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Sociedad|Martes, 7 de diciembre de 2004

En la ciudad, la batalla contra el cambio climático llega en bici

El Consejo del Plan Urbano Ambiental presenta hoy un proyecto para quintuplicar la red de ciclovías, que bajaría hasta un 12 por ciento la contaminación.

Por Mariana Carbajal
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La idea es construir 289 kilómetros de carriles exclusivos y 147 kilómetros de bicisendas.
Un ambicioso plan que aspira a quintuplicar la red de carriles para bicicletas en la ciudad de Buenos Aires en los próximos cinco años se presentará hoy en sociedad, en coincidencia con la Cumbre de Cambio Climático. Se trata de un proyecto elaborado por el Consejo del Plan Urbano Ambiental, un órgano consultivo multisectorial del gobierno porteño, que apunta a construir en las zonas de tránsito más denso un total de 289 kilómetros de carriles exclusivos y 147 kilómetros de sendas preferenciales para ciclistas. El proyecto se completa con estacionamientos y unidades de servicio para los rodados, en estaciones de ferrocarriles, sedes universitarias, centros comerciales y espacios verdes. “El objetivo es captar en 2010 a unos 125 mil automovilistas que pasarían a desplazarse en bicis, lo que permitiría una disminución del 6 al 12 por ciento de la contaminación atmosférica potencial y generaría un ahorro anual de más de 150 millones de dólares”, destacó Pablo Mesa, coordinador de Programas Ambientales de la Ciudad, uno de los impulsores de la propuesta.
Actualmente, en el territorio porteño hay apenas 18 kilómetros de carriles preferenciales y 53 kilómetros de bicisendas. “La bicicleta es un medio de transporte saludable, ecológico, con nulas emisiones de contaminantes y de ruido a la atmósfera, eficaz, económico, flexible, que favorece la fluidez del tránsito en la ciudad. Por esa razón es urgente e inevitable la implementación de estrategias que permitan integrarla a la planificación y al ordenamiento vial”, señaló el arquitecto Manuel Ludueña, coordinador del equipo de trabajo del Consejo del Plan Urbano Ambiental que elaboró la propuesta. En el proyecto trabajaron especialistas de las áreas de Infraestructura y Planeamiento, Transporte y Tránsito y Medio Ambiente del gobierno porteño, de la Comisión Asesora de la Bicicleta en el Tránsito, además de miembros y vecinos de distintos CGP. El Consejo del Plan Urbano Ambiental es un órgano consultivo multisectorial, con representantes del Ejecutivo y de la Legislatura.
“Favorecerá la accesibilidad a las personas de menores recursos, que hoy no pueden viajar por falta de dinero para pagar un colectivo”, precisó Ludueña.
La propuesta está ampliamente desarrollada en un libro de casi doscientas páginas. “Es un proyecto muy importante”, evaluó Mesa, coordinador de Programas Ambientales de la Subsecretaría de Medio Ambiente de la ciudad, que también participó en el diseño de la ampliación de la red. Mesa adelantó a este diario que existe “la decisión política de llevarla adelante”. Consultado por Página/12, el subsecretario de Transporte y Tránsito, Andrés Borthagaray, aclaró que primero deberá debatirse en el ámbito del Pacto de la Movilidad, que integran colectiveros, tacheros y dueños de taxis, entre otros actores interesados en el tema.
“Tan importante como la infraestructura es la concientización en la importancia del uso de la bicicleta”, observó Ludueña y aclaró que el plan contempla campañas para promover la utilización de transportes no motorizados.
El ambicioso proyecto está previsto en tres etapas, con un costo de 4 a 11 millones de pesos anuales. En total, la inversión iría de 28 millones a 44,3 millones de pesos, de acuerdo con distintos escenarios. “Propone convertir a la bici en una alternativa de transporte cómoda, segura, directa y atractiva que permita el traslado entre residencias, centros de trabajo, áreas de recreación, lugares de estudio, centros comerciales y estaciones de transporte públicos de la ciudad”, precisó Ludueña.
El plan prevé la construcción de carriles exclusivos o ciclovías, carriles preferenciales, bicisendas y circuitos especiales para bicis en los barrios con fines turísticos o culturales, además de la reducción de la velocidad a una máxima de 30 kilómetros por hora en múltiples calles de la ciudad. La red se desarrolla en las zonas de tránsito más denso. Incluye también “unidades de servicios” en estaciones del ferrocarril (Constitución, Retiro, Once, Federico Lacroze, Palermo, Chacarita, Caballito y Ministro Carranza), espacios verdes (Reserva Ecológica, Parque 3 de Febrero y Parque Saavedra) y sedes universitarias (Ciudad Universitaria y Plaza Houssay). “Las unidades de servicios son áreas con equipamiento específico para el estacionamiento y atención a ciclistas y a sus rodados, con baños, vestuarios, servicios de reparación”, detalló Ludueña en diálogo con Página/12. A su vez, incluye estacionamientos en lugares de trasbordo como estaciones de ferrocarril, esquinas neurálgicas donde se concentran colectivos y subtes; universidades públicas, espacios verdes, centros comerciales y culturales, oficinas de la administración pública.
“La bici no es la solución para los problemas de transporte de la ciudad. Sin embargo, promover su uso puede ser una gran parte de la solución. Su utilización ayudará a disminuir la congestión vehicular y mejorará las condiciones ambientales”, destacó Ludueña.

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