicos y biólogos que viven en la zona”, aclara.
Nacida antes de los cacerolazos, la propuesta recibió el apoyo de la asamblea barrial. Fue bien recibida en el Centro de Gestión y Participación 14 Este, pasó sin pena ni gloria por la secretaría de Obras Públicas porteña y ahora llegó a la Legislatura, donde despertó el entusiasmo de los diputados.
La idea de la laguna reguladora tiene cierto parentesco con la de los reservorios proyectados por el gobierno de la ciudad –actualmente en proceso de licitación– para evitar las inundaciones. Pero según el arquitecto Rossi, su costo es entre tres y cuatro veces menor.
Se trata de un lago de 700 metros de largo por 40 de ancho y 6,50 de profundidad. Los tres metros más profundos serán permanentes, con capacidad para 200 mil metros cúbicos, y el resto estará destinado para contener el agua de la inundación: otros 250 mil metros cúbicos. A su alrededor, está pensada una rambla para ser utilizada para aerobismo, ciclismo o caminatas. El entorno del lago estará parquizado y forestado. También se prevé instalar una planta de tratamiento de líquidos, para procesar los efluentes que llegan a través del Maldonado, antes de desembocar en el Río de la Plata.
Esta parte del proyecto ocuparía las playas de maniobras ferroviarias, hoy desactivadas, ubicadas entre Gorriti y Guatemala. Esos terrenos pertenecen al Estado nacional y para desarrollar el proyecto deberían ser traspasados a la ciudad. En la cuadra siguiente, hasta Paraguay, se levantan las ex bodegas Giol, donde en 1994 fueron desalojadas 1500 personas que vivían allí como ocupantes. La propuesta de los vecinos prevé reciclar esos edificios –donde hoy viven unas 25 personas en condiciones precarias– para convertirlos en una escuela politécnica y una sede de la Universidad Tecnológica Nacional.
La segunda parte del proyecto comprende tres hectáreas, entre Paraguay y la avenida Santa Fe. “Allí se contempla el desarrollo de un paseo comercial, que tendrá como eje de atracción la difusión del tango”, dice Rossi, pensando en la historia orillera de Palermo, que puede ser un buen atractivo para los turistas. Consta de una plaza seca rodeada de galeríasy recovas, construidas en los 36 arcos bajo las vías del ferrocarril, iguales a los del Paseo de la Infanta.
“Allí puede haber locales de exposición de empresas de diseño que están localizadas en el barrio, o destinados a la gastronomía, y enfrente, sobre Godoy Cruz, lugares para bailar tango”, dice Rossi. Estos aspectos de la propuesta están vinculados a su sustentabilidad. “La explotación de este centro comercial puede generar recursos para el mantenimiento del nuevo espacio verde”, dijo a Página/12 el diputado Eduardo Valdés (PJ), uno de los que respaldan la iniciativa.
La propuesta se completa con un centro de transferencia para conectar la estación ferroviaria con el subte, sin salir a la calle, y una playa de estacionamiento subterránea. Y, del otro lado de Santa Fe, contempla la parquización de la Avenida Bullrich, destinada hoy a depósito policial de autos abandonados.
Los vecinos piensan que si se realiza el proyecto, además de terminar con las inundaciones y ganar espacios verdes, se convertirá la zona en un lugar más seguro. “Y probablemente contribuya a eliminar la zona roja en que se ha convertido ese lugar”, piensa Rossi, reiterando la voluntad de muchos vecinos de Godoy Cruz y alrededores.
Hoy le presentarán el proyecto al secretario de Planeamiento Urbano, Enrique García Espil, y mañana serán escuchados por los miembros de la Comisión de Planeamiento de la Legislatura. Allí, los vecinos ratificarán que su participación no termina con la presentación del proyecto: reclaman intervenir tanto en la supervisión de su ejecución como en la administración de las instalaciones, junto al gobierno de la ciudad.

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