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Sociedad|Domingo, 20 de junio de 2004
INSOLITO FALLO SOBRE UN HOMBRE TESTIGO DE DECENAS DE ACCIDENTES

El hombre que veía chocar los autos

Un hombre fue acusado de defraudación y falso testimonio por ser ofrecido en 61 casos de accidentes como testigo. Fue sobreseído, pero una Cámara revocó esa sentencia. “Resulta ciertamente sorprendente la capacidad del imputado para estar presente en tantos accidentes de tránsito”, dicen los camaristas.

Por Andrea Ferrari
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Al señor Borda le sucede algo verdaderamente extraño: por donde él pasa, chocan los autos. Si otro fuera su destino, esa característica podría haberle valido un lugar protagónico en una novela de realismo mágico, pero aquí apenas le ha dado espacio a su nombre en oscuros expedientes judiciales. Es que su don –si puede considerarse un don ser testigo de desgracias ajenas– le ha traído como consecuencia la suspicacia de los hombres de leyes, que, se sabe, son poco afectos a las casualidades. A eso se debe que la Cámara en lo Criminal y Correccional de la Capital Federal recientemente revocara un fallo que lo había sobreseído de los delitos de defraudación y falso testimonio. Pues resulta ser que a estos jueces les parece sospechoso que el señor Borda haya sido ofrecido como testigo nada menos que de 61 accidentes automovilísticos, dos de ellos con idéntico demandado. Y que en todos los casos el estudio de abogados que intervenía fuera el mismo.
Fue una jueza civil quien tiró la primera piedra al detectar la reiteración de nombres en las demandas por accidentes. “Después de que esto se pusiera al descubierto, hicimos una búsqueda de casos –explicó a Página/12 el fiscal Adrián Giménez–, principalmente a través de los nombres de los abogados apoderados. Surgieron una serie de hechos en los que había numerosas similitudes: se trataba de decenas de juicios. Entonces se pidió la indagatoria y luego el procesamiento. En primera instancia hubo un sobreseimiento, que recientemente se revocó, pero la causa sigue en trámite.” Ese sobreseimiento tuvo en cuenta la defensa de los acusados, basada entre otras cosas, en la existencia comprobada de los accidentes. “Pero lo que se discute no es que los accidentes hayan sucedido –sostiene el fiscal–, sino ciertos testimonios”.
La causa se inició contra el testigo Oscar Borda y dos abogados. Borda era, según reconocen los propios abogados, quien aportaba estos casos al estudio. Ante la Justicia, el testigo declaró que “por su actividad pasaba la mayor parte del día en la vía pública” e insistió en la veracidad de sus dichos en los casos en los que declaró como testigo presencial. Lo cierto es que Borda sólo declaró en 15 de los 61 casos en que fue propuesto como testigo: en los restantes, la declaración no se produjo, en general, porque tras la mediación se llegó a un arreglo con la compañía aseguradora. Los abogados del estudio afectado argumentan ahora que Borda no había visto todos los accidentes, sino 14, pero fue ofrecido como testigo en los restantes porque había investigado los siniestros, ya que realizaba ese tipo de tarea para ellos (ver aparte).
Para el juez Mauricio Zamudio no hubo en la causa pruebas de peso contra los imputados y, ante la duda, se inclinó por su inocencia. En cambio, a la Cámara todo el asunto se le hizo algo difícil de digerir. Así lo expresaron Mario Filozof y Guillermo Navarro, integrantes de la Sala V de la Cámara Criminal y Correccional de la Capital Federal en un fallo del 16 de marzo: “Es de remarcar la asiduidad en que Borda era propuesto como testigo en los casos, sesenta y uno –escribieron–. Desde el inicio, su presencia en cada uno de ellos es, cuanto menos, difícil de admitir. En efecto, resulta ciertamente sorprendente la capacidad del imputado para estar presente en tantos accidentes de tránsito; incluso, como bien lo remarca el señor fiscal general, para haber observado dos siniestros en los cuales resultó demandada la misma persona. La experiencia indica que ello es imposible; al menos la experiencia de cualquier persona sensata; sobre todo si a ello se suma el dato, no menor, que siempre el caso era tomado por el mismo estudio jurídico”.
Según sostiene el expediente existió, además, una segunda modalidad aplicada, en la cual Borda habría sido el demandado junto a una compañía de seguros: en estos casos, él mismo habría ofrecido un abogado para que representara a la víctima en su contra. Y resultaba el mismo estudio de siempre.
Tampoco sus declaraciones les resultaron convincentes a los magistrados. “Una simple lectura de las exposiciones permite apreciar que Borda ha mentido en ciertos aspectos de su testimonio –escribieron– que, a no ser por el carácter espurio de la declaración y el fin que ella tenía, no tendrían razón de ser. Uno de ellos es en su profesión. No se explica por qué adujo ser carpintero, a no ser porque de otro modo, esto es, al decir la verdad –recuérdese que trabaja en un estudio de productores de seguros–, su testimonio no tendría la convicción suficiente para conformar un cuadro probatorio a favor de la parte demandante”. “Demasiadas casualidades –añaden–. O causalidades”.
Todo esto los lleva a hablar de un posible ardid: “de la existencia de testimonios falsos, y de la capacidad que ello ha tenido, junto con otra prueba, para motivar la sentencia del juez. Cierto es que los hechos (los accidentes) podrían haber ocurrido –agregan–, mas, como claramente lo advierten ambos fiscales, tal extremo no es lo cuestionado, sino que lo es la manera en que éstos se han presentado ante el magistrado correspondiente. De ahí que la efectiva responsabilidad de quienes fueran demandados –y con ello la alegada y no comprobada licitud del reclamo–, podría no ser tal”.
Como resultado, los camaristas revocan el sobreseimiento previo, por lo cual la causa continuará investigándose. Lo que nadie dijo es si el señor Borda sigue viendo chocar los autos.

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