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Sociedad|Sábado, 11 de mayo de 2002
PIDEN APRESAR A 53 MUJERES POLICIAS POR ESTAFA

El retorno del “Lolagate”

Es el caso de los implantes de siliconas y lifting facturados como operaciones comunes. Piden detener a tres médicos.

Por Carlos Rodríguez
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Las chicas policías quisieron embellecerse.
En la Policía Bonaerense, el Servicio Penitenciario provincial y en otros sectores de la administración pública, las chicas estaban “pechochas” y parecían haber rejuvenecido. A un año del comienzo de la investigación, ya acumula 65 casos comprobados el llamado Lolagate, un affaire que desnudó implantes de siliconas ocultos bajo el uniforme de las mujeres de la Bonaerense, que habían accedido a ellos facturándolos como operaciones de várices o hernias. Ahora se sabe que también hubo lifting y toques de bisturí para tener la nariz perfecta. Todo constituye una estafa contra el Instituto de Obra Médico Asistencial (IOMA), obra social que no contempla entre sus prestaciones velar por la estética de las servidoras públicas. Ayer, los fiscales del caso pidieron la detención de otras 53 pacientes, que se suman a las 12 iniciales, y de otros tres médicos que se agregan a los tres acusados al principio. El máximo imputado sigue siendo el médico policial Guillermo Luna, quien podría ser condenado a una pena de entre cinco y diez años de prisión por “asociación ilícita”.
Los fiscales Carlos Agüero y Esteban Lombardo solicitaron al juez de Garantías Néstor de Aspro la detención de otros tres médicos, Daniel Ascaini, Miguel Angel Palacios y Osvaldo Urrera, quienes asistieron, en varias operaciones, al cirujano Luna. Al mismo tiempo, los fiscales pretenden que se deje sin efecto la excarcelación concedida a Luna, al médico ayudante Pedro Pérez Bagnasco y al anestesiólogo Víctor Armesto. Una fuente de la investigación dijo a Página/12 que “la asociación ilícita no es un delito excarcelable y ese es el cargo que estamos planteando”. En la causa no hay ningún detenido.
Las 12 primeras pacientes, aunque sabían que cometían una irregularidad, fueron liberadas luego de prestar declaración y se les fijó un embargo de 500 pesos sobre sus bienes. En el caso de los tres primeros médicos, el embargo fue por un monto mayor, pero se les concedió la excarcelación. Las intervenciones quirúrgicas fueron realizadas en la clínica de Medicina Integral, en La Plata, y también en el Instituto Privado de Medicina (IPREM), de la localidad de Olmos. Hasta ahora “no se ha demostrado que las dos clínicas hayan tenido intervención en la maniobra, pero tampoco se ha establecido lo contrario, de manera que siguen siendo investigadas”, explicó a este diario la fuente judicial.
En los 65 casos comprobados tuvo participación directa el doctor Luna. Los nombres de las pacientes surgieron de un cuaderno de su propiedad que fue encontrado por los investigadores durante un allanamiento al domicilio particular del cirujano plástico policial. En las pericias realizadas por los especialistas que asisten a los fiscales “quedó confirmado, en un 70 por ciento de los casos, que las cicatrices que tenían no coincidían en absoluto con las operaciones de várices, hernias o para extraer supuestos tumores a las que decían haber sido sometidas las pacientes”. Mientras ellas hablaban de “várices, hernias, tumores, lo que surgía con claridad eran lifting, mamas, narices perfectas”.
La mayoría de las pacientes son “agentes de la Policía Bonaerense, pero también las hay del Servicio Penitenciario Bonaerense, del Poder Judicial; todos los casos son de distintos sectores de la Administración Pública provincial”. Además de estafar al IOMA, las maniobras “también afectaron a la obra social de la Administración provincial, a Femeba y a la Unión del Personal Civil de la Nación”. Estos gremios “en muchos casos pagaron por internaciones que nunca se realizaron”. Los casos comprobados ocurrieron entre los años 2000 y 2001. Los fiscales creen que si las obras sociales realizaran un muestro sobre las prestaciones realizadas en esos años surgirían “muchos casos nuevos”, señaló la fuente judicial.
La investigación comenzó hace un año, a partir de una denuncia formulada por la sargento de la Bonaerense Lilia Sicher, quien acusó por mala praxis al doctor Luna. La mujer se había operado para aumentar el diámetro de sus lolas y sufría dolores terribles. Allí se descubrió que el IOMA habíapagado la intervención, creyendo que se trataba de una operación por una hernia umbilical. Allí comenzó el destape.

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