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Sociedad|Jueves, 5 de enero de 2006

Lo que parecía un milagro en la mina fue una horrorosa tragedia

Una explosión atrapó a 13 mineros en Virginia occidental, EE.UU. Festejaron porque 12 habían sobrevivido, pero todos estaban muertos.

Por Sandro Pozzi *
Desde Nueva York
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Los familiares dan gracias y festejan por la noticia que no fue.

Fred Ware sabía que moriría trabajando en la mina. Era uno de los 13 mineros atrapados desde el lunes en Tallmansville (Virginia occidental). Sus familiares esperaban un milagro que nunca llegó. Tan sólo hubo un superviviente, Randal McCloy, de 27 años de edad, de los más jóvenes del grupo, que ayer se encontraba internado en estado crítico y sedado. Pero el drama que se vivió la madrugada del martes en la localidad minera fue aún mayor porque las familias de los fallecidos fueron informadas, por un malentendido, de que eran 12 los sobrevivientes.

Hay mucha preguntas en el aire sobre lo sucedido en el condado de Buckhanoon. El primer cuerpo sin vida del grupo se localizó cuando entraba la noche, a unos metros del lugar donde se produjo el derrumbe de una pared de la mina 42 horas antes. Los directivos de la compañía Internacional Coal pensaron que los otros 12 mineros se habían trasladado a otras zonas de la mina para refugiarse y esperar el rescate. Pero los altos niveles de monóxido de carbono, tres veces por encima de la marca letal, hacían presagiar el peor de los desenlaces. “Necesitamos un milagro”, dijo el martes Ben Hatfield, consejero delegado de la minera. Y el milagro llegó a media noche cuando comenzó a circular la noticia entre los familiares en vela de que los otros 11 mineros estaban vivos. La noticia corrió como la pólvora. El gobernador del estado, Joe Manchin, fue el encargado de transmitir la buena nueva y comenzaron las celebraciones en Tallmansville, con las campanas de la iglesia sonando en señal de júbilo.

El aparente feliz desenlace llegó cuando los diarios estaban cerrando sus ediciones. Pero sus eufóricos titulares de portada se desvanecieron tres horas después, a las 2.45 de la madrugada, cuando la compañía rectificó y confirmó que el único fallecido era, en realidad, el único superviviente, Randal McCloy. “Es horrible, es increíble. Nunca viví algo parecido”, decía Lynnette Ruby ante la confusión reinante, mientras desde fuera de la iglesia se escuchaban los gritos de rabia de los familiares.

John Casto, hermano de unos de los mineros fallecidos, dijo que no entendía lo que estaba pasando y se mostró enfadado con el gobernador. “Alguien entró en la iglesia y nos dijo que 12 personas estaban a salvo. No sé quién es, pero él es el responsable de esta confusión”, remarcó. Hatfield dejó claro que nunca transmitió esa noticia a los familiares y explicó que todo se debió a un error de interpretación de la información que circuló a través de los teléfonos móviles entre el equipo de rescate y la unidad central.

“Aquí se los digo. Estoy planteándome demandar a la compañía minera”, decía una de la familiares, que no podía contener la rabia por lo sucedido mientras desde su espalda su hija recordaba las 273 violaciones de las normas de seguridad detectadas durante los últimos dos años por las autoridades en la mina. Los familiares se sienten engañados por los ejecutivos de la compañía.

Los cuerpos sin vida de los trabajadores salieron de la mina a media mañana de ayer, mientras los familiares intentaban asimilar lo sucedido durante las últimas horas. Los miembros del equipo de rescate explican que se encontraban juntos, detrás de una especie de cortina de tela que ellos mismos instalaron para protegerse del monóxido de carbono. El presidente de EE.UU., George Bush, transmitió ayer desde el Pentágono sus condolencias a los familiares de las 12 víctimas y agradeció la labor del equipo de rescate. Es lo que mandan las normas de seguridad.

El accidente en el condado de Buckhanoon es el mayor desastre minero en cuatro años en EE.UU. McCloy será el único que podrá esclarecer lo sucedido en la mina. Pero de momento permanece sedado en la unidad de cuidados intensivos del Hospital de Morgantown, porque sufre de deshidratación y problemas respiratorios provocados por la crisis. “Responde a los estímulos”, dijo el doctor Lawrence Roberts, que destacaba que la evolución del joven está siendo muy positiva.

Los títulos de la compañía minera cayeron un 2,3 por ciento en la jornada de ayer en Wall Street. “Vamos a aprender del accidente”, expresó Ben Hatfield. El grupo minero cuenta en la actualidad con una docena de centros de extracción en el país. Una investigación debe determinar ahora la causa de este accidente, que en principio se debió a una explosión provocada la mañana del lunes por la acumulación de gas metano mientras la mina permaneció cerrada durante las vacaciones de Navidad.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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