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Sociedad|Sábado, 13 de julio de 2002
EL ROUND DE BERNASCONI Y COPPOLA EN PLENO JUICIO

“Rey de la noche y la droga”

Así definió al manager de Maradona el ex juez. Y lo trató de mafioso. Había pedido declarar justo antes de Coppola, para neutralizar sus dichos. Luego llegó un verdadero talk-show.

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Coppola repitió sus acusaciones contra Bernasconi, esta vez frente a frente con el ex juez.
Guillermo Coppola volvió a lanzar los oxidados dardos del escándalo sobre su archienemigo, el ex juez federal de Dolores Hernán Bernasconi. El festival de chicanas mutuas es todo un rasgo del juicio que comienza a promediar con la declaración del manager. Claro que el momento dramático volvió a ser firmado por el ex magistrado federal quien pidió hablar justo antes de que declarara el representante. En esa escena se jugó su condición de víctima de ese malo, “amigo de mafiosos italianos”, “el rey de la noche y la droga” del que intentó hacer un capo internacional.
–Me dijo que dijo que si yo le decía lo que sabía de Maradona... –no alcanzó de acusarlo Coppola cuando Bernasconi saltó.
–¡Miente! –bramó–. ¡Miente! ¡Es mentira! –le gritó como desde un viejo y añorado púlpito y golpeó la mesa con la mano como un niño sacado.
Con las melenas de sus esposas rompiendo la solemnidad de la sala los dos cincuentones se lucieron a su manera: mientras Bernasconi recordó las revistas en las que Guillermo apareció enardecido por el jolgorio, el manager mostró al ex juez saliendo de espumosas olas brasileñas.
Ayer, durante tres horas el siempre bronceado y obsesivo manager volvió a recorrer su calvario como preso famoso de un juez que buscaba a su vez más fama. De pantalón azul clásico, zapatos italianos negros, saco gris claro, camisa celeste, corbata negra con dibujos dorados, Coppola repitió la performance que tuvo en los otros dos juicios orales: en el que fue juzgado y absuelto Alberto “El Conejo” Tarantini y en el suyo propio, tras el cual también se iniciaron acciones contra el juez por ser el presunto capo de una asociación ilícita dedicada a inventarle causas a famosos.
Encontró de todas maneras un escollo hacia el final de la tarde. La defensora oficial que asiste a Bernasconi, Estela Fabiana León, de particular estilo y experiencia en los asuntos federales, lo acorraló sobreponiendo sus respuestas a las que había dado en la declaración que hizo el 26 de mayo de 1997. Y señaló dos contradicciones. La más fuerte fue que entonces Coppola dijo que cuando lo detuvieron, en octubre de 1996, lo había interrogado el secretario del juzgado federal, Roberto Schlägel, que Bernasconi entraba y salía de la sala y ayer dijo que el que conducía el interrogatorio era Bernasconi.
Pero la contradicción fue suavizada por Coppola, que se las arregló ante el tribunal para decir que en definitiva siempre el que manejó la causa y ese interrogatorio fue el juez. Lo ayudó el presidente del tribunal, que consideró inconducentes varias de las preguntas de León, visiblemente molesta por lo que consideró que es una limitación a la defensa. León presionó además en torno a los contactos políticos que Coppola reconoce haber hecho cuando supo que era investigado por el juez Bernasconi. El único que reconoció el manager ayer fue una reunión con Alberto Pierri, entonces presidente de la Cámara de Diputados de la Nación.
La pluralidad de los contactos son para la defensa de Bernasconi una prueba de que el manager en realidad no es la víctima sino el victimario de esta historia. “Por qué motivo entonces el que está sentado ahí es Bernasconi. Hay infinidad de jueces federales que hacen actuaciones y procedimientos que a Bernasconi lo dejan como a un bebé de pecho”, le dijo León a Página/12 en un cuarto intermedio. “Siempre hay que plantearse quién es el vulnerable, quién es el poderoso. Acá el poderoso es Coppola”, remarcó la abogada, una mujer delgada, de pelo caoba, flequillo, mini escocesa, y botas cortas sin talón.
Las otras mujeres que se hicieron notar fueron sin dudas las esposas. Sonia Brucki, caoba también ella, pero con mechitas de colores pastel dando marco a la cara y abrigo con cuello de piel, siempre acompañada por su suegra y por una inseparable amiga rubia. La esposa de Bernasconi, Alicia Barrios, de rubio más ceniza, como cada audiencia anotó cada frase en su libretita de periodista. Dejó la sala de periodistas cuando el clan Coppola, dispuesto a las cámaras, llenó el lugar, y subió al entrepiso donde esperaban casi todos los canales de TV, que en directo entrevistaronal testigo. Guillermo se había ido, como siempre, preparado. Escoltado por Mariano Cúneo y Alejandro Melik, mas dos de sus viejos asistentes, tenía bajo el brazo una carpeta con fotocopias láser de las revistas de famosos en las que apareció el costado más frívolo de Bernasconi. “¿Qué esto? Un juez?”, se preguntó ante los periodistas. “¡Echarry!”, bromeó, por el torso desnudo del ex juez saliendo de entre encaracoladas olas.

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