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El hombre acusado por el asesinato de Carlos Rovera, el oftalmólogo que el año pasado fue baleado tras resistirse a un intento de asalto cuando entraba en su casa de Villa Crespo, fue condenado ayer a prisión perpetua, mientras que sus dos cómplices en el delito deberán cumplir una pena de 15 años de cárcel.
El tribunal oral 17 encontró al principal sospechoso de haber disparado contra Rovera, Diego Vega, culpable de homicidio agravado por uso de armas de fuego y por robo. Para llegar a este resultado, fue crucial el papel de la esposa de la víctima, Silvia García, quien reconoció ante la policía al acusado. La mujer, días después, se suicidó en la casa donde vivía con su marido.
Los dos cómplices de Vega en el atraco, Walter Altamiranda y Diego Ortiz, fueron condenados con 15 años de cárcel. La pena de ellos fue menor porque participaron del delito, pero no accionaron el gatillo de las armas de guerra y civiles que portaban en esa ocasión.
Rovera fue asesinado el domingo 5 de junio de 2005, cuando regresaba de pasar un fin de semana en su quinta con su esposa, y tres delincuentes quisieron asaltarlo cuando entraba a su casa. Rovera era un reconocido oftalmólogo, presidente de la Sociedad Argentina de Oftalmología y director de un prestigioso centro médico en Congreso.
El tribunal oral, integrado por Alejandro Nocetti Achával, Manuel Gorostiaga y Silvia Aráuz, impuso la pena que había pedido el fiscal del caso, Juan José Ghirimoldi, por los delitos de “homicidio en concurso real con tentativa de robo agravado por haber sido cometido con armas de fuego” y “robo doblemente agravado por haber sido cometido en poblado y en banda y con armas de fuego, reiterado en tres oportunidades, en concurso real con portación de armas de guerra y de fuego de uso civil”.
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