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Este año habrá más vacunas que nunca, gratuitas, para los grupos de riesgo, contra la gripe estacional: el Ministerio de Salud compró un millón de dosis, 120 por ciento más que el año pasado, como lo están haciendo todos los países que siguen las directivas de la OMS. La entidad sanitaria internacional dispuso atender especialmente la vacunación de los grupos de riesgo –como parte del amplio conjunto de medidas vinculadas con el riesgo de pandemia, en caso de que el virus de la gripe aviar registre una mutación–. El principal de los grupos de riesgo es el de las personas de 65 o más años, y el riesgo consiste en padecer complicaciones, como la neumonía, que pueden ser mortales.
“Se espera vacunar a muchas más personas que el año pasado”, anunció Ginés González García, ministro de Salud de la Nación. Las vacunas adquiridas están destinadas “a quienes no cuentan con ningún tipo de cobertura médica u obra social” y se aplicarán gratuitamente, para quienes forman parte de los grupos de riesgo, en todos los centros de atención primaria (CAPs), hospitales y vacunatorios públicos del país.
La vacuna antigripal debe aplicarse en otoño, antes de la aparición de los primeros fríos. Los grupos de riesgo son: “Personas mayores de 65 años; adultos y niños con enfermedades crónicas (cardíacas o pulmonares); adultos y niños con enfermedades metabólicas (como la diabetes), insuficiencia renal, hemoglobinopatías e inmunosuprimidos (como las personas con VIH o con trasplantes de órganos)”, precisó el Ministerio de Salud.
Según los registros oficiales, “más del 90 por ciento de las muertes por influenza y neumonía se produce en personas que forman parte de esos grupos de riesgo”. Este año también se dispuso la vacunación de todo el personal de salud.
Hugo Fernández, director de epidemiología del Ministerio de Salud de la Nación, explicó que la recomendación de la OMS “obedece a dos razones. Por una parte, en la medida en que un país incrementa su capacidad para vacunar contra la gripe estacional se prepara para lograr una rápida vacunación en caso de que se produzca una pandemia. La segunda razón es que una de las posibilidades de que el virus de la gripe aviaria sufra una mutación que le permita trasmitirse entre seres humanos (actualmente sólo se trasmite por contacto directo con aves infectadas) consiste en que su material genético se combine con el del virus de la gripe estacionaria por encontrarse ambos en una misma persona”.
El grupo de riesgo más extenso es el de los de 65 o más años: Horacio López –director de la carrera de especialista en Infectología en la UBA– aclaró que “los mayores de 64 deben vacunarse, no tanto para que no tengan gripe, sino para que no mueran por complicaciones como la neumonía. En rigor, la eficacia de la vacuna para prevenir la gripe en ancianos es de aproximadamente el 50 por ciento; pero, a aquellos que de todos modos enferman de gripe, estar vacunados les sirve para no sufrir enfermedades más graves, que en este grupo causan muchas muertes”.
Según datos del Ministerio de Salud, “las enfermedades respiratorias, en particular la neumonía, han sido la tercera causa de mortalidad de la población general en la Argentina, después de las enfermedades cardiovasculares y los tumores”. El número de muertes por neumonía e influenza llegó a 15.020 según los últimos datos, correspondientes a 2004.
Fernández recordó también “la importancia de cumplir medidas elementales, que a menudo se descuidan, para disminuir el contagio de la gripe o el resfrío: al toser o estornudar, taparse la boca o la nariz con la mano o un pañuelo; lavarse las manos con frecuencia y lavar o limpiar los utensilios empleados por personas con gripe o resfrío, ya que las manos, luego de haber estado en contacto con la cara, los contaminan”.
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