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Sociedad|Jueves, 20 de julio de 2006

Adictos al juego, pero autoexcluidos del casino

Un registro permite a los ludópatas anotarse para tener entrada prohibida a las salas de juego.

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Los adictos al juego pueden inscribirse voluntariamente en la provincia de Buenos Aires.

“No ingresaré a ninguna sala de juego de la provincia.” Esta frase no corresponde al decimoprimer mandamiento. Es lo que reza el encabezado del formulario de Autoexclusión de Salas de Juego de Azar que podrán firmar voluntariamente los adictos lúdicos para que en el plazo de dos años no les permitan entrar a casinos, hipódromos, bingos y agencias de juego de la provincia de Buenos Aires. A través de este programa, los encargados de las salas bonaerenses tienen la autorización de los propios jugadores sin autocontrol, una vez firmada el acta, para rechazarlos como clientes y no dejarlos pasar.

A través de la resolución 417 del Instituto Provincial de Lotería y Casinos, los jugadores compulsivos podrán decidir, durante los momentos que contengan la adicción, si quieren o no completar y firmar el formulario que les “prohibirá” despuntar el vicio, que más que vicio es una enfermedad. Las mismas salas de juego serán las encargadas de facilitar los formularios de solicitud para la autoexclusión, en la puerta de entrada, si es que el adicto lo solicita.

El acto de autoprohibición se hará frente a dos personas, quienes serán testigos de la promesa. La planilla deberá estar acompañada por dos fotos carnet actualizadas del adicto y por una copia del DNI. Luego, el formulario se repartirá a todas las unidades de juego de la provincia, y los encargados o empleados de las salas podrán no dejarlos entrar, por al menos 24 meses. Si se cumple el plazo y el adicto quiere continuar con la medida, puede volver a completar el formulario y renovar la autoexclusión. “No ingresaré a ninguna sala de juego de la provincia de Buenos Aires, durante el plazo de duración del presente, que se fija en 2 años desde su suscripción. Solicito me sea rechazada la entrada a todas las salas de juego y se me prohíba, en la medida de lo posible, el ingreso y permanencia en las mismas”, indica el formulario.

Desde el Instituto de Loterías y Casinos señalaron que “lo ideal es que el adicto se atienda y no que se excluya”. “Esto funciona junto con los programas de prevención. Si se firma el acta y no se hace nada más, es muy difícil que se pueda parar al jugador compulsivo. Si se pone violento o quiere entrar como sea, no se puede hacer nada.”

Para Emilio, un adicto al juego en recuperación, este programa de autoexclusión, que se aplica desde septiembre del año pasado, “funciona más que nada como una barrera psicológica para el jugador”. “No tiene el control que debería. Yo lo firmé y no entré por ocho meses, pero no por algún tipo de control por parte de los encargados del salón, sino por mí. Después fui y pasé como si nada. Me inscribí porque me había quedado sin plata, y en un acto para tratar de zafar de la adicción fui y lo firmé”, recordó.

La adicción al juego comenzó a ser atendida por el gobierno provincial cuando habilitó los Centros de Asistencia al Jugador Compulsivo, y la línea 0800-444-4000, para atender todas las consultas de ludópatas, familiares y amigos de adictos. Estos centros de atención gratuita funcionan en las ciudades de Vicente López, Mar del Plata, La Plata y Tandil.

Por su parte, el director del Programa de Prevención y Atención al Jugador Compulsivo del Instituto bonaerense, José Contartese, reveló que “los juegos que generan más adicción son las ruletas electrónicas, con el 8 por ciento de adictos, la quiniela con el 5 por ciento, y el hipódromo con el 2”.

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