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Sociedad|Miércoles, 10 de julio de 2002

La Justicia investiga el entorno y los negocios de Malprelian

En Uruguay creen que el empresario argentino asesinado y quemado allí ya estaba marcado desde Buenos Aires. Y ya investigan a los pasajeros del ferry. En la Justicia argentina crece la hipótesis de que más que un secuestro fue un crimen por encargo.

Por Alejandra Dandan
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La Justicia uruguaya ordenó el análisis de ADN sobre el cadáver encontrado en el auto quemado.
La investigación por el crimen del empresario libanés en Uruguay comenzó a encaminarse hacia este lado del Río de la Plata. La Justicia uruguaya está convencida de que a Mihram Malprelian lo siguieron desde Buenos Aires. La policía del Departamento de Canelones investiga ahora a los pasajeros del ferry de Buquebús que viajaron a Colonia el fin de semana, cuando lo hizo el empresario. Mientras tanto, en Buenos Aires, la causa comenzó a centrarse sobre el entorno más cercano del Malprelian y sobre sus negocios de importación y exportación de alfombras de lujo y obras de arte. Esto ocurre mientras en el ámbito de la justicia federal porteña continúa en pie la hipótesis del crimen por encargo.
La policía uruguaya sigue la línea del secuestro, pero considera que no fue azaroso. “Es muy difícil creer que justo lo hayan agarrado a él, que no lo hayan seguido y que no conocieran su situación económica”, le indicó a este diario el comisario Noriega, jefe de Investigaciones del Departamento de Canelones. Por los datos recogidos en Migraciones, Noriega sabe a esta altura que las entradas de Malprelian al Uruguay eran seguidas pero no diarias: “Tenían que saber cúando venía y cómo entraba: porque no venía todos los días, venía cada tanto y a veces entraba por avión y otras en barco”.
El domingo llegó en un ferry de Buquebús, al mediodía. De acuerdo con la hipótesis de Noriega, sus supuestos secuestradores habrían viajado con él o los días anteriores y podrían haber contado con apoyo en el Uruguay. Sólo así el comisario se explica que Malprelian haya sido elegido como blanco: sus secuestradores sabrían, de acuerdo a Noriega, que podían pedir diez mil dólares de rescate.
Sin embargo, esta línea de análisis deja al menos un punto sin resolver: el tema de la tarjetas de crédito. Los secuestradores se comunicaron con la familia del empresario el domingo a las siete de la tarde para pactar el rescate. Antes de pedir los dólares, exigieron las claves de la tarjeta de crédito para extraer dinero en Uruguay. Es decir, no sabían que desde diciembre la reglamentación bancaria impide ese tipo de operaciones. “Pero no todo el mundo tiene por qué saberlo –arriesgó nuevamente el comisario uruguayo–. Tal vez no creían que el empresario tenía, por ejemplo, una tarjeta de uso exclusivo en Uruguay.”
Todo esto aún está en el terreno de las especulaciones. En Buenos Aires, la División de Delitos Complejos está analizando las actividades y relaciones familiares del empresario. Los investigadores buscan indicios sobre las causas que podrían haber motivado el secuestro y los disparos de la muerte: “Si se había arreglado la entrega del dinero no se entiende por qué lo matan”, decía una calificada fuente de la División. Hasta el momento, las especulaciones son dos. La primera tiene que ver con la personalidad “violenta” del empresario: “Por sus características –explicó la fuente–, pudo haber reaccionado mal ante las amenazas y eso pudo acelerar las cosas”. En segundo término están considerando las relaciones “conflictivas, pleitos y hasta juicios con otros familiares y colegas”. Con esos antecedentes no descartan que se haya tratado de un ajuste de cuentas, y no de un secuestro express de los que se extendieron en el país en estos últimos meses.
La justicia federal porteña es la que está más convencida de esta última hipótesis. El juzgado de Rodolfo Canicoba Corral sigue el caso desde el lunes, cuando la viuda del empresario formalizó la denuncia. Desde ahí se abona como hipótesis principal el crimen por encargo. En esta línea se manifestó también el ministro del Interior del Uruguay, Guillermo Stirling: “El caso se presenta confuso”, dijo poniendo en duda el tema del secuestro express. “La idea en esos casos es pedir dinero, pero en este caso –explicó– pidieron el dinero y cuando se anunciaba que el dinero venía la respuesta fue encontrarlo muerto.”

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