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Sociedad|Lunes, 11 de septiembre de 2006

Cómo ser niño y transitar la red sin arriesgarse a los ciberacosos

Parry Aftab dirige la mayor red mundial de protección de la infancia, Wiredsafety, de los acosos en Internet. La experta recomienda reducir el tiempo de conexión de los jóvenes.

Por Joan Carles Ambrojo *
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“Si les limitan el tiempo de navegación –dice Aftab–, los obligan a usar ese tiempo de la mejor manera.”

La pederastia no es el riesgo más frecuente para los niños en Internet. Es el cyberbulling (acoso a través de la red), según Parry Aftab, abogada especializada en la protección de la infancia en el ciberespacio. Aftab dirige la mayor red mundial de protección de la infancia en Internet, Wiredsafety, y los voluntarios juveniles Teenangels.org. Ha publicado en España Internet con los menores riesgos, una guía práctica para los padres, con la colaboración de la Fundación Edex y la Fundación Catalana del l’Esplai. La red mundial Wiredsafety.org ha alcanzado los 11 mil voluntarios de 76 países, que asesoran y ayudan por Internet.

Aftab considera que los padres pueden hacer mucho por sus hijos con la educación: es una buena herramienta para aprender a defenderse de los peligros en Internet, pero también aprenden a visitar los sitios positivos (educación, juegos, información) y vetar los peligrosos. “En Internet, todos los niños son iguales –dice Aftab–. No hay color de piel, no existen acentos, las chicas gordas son bonitas y los niños pequeños son grandes. Los niños pueden convertirse en lo que quieran, y también hay pederastas, pornografía infantil, robos de identidad, acoso...”

Los padres no necesitan conocer todos los riesgos de la pederastia, puntualiza la abogada, “pero sí enseñar a sus hijos a que no contacten con extraños: alguien que dice que es un niño de 14 años podría no serlo ni tener 14 años, y podría intentar encontrarse físicamente con esa persona”.

¿Cómo explicar todo eso a los padres? “Lo he hecho fácil: Internet en tres pasos. Primero tienen que hacer un inventario, deben saber qué tecnología tienen en casa y cómo se usa. ¿Usan antivirus? ¿Se actualiza diariamente? No se deben convertir en expertos en tecnologías, pero sí conocer los riesgos a los que se enfrentan.”

“Los padres están preocupados por evitar que sus hijos vean ciertas cosas en la televisión, pero yo nunca, nunca, dejaría que un niño hablara por teléfono durante dos horas con un extraño.” Aftab recomienda a los padres seguir lo que les decía su abuela: “Cuando salgas de la escuela, ven a casa directamente”.

Los niños se meterán en líos si pasan excesivas horas conectados a Internet sin supervisión: “Si les limitas el tiempo de navegación, les obligas a escoger y a usar ese tiempo de la mejor manera. ¿Necesitan usar Internet durante 45 minutos para los deberes? Les dices que podrán tener 30 minutos. No se meterán en problemas, porque tienen que encontrarse con amigos, jugar, comprar o descargar música. Escogerán lo que consideran importante y no será el ciberacoso, ni hablar con extraños”.

El riesgo de encontrar un depredador sexual es poco probable. “En Estados Unidos hay 60 millones de niños conectados a Internet y en tres años cinco niños han sido asesinados y otros desaparecen sin dejar rastro; pero navegar es más seguro que jugar al béisbol.”

Lo frecuente es el ciberacoso. “Es cuando los niños utilizan la interactividad de la red para dañar a otros, avergonzarlos o atemorizarlos. En Internet puedes ser pequeño y acosar al gigante de la clase porque dominas la tecnología, hackear su ordenador, enviarle spam, robarle la contraseña y acceder a su correo, amenazarle de muerte o colgar una página con su cabeza en una foto pornográfica.”

Hay varios tipos de acosadores. “El ángel vengador, normalmente chico, es anónimo y sus víctimas son habitualmente acosadores. Deciden convertirse en los Robin Hood del ciberespacio; el hambriento de poder no es anónimo y quiere que sepas que puede hacerte daño; la chica mezquina, aunque no siempre chica, va en grupo, quiere que todo el mundo sepa quién es en la vida real y qué es capaz de hacer.”

Un problema añadido al ciberacoso es que el niño no explica lo que le sucede porque tiene miedo a la reacción de los padres. Aftab cree que lo mejor es ganarse la confianza de sus hijos: “Les deben decir que no respondan a los ataques, que no le den al acosador el poder que no tiene, y también enviar un mensaje al responsable técnico de las páginas para avisarle de los contenidos falsos para que la eliminen. Y las escuelas deberían adoptar programas educativos para que los niños sean ciberciudadanos”.

Los padres también deben estar atentos a los robos de identidad. “Los chicos se hacen hacking entre sí todo el tiempo –dice Aftab–. Se envían troyanos, virus, spam, o se hacen pasar por su hermano en la mensajería instantánea. Muchos padres comparten con sus hijos el ordenador, donde guardan los números de las cuentas bancarias o las tarjetas de crédito.”

MySpace es el sitio secreto de 92 millones de jóvenes. Es la página más visitada del mundo, una red social para el encuentro entre jóvenes. MySpace.com tiene más de 92 millones de miembros. Muchos padres no han oído siquiera hablar de ella. Los chicos chatean sobre cualquier cosa, desde la escuela hasta temas solidarios.

Las reglas son claras: para participar debes ser mayor de 14 años. El portal dispone de un algoritmo que revisa el contenido de los miembros para descubrirlo. Pero a veces los chicos tropiezan con verdaderos problemas. “Hay gente que crea páginas suplantando a otros, roban la personalidad, diciendo que son maestros en vez de pederastas”, explica Parry Aftab, que proporciona consejos en las páginas de esta red.

Aftab también alerta sobre lo que los chicos publican, porque les afectará en el futuro: “Quieren mostrarse de onda y escriben cosas como que se pasaron todo el fin de semana bebidos. Cuando soliciten la admisión en una escuela, universidad o trabajo, podrán leerlo y sabrán que bebía, o no lo querrán como canguro de su nieto de tres años”. Según la experta, nada desaparece en Internet, todo queda grabado en piedra y “te arrepentirás luego”.

* De El País, de Madrid. Especial para Página/12.

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