Dos cuadros del irlandés Francis Bacon fueron rematados en Londres por un valor total de 18 millones de dólares. Se trata de un retrato del papa Inocencio X, titulado Estudio del retrato del Papa Inocencio X por Velázquez, de 1959, pintor con el que Bacon estaba obsesionado. La otra obra es un autorretrato, de 1969. Ambas pinturas alcanzaron la sorprendente cifra de 9 millones de dólares cada una. En el autorretrato, Bacon se pintó deformado y con una mirada que expresa una profunda tristeza. La obra pertenecía a la colección de Valery Beston, quien brindó su apoyo al pintor hasta su muerte en Madrid, en 1992.
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