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Sociedad|Martes, 30 de abril de 2002
LA CORTE EUROPEA RECHAZO EL PEDIDO DE EUTANASIA

Diane perdió otra batalla

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Diane Pretty con su marido, quien iba a ayudarla a morir.
La Corte Europea de Derechos Humanos rechazó ayer un pedido de una mujer británica, que está parapléjica y padece una enfermedad neurodegenerativa incurable, a suicidarse con la asistencia de su marido. “La ley me despojó de todos mis derechos”, balbuceó Diane Pretty a través de un sintetizador acoplado a su silla de ruedas, tras conocer el fallo, el primero del máximo tribunal en relación a la eutanasia activa.
Con el voto unánime de sus siete jueces, la Corte dictaminó que la voluntad de Diane es contraria a la ley británica de suicidio de 1961 y consideró que permitir una “excepción” aumentaría de manera significativa el riesgo de que se cometan abusos. El tribunal señaló que el derecho fundamental a la vida no incluye el derecho al suicidio, por lo que un Estado no sólo tiene prohibido matar a alguien, sino que tiene la obligación de proteger y mantener la vida.
Pretty es madre de dos hijos. Vive inmovilizada en una silla de rueda y considera que el tratamiento que la mantiene con vida es “inhumano y degradante”. Su estado de salud es terminal. Hace un año comenzó una batalla legal para impedir que su esposo Brian sea procesado si la ayuda a suicidarse, pero todos sus recursos fueron rechazados. La legislación británica castiga con una pena de hasta 14 años de cárcel a cualquier persona que ayude a otra a quitarse la vida.
En una conmovedora conferencia de prensa, Brian y su esposa, anunciaron que no apelarán la sentencia ante la Gran Cámara de la Corte Europea de Derechos Humanos. “Creo que al fin ella decidió que esto ya es suficiente”, aclaró Brian, y pidió a los ciudadanos británicos que firmen un petitorio en un nuevo sitio de Internet para impulsar la modificación de la ley vigente en el Reino Unido, considerada la más atrasada de Europa en esa materia.
“La ley me despojó de todos mis derechos.” Fueron las únicas palabras que Diane logró pronunciar gracias a un sintetizador acoplado a su silla de ruedas. Luego giró lentamente su cabeza hacia su marido para decirle “te amo”. “Por una parte estoy muy contento (de esta decisión) porque significa que veré a mi mujer un poco más de tiempo. Pero estoy muy triste ya que lo único que pide es poder morir cuando así lo decida. Es lo que le acaban de rechazar y no es justo”, se lamentó Brian.
“Era prácticamente imposible que el tribunal falle de otra manera”, analizó Carlos De Sola, miembro de la Comisión de Bioética del Parlamento Europeo. La eutanasia activa está prohibida en todos los países de la Unión Europea, con excepción de Holanda. Ayer, el esposo de Diane aclaró que no viajarán a ese país para lograr la muerte digna de su mujer, debido a que para la ley británica todo médico inglés que la ayude a morir podría ser también castigado penalmente.

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