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Sociedad|Martes, 27 de septiembre de 2005
POLEMICA EN EL CASO DEL JOVEN MUERTO EN SAN MIGUEL

La larga agonía de Sebastián

Los familiares dicen que murió tras los golpes de una patota que integraría el hijo del intendente. Una pericia indica que fue por una úlcera. El dramático deambular por dos hospitales.

Por Carlos Rodríguez
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Familiares y amigos reclaman desde hace cuatro meses todos los lunes frente a la intendencia.
Las pericias sobre la causa de la muerte serán decisivas en la investigación del caso de Sebastián Torrás, de 27 años, quien falleció catorce días después de haber sido golpeado por un grupo de jóvenes entre los que habría estado el hijo del intendente de San Miguel, Oscar Zilocchi, cuya trayectoria política se construyó a la sombra del ex carapintada Aldo Rico. “En la pericia oficial –rechazada por la parte querellante– se reconoce que el chico sufrió un traumatismo de cráneo, que sería producto de los golpes recibidos, pero como causa de la muerte se señala la hemorragia producida por una úlcera duodenal”, informó a Página/12 una fuente judicial. El vocero precisó que la acusación, de confirmarse ese motivo de muerte, podría dividirse en “lesiones graves” contra los integrantes de la patota que lo golpeó y en “mala praxis” seguida de muerte contra los médicos que lo asistieron. Una amiga de Torrás, en diálogo con este diario, detalló la larga y penosa agonía de la víctima. El relato fortalece la hipótesis de mala atención médica en los hospitales Larcade, de San Miguel, y Ramón Carrillo, de Los Polvorines.
La pericia oficial, firmada por Roberto García, será rebatida esta semana por el forense Raúl Nandín, quien representa a la familia de la víctima. “Yo firmé el informe oficial en disidencia, porque en la autopsia no se hicieron los cortes necesarios como para establecer la gravedad de la lesión cerebral sufrida”, explicó Nandín a Página/12. “Se dice que la causa de la muerte fue la hemorragia producida por la úlcera duodenal, pero el joven no tenía antecedentes que indicaran la existencia previa de esa úlcera”, insistió el perito. Nandín, quien tiene que presentar su informe el viernes, admitió que durante la internación al joven le dieron “medicamento contraindicado para alguien que tiene una úlcera”, aunque insistió en que “no está probado que haya tenido ese problema estomacal antes de sufrir la agresión”. A Torrás lo golpearon a las 6 de la mañana del 19 de junio y falleció el domingo 3 de julio.
Sobre la posible participación, en la agresión, de Nicolás Zilocchi, el hijo del intendente de San Miguel, la fuente judicial sostuvo que “todavía no está clara su intervención activa en el hecho, aunque algunos testigos dicen que habría formado parte del grupo” que golpeó a la víctima. Clara, la madre de Sebastián Torrás, aseguró en cambio que el propio jefe comunal admitió ante ella que Nicolás Zilocchi “había estado en la pelea”. Romina, amiga de Sebastián, insistió ante este diario en la participación del hijo del intendente, pero a la vez hizo un crudo detalle sobre lo que el joven tuvo que vivir durante su internación sucesiva en los hospitales Larcade, de San Miguel, y Ramón Carrillo, de Los Polvorines.
En el Larcade, Sebastián fue atendido el mismo día de la pelea, pero en esa ocasión –a pesar de los golpes que había recibido en la cabeza– “no le hicieron tomografías ni ningún estudio específico para determinar su estado”, afirmó Romina. Ese dato fue ratificado luego por el vocero judicial de la fiscalía de San Martín a cargo de la doctora Karina Carbonella. El joven se retiró a su domicilio, pero al día siguiente fue internado, porque comenzó a sufrir mareos y vómitos. En el Larcade estuvo dos días y luego fue trasladado al Ramón Carrillo, donde lo atendieron hasta el viernes 24 de junio “cuando le dieron un alta domiciliaria”, comentó Romina. Esto significó que “volviera a su casa, con la promesa de que una ambulancia, con médico y enfermero, lo visitaría a diario para seguir la evolución de su estado”.
El mismo viernes, por la noche, “la mamá decidió llevarlo de nuevo al hospital porque él estaba muy mal”. De nuevo en el Carrillo, “primero lo llevan a una sala, pero luego lo sacan al pasillo, junto con dos personas, entre ellos un preso que estaba esposado”. En esas circunstancias “Sebastián presenció la muerte de una persona y entró en estado de shock”. Romina, que escuchó esta parte del relato de boca de Sebastián, contó que al joven “lo tenían en una camilla y decidió fugarse del hospital; se fue descalzo, sin ropas, tapado con la cobija que tenía en la camilla”. El joven, según está asentado en el expediente, salió del hospital el sábado 25 en esas condiciones, por la única puerta habilitada, custodiada por dos guardias.
“Cuando salió paró un remise y el chofer no lo quería llevar porque se dio cuenta que se estaba fugando. El remisero se bajó del auto y le dijo lo que pasaba a los guardias, quienes lo tranquilizaron y le dijeron que no había problemas, que le habían dado el alta”. Sebastián volvió a su casa y permaneció allí hasta el lunes 27, cuando “lo internaron de nuevo porque estaba muy mal; había perdido el control de esfínteres, tenía una hemorragia interna que le hizo perder mucha sangre y sufrió un desmayo”.
En el hospital la hemorragia continuó hasta que “los médicos le descubren la úlcera y ahora dicen que era previa a la pelea, aunque él nunca se había quejado de ningún problema estomacal”. En el hospital le hicieron una operación de urgencia para detener la hemorragia. Luego de la operación “sufrió uno o dos paros cardíacos (los médicos dieron dos versiones distintas) y luego entró en coma farmacológico”. La muerte de Sebastián se produjo el domingo 3 de julio y ahora la Justicia intenta determinar quiénes fueron los responsables.

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