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Sociedad|Jueves, 5 de octubre de 2006
EL SENADO CONVIRTIO EN LEY LA EDUCACION SEXUAL EN TODO EL PAIS

Ultimo adiós de la cigüeña

El proyecto, aprobado por abrumadora mayoría, crea un programa que se aplicará en todas las escuelas, públicas y privadas, desde el nivel inicial. Los contenidos serán fijados por el Ministerio de Educación, asesorado por especialistas, entre los que se incluirán las iglesias.

Por Eduardo Tagliaferro
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De acuerdo con un estudio, los jóvenes hablan más de sexo con sus maestros que con sus padres.

De los cincuenta y cinco senadores presentes, tan sólo la puntana Liliana Negre de Alonso se pronunció en contra del proyecto de educación sexual, que el Senado convirtió en ley. Los cincuenta y cuatro restantes estuvieron a favor de la iniciativa, que crea un Programa Nacional de Educación Sexual Integral. El programa será aplicado en todos los establecimientos educativos del país, desde el nivel inicial hasta el terciario, pero su instrumentación no será inmediata: el Ministerio de Educación, organismo de aplicación, tiene cuatro años de plazo para ponerlo en marcha. La norma no habla de contenidos, que serán fijados por la cartera educativa, con el asesoramiento de especialistas de distintas áreas, incluidas las iglesias. Además, cada comunidad educativa podrá “adaptar” esos contenidos “a su realidad sociocultural, en el marco del respeto a su ideario institucional y a las convicciones de sus miembros”.

Negre de Alonso, alineada con Adolfo Rodríguez Saá, fundamentó su rechazo a la ley porque no se incluía expresamente a los padres como los sujetos que tendrán que definir las características del programa. Algo que el oficialismo refutó, al puntualizar que los padres están incluidos en la “comunidad educativa”.

Aunque el resultado de la votación mostró un claro respaldo al proyecto, el debate giró alrededor de las críticas de Negre de Alonso. “Quienes piden que se incluya expresamente a los padres en verdad no quieren que se sancione la ley”, señaló Cristina Fernández de Kirchner.

“Es un tema que no puede estar ausente en las escuelas, porque si bien hay muchos padres que hablan de él en su casa, también hay muchos que no lo hacen”, señaló a este diario el ministro de Educación, Daniel Filmus. Exultante, luego de que la Cámara alta convirtiera en ley el proyecto aprobado en Diputados el pasado 17 de agosto, Filmus recordó que la ley tendrá tres ámbitos de definición: el nacional, el provincial y las escuelas. En un plazo mínimo de 180 días, en el Consejo Federal de Educación surgirá un plan que a más tardar en cuatro años tiene que integrar a todos los ámbitos.

La escuela es donde se materializará la participación de los padres. “Los docentes tienen que capacitarse. Tenemos que contar con materiales para la formación docente”, dijo al explicar por qué la iniciativa tiene tiempos tan generosos para traducirse en hechos concretos.

La pampeana Silvia Gallego había iniciado la ronda de discursos. Como miembro informante del oficialismo, subrayó que de acuerdo con una encuesta realizada entre jóvenes de la ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense, “uno de cada dos adolescentes reconoce no haber hablado del tema con sus padres”. La senadora pampeana también destacó que el 95 por ciento de los encuestados había manifestado que esperaba recibir educación sexual en la secundaria.

“No podemos equiparar a los padres con las ONG, con los centros de estudiantes, con los ex alumnos. Cada pareja tiene el derecho natural de volcarle sus opiniones. Tenemos derechos los que pensamos distinto a que nuestros hijos se eduquen de acuerdo al ideario que nosotros tenemos”, señaló Negre de Alonso al reclamar que en el artículo 5 se incorporara a los padres como el sujeto que participa de la definición de los contenidos del programa de educación sexual.

Fue la mendocina María Cristina Perceval la que tomó el guante. Hizo referencia a un trabajo de la pedagoga mexicana Gabriela Rodríguez entre jóvenes de varias comunidades de América latina. Allí se concluye que el 65 por ciento de los jóvenes hablaba del sida con sus maestros, mientras que con los padres lo hacía un 16,5 por ciento. Sobre los embarazos no deseados, el 57 por ciento hablaba con sus maestros y un 25,6, con los padres. El trabajo concluye que en la mayoría de los hogares no se habla de sexo.

Luego de recordar que el 51 por ciento de los abusos sexuales se dan en el seno de las propias familias, Perceval destacó el rol que tiene la educación pública. “Tenemos que hablar de sexualidad en la escuela porque la escuela es un espacio de inclusión social, de inclusión en los saberes, en los conocimientos. Un espacio de libertad.”

El socialista Rubén Giustiniani reclamó “romper el círculo perverso de la pobreza”. Destacó que uno de cada seis niños, en la Argentina, nace de una madre adolescente que abandona la escuela. De esa universo, dijo, el 53 por ciento no terminó la primaria. La fuerza de los números le puso fin a un debate en el que la mayoría estaba de acuerdo. Tantos argumentos para responderle a un interlocutor que estaba ausente, y que muchas veces se escondió detrás de la Iglesia Católica.

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