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Sociedad|Viernes, 26 de noviembre de 2004
TRAS SUS ANDANZAS ARGENTINAS, HARRY VOLVIO DE APURO A LONDRES

Un principito de patitas al avión

El hijo de Carlos de Inglaterra regresó antes de lo previsto, después de que Página/12 difundiera sus escapadas nocturnas y las consecuencias diplomáticas y de seguridad que estaba generando su conducta. Alivio en Cancillería y el Ministerio de Seguridad de la provincia.

Por Raúl Kollmann
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El príncipe Harry, de vacaciones en el país, enloqueció a la custodia de la Policía Bonaerense.
Finalmente, para alivio de los funcionarios del Ministerio de Seguridad bonaerense, los diplomáticos de la Embajada del Reino Unido y la Cancillería argentina, ayer al mediodía subieron al príncipe Harry a un avión de línea y lo despacharon para Londres. El joven partió con una semana de antelación a lo previsto porque –tal como adelantó Página/12 en exclusiva– estaba envuelto en una historia de borracheras, escapadas y amenazas, lo que incluyó la participación de un fiscal bonaerense. Harry tuvo que abandonar la provincia de Buenos Aires y se recluyó en su última noche en Buenos Aires en la propia embajada británica. Como señaló este diario, la decisión de su regreso se tomó en forma apresurada y por eso lo embarcaron en el primer avión que salía hacia su tierra.
El príncipe llegó a la Argentina supuestamente para alejarse de la turbulenta vida que llevaba en Londres. Allí solía emborracharse bastante a menudo, se peleaba con los fotógrafos y mantuvo una relación con una actriz porno, algo considerado impropio para un miembro de la realeza. Seguramente en palacio pensaron que un tiempito en la Argentina, mejorando su juego de polo, le vendría bien. Pero todo fue distinto a lo planeado por el padre del principito, Carlos de Inglaterra.
La Policía Bonaerense fue la encargada de custodiar el perímetro del campo El Remanso, en el que se alojó Harry. La estancia está ubicada a siete kilómetros de la laguna de Lobos y es propiedad de una familia inglesa dedicada a la cría de caballos de polo.
Adentro del campo, de la seguridad se ocupaban cuatro guardaespaldas de Scotland Yard. Sin embargo, los primeros rostros preocupados aparecieron cuando el joven empezó a escaparse del lugar, sin custodia, y aparecía en los boliches de la localidad de Lobos, de los que salía caminando más bien torcido y llevado por sus guardaespaldas. Que en más de una ocasión terminaban siendo más compinches que custodios rigurosos.
La semana pasada, el príncipe se escapó en moto, solo, por los fondos de El Remanso, por lo que todos tuvieron que salir a buscarlo. Los funcionarios de Seguridad bonaerense le hicieron saber a la embajada británica que no se le podía dar plena seguridad a alguien que se escapa.
En su vida de príncipe, Harry no sólo eludía a la custodia sino que salía en un vehículo con su gente de Scotland Yard sin decir adónde se dirigía. Tomaba entonces la ruta, con los patrulleros de la Bonaerense detrás, y súbitamente se metía en el aeropuerto. Allí se subió dos veces a aviones privados que lo transportaron en una oportunidad a Entre Ríos y en la otra a San Luis. Los bonaerenses tuvieron que comunicarse a las apuradas con sus colegas puntanos y entrerrianos para que le dieran custodia.
Todo se puso aún peor cuando un preso fue llevado a declarar a la fiscalía de Saladillo. Allí sostuvo que una banda integrada por cómplices de otros presos planeaba secuestrar al príncipe con el objetivo de crear una gran conmoción y llevar a la renuncia del ministro de Seguridad bonaerense, León Arslanian. Además, el preso dio un dato preocupante: dijo que secuestrarían a Harry en una de sus escapadas a Salvador María, un pueblo distante tres kilómetros, donde realizaba otras actividades non sanctas. La denuncia resultaba muy poco creíble, pero tenía el detalle de que el preso conocía las escapadas de Harry. Por esa razón se resolvió reforzar la custodia: 15 hombres y dos móviles.
No está claro cuál de las cosas terminó de preocupar más a los británicos:
- La denuncia judicial del preso habilitaba al fiscal a llamar a declarar a Harry, incluso en relación con sus escapadas y supuestas compras en Salvador María. Iba a ser muy difícil, pero no imposible, que el fiscal incluso le prohibiera a Harry salir del país hasta que todo estuviera aclarado. Cualquiera de estas alternativas ya creaba un enorme problema diplomático, por cuanto Harry –según informaron a este diario altasfuentes de la Cancillería– no gozaba de inmunidad diplomática. Tiene pasaporte diplomático, pero no ejerce el cargo en la Argentina y, además, no tiene inmunidad para delitos comunes. Tal vez, viendo las consecuencias judiciales, en Londres decidieron cortar por lo sano y repatriar rápidamente al principito.
- Otro elemento que seguramente jugó en la decisión fue la cuestión de la seguridad. Los hombres del ministerio bonaerense insistieron en que es imposible custodiar con total eficiencia a alguien que no respeta ninguna regla, no dice adónde va, se escapa y lleva una vida tumultuosa. Ante estas advertencias, y existiendo una denuncia judicial, aunque sea poco creíble, de que a Harry lo podían secuestrar, tal vez en palacio resolvieron ser precavidos y dieron por terminada la visita.
- Por último, es muy posible que a Londres hayan llegado los datos de que el joven llevaba aquí una vida bastante descontrolada y con un perfil muy lejano al que se buscaba alejándolo de esa ciudad. Testimonios recogidos por este diario ratifican que el muchacho seducía a algunas chicas pero todo se frustraba por sus dificultades con el alcohol.
Con todos estos elementos a la vista, y luego de que Página/12 hiciera públicas sus andanzas y las consecuencias diplomáticas que éstas podrían acarrear, el muchacho tuvo que recortar sorpresivamente su visita. Inicialmente hubo quien intentó desmentir lo publicado por este diario, pero lo cierto es que se tomó la decisión de mandarlo de vuelta.
En Londres nadie quiso correr más riesgos. Y cuando el avión despegó de Ezeiza, en más de un despacho oficial esbozaron suspiros de alivio.

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