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Sociedad|Martes, 15 de noviembre de 2005

La brecha digital entre ricos y pobres, en la cumbre de Internet

Los negociadores debatirán cómo financiar el acceso de los países pobres a la tecnología. Debate sobre si Estados Unidos continúa con el control de la red o si se hace cargo un organismo multilateral, como proponen China, Brasil e India.

Por Laia Reventós*
Desde Barcelona
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Estados Unidos ya ha anunciado que no piensa renunciar a la tutela que ejerce sobre los dominios.
La diplomacia trabaja frenéticamente para llegar con acuerdos pactados a la segunda Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información, convocada por la ONU, que se llevará a cabo esta semana en Túnez. En la primera cumbre, celebrada en Ginebra en 2003, se proclamaron una declaración de principios y un plan de acción para combatir la llamada brecha digital (las diferencias entre los que tienen y los que no tienen oportunidades de acceder a la tecnología). Por ahora, están aplazadas las decisiones sobre quién debe controlar Internet –hoy, el sistema de dominios está bajo la tutoría de Estados Unidos– y sobre cómo pagar la factura del plan de acción, cuyos objetivos deben cumplirse en 2015.
El plan de acción aprobado en Ginebra enumeraba las líneas concretas para reducir la brecha digital y conseguir que “más de la mitad de la población mundial tenga acceso a las tecnologías de la información” en 2015. Su aplicación está en curso y cada país establece sus propias ciberestrategias. En Túnez se proporcionarán directrices más detalladas sobre las actividades que habrá que llevar a cabo hasta esa fecha.
En Ginebra también se supo que para conectar todas las aldeas a Internet había que conseguir 5300 millones de euros, aunque los países participantes fueron incapaces de acordar cómo y quién pagaba la factura. Mientras los países pobres, con Senegal a la cabeza, pedían crear un Fondo de Solidaridad Digital (FSD), los países ricos apostaban por acudir a los fondos multilaterales ya existentes. En la clausura de esa primera cumbre, las ciudades de Ginebra (Suiza) y Lyon (Francia) se unieron a Senegal para crear el FSD privado en Ginebra, que reserva el 60 por ciento de sus recursos para proyectos destinados a los países subdesarrollados, el 30 por ciento a los países en desarrollo y el 10 por ciento restante a los países desarrollados.
En febrero pasado, durante la segunda ronda de reuniones preparatorias de la Cumbre de Túnez, los representantes acogieron “complacidos” esta iniciativa voluntaria, “un mecanismo financiero innovador y de naturaleza voluntaria que tiene por objeto transformar la brecha en oportunidades digitales para el mundo en desarrollo”. Los negociadores de Túnez discuten ahora si hay que crear este fondo a nivel mundial e intergubernamental u otros mecanismos de financiación.
Si no hay cambios de última hora, la batalla por el control de Internet no se resolverá en Túnez. Países como China, Brasil o India consideran que al ser una herramienta global, ningún país debería controlarla y proponen crear un foro multilateral donde se tomen las decisiones sobre las políticas de Internet. Este foro sustituiría a Icann, el organismo que gestiona el sistema de dominios, la infraestructura básica de la Red. Estados Unidos ya ha anunciado que no piensa renunciar a la tutela que ejerce sobre Icann, ligado al departamento de comercio norteamericano y sometido a las leyes californianas. Y la Unión Europea, que hasta ahora no ponía objeciones al control estadounidense, propone ahora un punto intermedio entre multilateralismo y unilateralismo: implicar gradualmente a organismos públicos y privados pero sin reemplazar los mecanismos e instituciones existentes.
Kofi Annan, secretario general de la ONU, rechaza la idea de que Naciones Unidas quiera adueñarse de la Red. Su objetivo es “promover el diálogo y el consenso entre los gobiernos para que todos los pueblos puedan beneficiarse de sus ventajas, promoviendo una sociedad de la información abierta y sin exclusiones”.
Entre las propuestas, la Unión Europea, recoge las demandas de la sociedad civil sobre la necesidad de incorporar la tecnología a las políticas de cooperación internacional. Se trata de que el dinero que se destine a la cooperación también incluya ayudas tecnológicas. España, por su parte, pretende que se proclame el Día Mundial de Internet, una fecha anual que permitiría seguir los avances marcados por la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información, además de sensibilizar sobre la importancia de las herramientas digitales en la lucha contra la pobreza y el subdesarrollo.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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