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Sociedad|Sábado, 18 de marzo de 2006
DENUNCIA DEL JUEZ A LOS FISCALES DEL BANCO RIO

Una guerra que sube de voltaje

Por Raúl Kollmann

La guerra entre el juez del caso Banco Río, Rafael Sal Lari, y los fiscales que investigan el robo trepó ayer a un nuevo pico cuando el magistrado presentó una denuncia contra los fiscales por un delito que todavía no está precisado pero que podría ser abuso de poder o incumplimiento de los deberes de funcionario público. El motivo de la nueva polémica es que los fiscales, cuando detuvieron al supuesto chofer de la banda, El Gordo Julián, secuestraron la flamante camioneta Ecosport en la que éste transitaba. La idea de los fiscales era hacer pericias, buscar huellas digitales o pelos en el vehículo, pero el juez sostiene en su denuncia que el secuestro de la camioneta no contaba con su autorización.

El vehículo en cuestión no es la camioneta quemada que apareció en Alejandro Korn y que fue la que aparentemente se usó en el robo. Ese vehículo era de marca Volkswagen. De acuerdo con un testimonio, quien la manejaba era Julián Sallo Echavarría, “El Gordo Julián”, detenido la semana pasada.

La disputa entre el juez y los fiscales viene por la Ecosport que manejaba el Gordo Julián en el momento en que fue detenido, en Alejandro Korn, zona que corresponde al distrito judicial La Plata. Por eso el juez denunció a los fiscales ante un fiscal platense, Marcelo Romero. En diálogo con Página/12, Romero adelantó que resolverá la cuestión el lunes, ya que “se trata de una causa de máxima importancia en la que las cosas deben resolverse con toda la rapidez posible”. Romero, un par de los fiscales de San Isidro denunciados –Duilio Cámpora, Fabián Brahím y Eduardo Vaiani– debe decidir si existe o no delito.

Así, Sal Lari dobló la apuesta en su batalla con los fiscales. Hace tres semanas se produjo un verdadero escándalo a raíz de su negativa a conceder la orden de detención de Gastón De la Torre, hijo de Alberto De la Torre, uno de los principales detenidos hasta ahora. Sal Lari restó importancia al hecho de que en la casa de Gastón se hayan encontrado casi 800.000 dólares y joyas porque su encuadre es que el hijo le guardó el botín al padre y como no existe el encubrimiento de un hijo a un padre, consideró que hay no hay delito probado. Los fiscales y los hombres de León Arslanian pusieron el grito en el cielo.

Como se vio ayer, la batalla no llegó a su fin. Los fiscales argumentaron que no se violó ninguna garantía secuestrando la Ecosport y que, por el contrario, podían encontrarse en el vehículo huellas y pelos de algún otro integrante de la banda, lo que serviría como prueba. Debe recordarse que cuando los ladrones se movían en el túnel, se golpeaban o raspaban la cabeza, lo que derivó en la caída y posterior hallazgo de pelos en gran parte del recorrido. Si, por ejemplo, en la Ecosport se encontraban pelos coincidentes con los del túnel, se hubiera agregado una prueba más contra el Gordo Julián y tal vez contra otros detenidos o prófugos.

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