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Sociedad|Sábado, 25 de noviembre de 2006
LA NUEVA PLAZA DE MAYO, CON HISTORIA Y ACENTO MODERNO

De regreso a la Plaza Mayor

El jefe de Gobierno, Jorge Telerman, presentó los detalles del proyecto ganador del concurso para remodelar la Plaza de Mayo. El objetivo de la iniciativa es priorizar las reuniones masivas al esparcimiento. Quedará integrada la Avenida de Mayo, que será peatonal hasta Chacabuco. El paseo tendrá en un subsuelo un museo sobre la propia plaza.

Por Eduardo Videla
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¿Habrá palomas en la futura Plaza de Mayo? Es probable, aunque no lo aclara el proyecto para su remodelación, presentado ayer en público. Sí se sabe que con su nuevo diseño, la plaza podría ser un lugar más apto para las reuniones masivas que un espacio para el esparcimiento. No habrá césped ni canteros, sólo los árboles más característicos de su imagen actual (las palmeras y los plátanos), erguidos en medio de una planicie de granito gris, salpicada por centenares de placas de vidrio, opaco y resistente, que ocultan otras tantas luces embutidas bajo el suelo. Por supuesto quedarán las fuentes, la Pirámide, el Monumento a Belgrano y la ronda de pañuelos que ya forman parte de su paisaje histórico.

El anteproyecto en cuestión es el ganador en un concurso nacional convocado por el gobierno porteño y la Sociedad Central de Arquitectos. Ahora viene la etapa de elaboración del proyecto, que estará a cargo del estudio ganador, junto con representantes de tres ministerios de la ciudad. La idea del jefe de Gobierno, Jorge Telerman, es que esté terminada para el 1º de enero de 2008, aunque sus colaboradores creen que el objetivo es muy ambicioso.

La primera pregunta que surge es si se resignarán los porteños (y los argentinos) a que la Plaza cambie la fisonomía que tiene desde hace más de un siglo. “Pensamos que una plaza seca es más apta para reuniones masivas y festejos, también para sitios de gastronomía”, dice la arquitecta Silvia Colombo, integrante del equipo ganador. “La Plaza de Mayo no es una plaza de barrio. Es un escenario cívico, pero su diseño no favorece las grandes concentraciones: de hecho, hay que pisar el césped y los espacios verdes quedan destrozados cada vez que hay una gran movilización”, agrega.

El nuevo diseño muestra dos paisajes: uno, el que verá cualquier paseante, desde el nivel del piso; el otro, las vistas aéreas, donde las placas de vidrio, que de día se verán como pequeños puntos blancos, mostrarán de noche los distintos diseños que tuvo la Plaza a lo largo de la historia: desde 1802, cuando estaba cortada al medio por el edificio de la Recova, hasta el dibujo que trazó en 1894 el paisajista francés Carlos Thays. En ese concierto de luces no faltará el círculo que trazaron las Madres cada jueves desde su primera ronda, en 1977.

La reforma de la Plaza, según el proyecto, será un tránsito hacia la peatonalización de toda el área. “Por ahora, se reducen los seis carriles actuales de Rivadavia e Hipólito Yrigoyen a sólo dos, y estarán al mismo nivel que la plaza, solo separados por una hilera de bolardos (pequeños postes de cemento)”, explica Colombo. La superficie peatonal se extenderá incluso por Bolívar y Avenida de Mayo, unos doscientos metros, hasta Chacabuco.

Los arquitectos ganadores del concurso no fueron los únicos que pensaron en una plaza seca en reemplazo de la actual. De hecho, ésa fue la idea que primó en la mayoría de los 29 proyectos presentados. Lo que diferenció al triunfador fue, precisamente, su contenido histórico: no pusieron el acento en el mobiliario sino en armar una secuencia enhebrando los distintos momentos históricos de la plaza, para lo cual necesitaron hacer un importante trabajo de investigación.

Por eso, aunque nadie vio en el último siglo y medio una Plaza de Mayo demasiado distinta de la actual, el arquitecto Ignacio Montaldo –otro integrante del equipo ganador– asegura que el diseño actual respeta lo que fue la plaza en sus comienzos, “cuando era una superficie seca sin pasto, cuando era la Plaza Mayor”. Las secuencias luminosas incluyen el recuerdo del lugar donde estuvo emplazada la Recova, a partir de 1802; el diseño de Prilidiano Pueyrredón, en 1857, cuando adoptó la fisonomía de una plaza clásica, con árboles e iluminación; el trazado de 1883 realizado por el arquitecto Buschiazzo, y el de Thays, de 1894, que le otorgó la fisonomía que, con algunos cambios, se conserva hasta hoy. Las luces también recordarán el espacio que ocupaba el Cabildo original.

La investigación de los arquitectos revela algunos datos olvidados para la gran mayoría, como las últimas reformas en la Plaza que fueron hechas por el intendente de la dictadura Osvaldo Cacciatore. El brigadier “construyó bancos y lugares con desniveles como obstáculos para el desplazamiento de la gente”, relata Montaldo. Esos elementos desaparecen en el nuevo proyecto.

–¿Pensaron en la gran cantidad de gente que usa esos espacios para almorzar al mediodía? –preguntó este diario.

–Los bancos serán instalados debajo de los árboles, estarán ubicados sobre todo hacia el sector sur. Y también habrá espacio para poner mesas y sillas de café –explicó Montaldo.

El proyecto también cumple con otro requisito del pliego: la creación de un “museo de sitio”, dedicado a brindar toda la información histórica sobre la Plaza de Mayo. El museo será subterráneo y la entrada estará sobre la calle Rivadavia.

El estudio ganador está integrado por Colombo, Montaldo y Roberto Szraiber, quienes tuvieron la colaboración de los arquitectos Lukas Gerber, María Sol Imaz y Gabriela Gotusso, y el asesoramiento en iluminación de Verónica La Cruz. El proceso de reforma recién comienza: ahora, el equipo de arquitectos deberá trabajar en el armado del proyecto de obra, junto con representantes de los ministerios de Cultura, Planificación y Obras Públicas y Espacio Público, para luego hacer el llamado a licitación.

Para el jefe de Gobierno, Jorge Telerman, el proyecto ganador es “bellísimo estéticamente y además manifiesta un enorme respeto del patrimonio, del pasado y de la historia del gran centro cívico de la ciudad. La idea de una plaza que destaca las distintas formas que fue teniendo a lo largo de su historia es una celebración de lo que somos, como pasado y como proyección de futuro”. El rediseño de la plaza fue uno de los objetivos de Telerman cuando inició su gestión, en reemplazo de Aníbal Ibarra. El proyecto se encuadra entre las obras previstas para el Bicentenario de la Revolución de Mayo, en 2010.

El propio Telerman encabezó el jurado que integraron representantes de la Sociedad Central de Arquitectos, el colegio de Arquitectos y un representante de la Comisión Nacional de Museos y Monumentos y Lugares Históricos. Esa presencia, así como la de una representante de la Secretaría de Transporte de la Nación –que participó en la elaboración de los pliegos– le aseguran al proyecto el aval nacional que necesita para prosperar.

No se descarta, sin embargo, que con el lanzamiento de la idea comience la polémica sobre el trazado de la plaza más importante del país, tanto desde el lado de urbanístico como de quienes analizan en espacio público desde el punto de vista histórico. Por lo pronto, el historiador Pacho O’Donnell dio su punto de vista: “Todo lo que sea un progreso arquitectónico para la ciudad es bienvenido. Pero tanto el enrejado de la Casa de Gobierno como este diseño sofisticado parecen apuntar a que la plaza no sea fácilmente accesible al reclamo masivo: se me ocurre que ya no será tan fácil meter las patas en la fuente”, dijo, en alusión a la célebre imagen de aquel 17 de Octubre.

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