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Sociedad|Sábado, 11 de mayo de 2002

La salud reproductiva quedó sin lugar en la cumbre por la niñez

La Unión Europea finalmente cedió a las presiones de Estados Unidos.La pena de muerte, el aborto y la salud reproductiva fueron excluidos al final del debate por los niños en la ONU. Protestas de las ONG.

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Chicos palestinos en una mesa de discusión: esta vez también participaron los niños del debate.
La Unión Europea finalmente cedió a las presiones de Estados Unidos. Esa fue la lectura que hacían anoche las organizaciones intermedias reunidas en la Asamblea General de la Naciones Unidas sobre la Infancia que sesionó durante tres días en Nueva York. Hasta el jueves, los países europeos se habían comprometido a ratificar en el documento final los compromisos de la Convención Internacional sobre los derechos del Niños aprobada en el ‘89 sin el acuerdo de Estados Unidos. Así, se decidían a rechazar de forma explícita la pena de muerte a los menores de edad y a incluir cuestiones como el aborto y los temas de salud reproductiva. Nada de esto sucedió. Al cierre de esta edición, el documento final no terminó de redactarse, pero la serie de acuerdos ya había terminado sin las menciones pretendidas por las organizaciones.
La evaluación más crítica apareció a la tarde por escrito, del lado de las ONG. En una declaración propia, denunciaron las presiones ejercidas por Estados Unidos en la redacción de los compromisos que deberán cumplir los países miembros en los próximos años. El resultado es “flojo y decepcionante”, dijeron en el repudio, en el que quedaron incluidas las delegaciones oficiales que representaron a cada uno de los países. Para los grupos vinculados a los temas de la infancia, en este encuentro se “ha cedido a presiones de Washington tendientes a debilitar la declaración”.
Una de las voces más duras fue la de Jo Becker, representante de Human Right Watch. Becker manifestó en nombre de la coalición de organizaciones su “profunda decepción” por el silencio sobre la Convención: “La posición de Estados Unidos –dijo– ha enfurecido a muchos, porque está obligando a desandar todo un camino ya recorrido por la ONU, en varias reuniones anteriores, en las que se han afirmado derechos de las jóvenes y de las mujeres a servicios vinculados con la salud reproductiva”.
De hecho, el tema de la Convención y ese debate es sumamente importante para quienes trabajan con los problemas de la infancia. En el `89, cuando se firmó el Pacto, Estados Unidos no lo ratificó porque no quería la exclusión de la pena de muerte. Además, la Convención es central en otro aspecto: se la toma como el primer tratado de la ONU que afirma los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales de los menores de 18 años. Y por eso no sólo choca con la pena de muerte, en plena vigencia en 23 de los Estados norteamericanos. Allí también se ratifican los derechos sobre el acceso a las políticas sobre salud reproductiva. Ni una ni otra posición fue aceptada por Norteamérica y eso lo terminaron notando todos excepto los más interesados: la directora general del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), Carol Bellamy, estaba totalmente satisfecha. “El documento contiene un compromiso y palabras muy fuertes sobre los derechos de los niños”, decía.
Para neutralizar los efectos futuros de este nuevo documento, las ONG latinoamericanas decidieron anoche integrar una red y solicitar formalmente a cada uno los estados la ratificación de la Convención del ‘89.
Mientras concluía la cumbre y seguían negociando algunos de los puntos, se fueron conociendo las metas acordadas para el 2015 que integrarán la redacción del documento final. Entre ellas, los países asumieron el compromiso de reducir la mortalidad infantil a dos tercios, la materna en un 75 por ciento y la desnutrición de los niños menores de cinco años en un 30 por ciento.
El documento final a última hora no estaba listo. Los 180 estados miembros de la ONU ya habían acordado todos modos puntos centrales para luchar contra la mortalidad infantil, el sida, la desnutrición, la pobreza y el analfabetismo. Además de jefes de 80 países –entre los que no estuvo el de Argentina–, ministros y representantes de asociaciones de derechos de la infancia, la cumbre reunió esta vez a unos 300 niños delegados que hicieron duras criticas a sus países.

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