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Sociedad|Lunes, 27 de mayo de 2002
POCAS PISTAS SOBRE EL AUTOR DEL TRIPLE CRIMEN

“Un psicópata sin rostro”

Una multitud acompañó los restos de las tres víctimas hasta el cementerio de Cipolletti. Hay dos detenidos, que no serían los autores. Los investigadores no pudieron hacer aún el identikit.

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Más de quinientas personas, familiares, y vecinos de Cipolletti, despidieron a las víctimas.
El día, fresco y lluvioso, no desentonó con el sentimiento de desolación que ayer sobrevoló el cementerio municipal de Cipolletti. Más de quinientas personas acompañaron en silencio a los familiares de las víctimas del nuevo triple crimen. No hubo gritos ni consignas. Sobró dolor e impotencia. Con un cartel colgado en el pecho, el esposo de la psicóloga Carmen Marcoveccio, una de las víctimas, exigió la renuncia del gobernador Pablo Verani. La investigación del caso parece empantanada: hay dos detenidos, pero ninguno está sospechado de ser el autor material. “Hasta el momento, los testigos no pudieron describir el rostro del criminal y por lo tanto no se pudo elaborar un identikit. Estamos ante un psicópata sin rostro”, dijo la fiscal de la causa. Los rasgos del múltiple asesino podrían empezar a delinearse hoy si, como está previsto, a la única sobreviviente de la masacre, Ketty de Bilbao, le retiran el respirador artificial y la mujer puede contar lo que vivió.
“Para mí, como para muchos, esto es inexplicable, obra de un loco o un maníaco”, comentó, desconsolado, César García, padre de la bioquímica Mónica García, de 28 años, una de las víctimas. Los cuerpos de las tres mujeres fueron inhumados ayer por la mañana en nichos correlativos en el mismo pabellón en el que descansan los restos de las hermanas María Emilia y Paula González, y de su amiga Verónica Villar, las víctimas del primer triple crimen de Cipolletti, ocurrido en noviembre de 1997. En una ceremonia conjunta, primero llegó el cortejo con los cuerpos de las dos profesionales que trabajaban en el laboratorio de análisis clínicos donde el jueves alrededor de las 20.30 se produjo la tragedia. Lo escoltaban una multitud que ocupó tres cuadras. La marcha fue en silencio. No hubo funcionarios ni políticos, tal vez persuadidos por el abucheo que sufrió el viernes el intendente Julio Arriaga. “Señor gobernador: renuncie ¡ya!”, exigió el marido de la psicóloga con un cartel colgado del cuello. Cerca del mediodía fueron llevados los restos de Alejandra Carbajales, de 42, quien era paciente de la psicóloga.
Los investigadores concluyen que el asesino puede ser un psicópata, “por las características de la agresión, la compulsión, la cantidad de heridas y la forma en que las produjo”, señaló la fiscal que investiga el caso, Alejandra Berenguer. Ayer se conoció un nuevo dato de las autopsias: las víctimas tenían cinco tipos de heridas de arma blanca, lo que significa que el homicida utilizó distintos elementos punzantes o el mismo de diferente manera. No se tiene claro aún si alguna de las tres mujeres era el blanco del asesino, y si éste mató a las otras dos y dejó malherida a una cuarta para eliminar testigos. No obstante, los investigadores tienen en cuenta que el homicida se ensañó especialmente con la psicóloga: le aplicó 12 puñaladas en distintas partes del cuerpo. Otra posibilidad es que el objetivo haya sido la bioquímica, la única que recibió un balazo.
Según informó anoche a este diario una fuente de la investigación, permanecen detenidos dos hombres “por averiguación de antecedentes”, aunque ninguno sería el autor material de la masacre. Uno de ellos, Orlando “El Clavo” Sandoval, de unos 40 años, fue visto con una bicicleta similar a la usada por el asesino y se sospecha que pudo haberlo ayudado a escapar.
Ayer, Ketty de Bilbao, la única sobreviviente, pudo dar algunas características del homicida a través de señas. Confirmó que es un hombre de estatura normal y que tendría entre 19 y 21 años. La mujer, de 71 años, se encuentra internada en el hospital. El ácido acético rociado por el asesino le produjo serias afecciones respiratorias. Por su evolución favorable, hoy se le podría retirar el respirador y la mujer podría dar más detalles para identificar al homicida. La fiscal, además, está tratando de ubicar a otros testigos que podrían facilitar su búsqueda: el conductor de un Renault 12 blanco que casi lo choca cuando el hombre escapaba, y a varias personas que lo vieron caer en una esquina, a cuadra y media del lugar del múltiple crimen. También podría aportar algúndetalle la filmación de una cámara ubicada en esa esquina perteneciente al local de la empresa de energía Edersa.
Mientras tanto, la psicosis se extiende entre las profesionales de Cipolletti que atienen en consultorio privado. Aunque los investigadores lo han descartado, temen que se trate de un asesino serial y que la masacre del jueves esté relacionada con otros crímenes ocurridos en los últimos años en la ciudad. Como el de la bioquímica Ana Zerdan, asesinada a golpes en su laboratorio en setiembre de 1999, y el de la kinesióloga Diana del Frari, muerta a puñaladas en su consultorio en agosto último.

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