Educación sexual, talleres contra la discriminación y colectas solidarias fueron algunas de las ideas que trajeron más de 300 chicos, en una actividad promovida por el Ministerio de Educación.
León Gieco (de espaldas), Ernesto Sabato y Soledad Pastorutti acompañaron las propuestas.
“Frente a la problemática del embarazo adolescente, promover talleres de educación sexual. Frente a la deserción escolar, promover la no discriminación de aquellos que no pudieron terminar sus estudios. Realizar colectas solidarias para que las causas económicas no sean un impedimento para el acceso a la escuela.” Estas fueron algunas de las propuestas realizadas por los 300 chicos que se reunieron ayer en el Palacio Sarmiento para participar del plenario nacional del Parlamento de Escuelas por la Paz y la Solidaridad. Allí debatieron proyectos y eligieron 10 iniciativas para trabajar en las aulas a favor de una cultura de paz. Obtuvieron la aprobación del ministro de Educación, Daniel Filmus, que se comprometió a evaluar, dentro de un año, si se cumplen las propuestas. La movida se inició meses atrás, en las provincias, y se potenció después del hecho ocurrido en Carmen de Patagones, donde murieron tres chicos baleados por un compañero.
Hasta el mediodía, los chicos trabajaron en el edificio del Ministerio de Educación sobre las iniciativas que ya traían elaboradas de los plenarios realizados el 11 de noviembre pasado en sus provincias. Luego empezó la lectura del decálogo en el Salón Leopoldo Marechal. Ernesto Sabato, León Gieco, Magdalena Ruiz Guiñazú, Juan Carr y Soledad Pastorutti acompañaron la presentación de los chicos, con quienes compartieron también el calor que agobiaba en el recinto.
Mauricio, venido de Neuquén, consideró que para arribar a una cultura de paz en las escuelas es necesario “resolver los conflictos sin sanciones, que muchas veces son tomadas como premios en el contexto de disvalores que nos rodea”. Revertir esta situación “es tarea de nosotros, pero tiene que obrar toda la sociedad”, dijo.
Julia, una nena porteña, ofreció las claves que elaboró con sus compañeros para una convivencia adecuada. “Crear conductas de acción solidarias como materia curricular y elaborar un código de convivencia en común”, fueron dos propuestas. También agregar “más psicólogos a los gabinetes, que podrían ser estudiantes avanzados de la materia”. Sobre el ítem “Las culturas juveniles”, la propuesta fue “impulsar una cultura del trabajo desde la escuela”, algo que tendrá por beneficiarios a “todos los que forman una comunidad, sin excluir a nadie”, leyó Nicolás, de Santa Fe.
Melina, de Córdoba, trajo el reclamo de “un espacio en la escuela para estudiar el mensaje de los medios”. Los chicos también pidieron la instauración de “talleres para terminar con la discriminación”.
Filmus evaluó que los chicos “expresaron que tienen pocas oportunidades para expresarse”. “Y si hay algo peor que no escucharlos, es escucharlos y no hacer nada. Vamos a llevar adelante todos los pedidos”, les prometió el ministro a los chicos. Y concluyó: “Algunos hechos de violencia no pueden sonar más fuerte que los millones de jóvenes y docentes que trabajan en nuestras escuelas todos los días. La voz de los que trabajan por la paz y la solidaridad debe sonar más fuerte que la voz de los violentos”. En el cierre hubo música, a cargo de León Gieco y Soledad.
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