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Sociedad|Domingo, 26 de diciembre de 2004
HOMICIDIO POR EFECTO DE UNA PRESUNTA PICADA EN HAEDO

Atropelló y quiso quemar el auto

Una joven de 21 años murió al ser atropellada y una amiga suya debió ser operada. El impacto fue tan violento que las mujeres fueron arrastradas 60 metros y el teléfono celular de una de ellas quedó dentro del auto, que el conductor luego quiso quemar para borrar evidencias.

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Los bomberos de Ramos Mejía comunicaron que un auto se estaba quemando en una cochera.
Las chicas regresaban a sus hogares después de haber asistido a uno de los habituales bailes que se hacen en la madrugada del día de Navidad. El grupo estaba formado por cuatro amigas, dos de las cuales se quedaron comprando en un kiosco, mientras las otras cruzaron la calle justo en la esquina de Defensa y Güemes, en la localidad de Haedo, frente al Show Center. A ellas dos las atropelló un automovilista que, al parecer, participaba de una picada. Gloria Stefanía Domínguez, de 21 años, murió en el acto, mientras que Natalia Becerra sufrió heridas de gravedad y tuvo que ser operada. El conductor del vehículo, Cristian Aldao, de 28 años, fue detenido horas después en su domicilio de Ramos Mejía. Lo descubrieron porque intentó quemar el auto para borrar las evidencias. Las víctimas fueron arrastradas 60 metros y el teléfono celular de una de las chicas fue hallado dentro del auto. Esto confirmaría la violencia del impacto y la alta velocidad a la que iba el rodado. Aldao está acusado de “homicidio simple con dolo eventual”, un delito penado con 8 a 25 años de cárcel.
La policía, a través de testigos del hecho ocurrido a las 8 de ayer, determinó que eran tres los vehículos que participaban de la picada, entre ellos el Fiat Uno de color gris oscuro conducido por Aldao, quien vive en el segundo piso, departamento “E”, del edificio de Espora 355, en Ramos Mejía. La clave para llegar al imputado fue la actitud asumida por el fiscal José de los Santos, quien apenas supo la novedad pidió a la policía y a los bomberos que averiguaran si algún coche se había incendiado en la zona. Los bomberos de Ramos Mejía fueron los que comunicaron al magistrado que un auto Fiat Uno se estaba quemando en una cochera de Necochea al 200. Como el auto se correspondía con la descripción que hicieron los testigos del accidente, los investigadores, con el comisario Héctor Eduardo Angoti a la cabeza, se dirigieron a la casa de Espora 355, donde vivía Aldao. El comisario Angoti dijo que se hará pericias para confirmar si el auto fue incendiado en forma intencional. El accidente ocurrió a las 8 de la mañana, frente al Show Center de Haedo. La joven Domínguez murió en el acto, mientras que Becerra fue internada y operada en el Hospital de Haedo. El conductor del auto que las atropelló, igual que los otros dos participantes de la picada, escaparon sin dar asistencia a las víctimas.
En el Fiat Uno secuestrado se halló restos de sangre que ahora serán analizados para saber si el ADN corresponde a las víctimas. Hasta anoche, el fiscal De los Santos no le había tomado declaración indagatoria al imputado, mientras se realizaba diligencias para establecer el paradero de las otras personas que participaron en la picada. Un oficial de policía que cumple funciones en la zona de Haedo fue quien alertó que en las calles de esa localidad los jóvenes suelen correr picadas y ese dato sirvió para orientar la pesquisa.
La policía pudo establecer que las dos chicas fueron arrastradas 60 metros por el coche que las atropelló. Dentro del auto apareció el celular de una de las víctimas, según confirmó el comisario Angoti. Gloria Stefanía Domínguez había abandonado sus estudios para el profesorado de matemáticas porque no tenía trabajo. Un primo de la chica, Juan Manuel Páez, contó que Fani, como le decían a Stefanía, estaba a punto de conseguir empleo y estaba “muy contenta porque pensaba que podía volver a estudiar”. A ella “le gustaba mucho el baile y también era fanática del cantante Luciano Pereyra”.
Al momento de ser atropellada, la chica volvía a su domicilio de Cabo Morando 1616, de El Palomar. Junto con sus tres amigas había ido a bailar en la madrugada del día de Navidad. El detenido fue acusado de un delito por el cual puede caberle una pena de 8 a 25 años de cárcel. Fue acusado de “homicidio simple con dolo eventual”, figura que se aplica a los que cometen un hecho que, aunque no sea premeditado, obedece a una acción que los responsables saben previamente que puede causar un perjuicio grave a una tercera persona. “El acusado hizo algo indebido como correr picadas, a pesar de que sabía que realizando esa acción podía poner en peligro, como ocurrió, la vida de un tercero”, explicó una fuente judicial. Sebastián Cabello, un joven que en agosto de 1999 mató a Celia Carman y a su hija Vanina, mientras corría una picada, fue condenado a 12 años de prisión.
“Que le saquen el registro, que quede adentro y que pague por lo que hizo”, declaró ayer María Cristina Lima, tía de la joven fallecida. “Alguien que abandona a una persona, no es persona”, dijo la mujer, aludiendo a la actitud del imputado de no asistir a las víctimas. Lima ratificó que en la zona se corren picadas: “En el silencio de la noche se escuchan los ruidos de los motores”, explicó. “Tiene que haber controles, porque la policía no los hace”, cuestionó. Gloria Stefanía Domínguez era la menor de cuatro hermanas y vivía con una de ellas y su sobrino.

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