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Sociedad|Miércoles, 3 de enero de 2007

Una multitud de turistas desafía en Mar del Plata el exceso de precios

Dicen que este año habrá más visitas que en 2006. Pocos comercios respetan el acuerdo de precios: hay subas de hasta un 20 por ciento.

Por Carlos Rodríguez
Desde Mar del Plata

La larga, interminable fila de caracúlicos, confirma una vez más esa verdad de Perogrullo que dice que la inmensa mayoría asocia el verano con el sol y la playa. Basta de lluvias románticas. En la costa atlántica, a dos días de su lanzamiento, el 2007 viene nublado, con lloviznas y fresco para chomba. Como todavía es prematuro hacerle una acusación penal al dios Tiempo, Hugo Alfonso, vocero de prensa del Ente Municipal de Turismo (Emtur), sólo habla de las cosas buenas: “Los hoteles tres estrellas importantes, los de cuatro y los de cinco estrellas están totalmente llenos”. Sólo hay lugares disponibles “en los tres estrellas de menos categoría, en los de dos y una estrella, en los hoteles sindicales y en las casas de familia”. En Navidad, 128 mil turistas esperaron a Papá Noel frente al mar y en el Año Nuevo, “aunque todavía no tenemos las cifras absolutas, se cree que hubo más viajeros, porque muchos anticiparon un par de días el comienzo de sus vacaciones”, asegura Alfonso en diálogo con Página/12.

Papá Mariano encabeza la marcha familiar charlando y haciendo bromas con sus hijas mayores, Patricia y Mariela. Se los observa muy divertidos, charlando y jugando como tres chicos. Detrás viene mamá Noelia con el menor de los hermanos, Martín, que duerme en el mejor de los mundos. “Bueno, paren de reírse y acuérdense de que yo existo”, se queja Noelia, con gesto de quien lleva el demonio en el cuerpo. Tan enojada está que ni siquiera repara que Martín duerme en su cochecito, que se desplaza mansamente por la rambla. Ni siquiera lo lleva en brazos. Mariano vuelve sobre sus pasos, le da un beso y trata de disipar el mal momento. El matrimonio sigue unido, a pesar del mal tiempo. En la playa, salvo las parejitas adolescentes, todos extrañan el sol que brilló hasta fines de 2006, con más de 30 grados de temperatura. El recuerdo parece muy lejano.

Como todos los años, Mar del Plata es otra vez Buenos Aires, con mar, por la cantidad de gente que llena las calles céntricas. La ciudad se fue colmando, de a poco, desde octubre. “En noviembre tuvimos un 20 por ciento más de turistas que en 2005 y en diciembre la cifra anduvo cerca del 25 por ciento más”, insiste Hugo Alfonso. Todo hace pensar que este año habrá más turistas, todavía, que en 2006, sobre todo en la segunda quincena de enero, que siempre marca el pico de la temporada estival. El año pasado, desde el 8 de diciembre hasta el feriado de Semana Santa, 3,5 millones de personas llegaron de visita al principal destino turístico de la zona atlántica. Sólo en enero de 2005 se juntó aquí 1,5 millón de turistas.

Y todo eso, a pesar del alza de los precios. El secretario de Turismo de la Nación, Enrique Meyer, aseguró ayer que la inflación del verano, en Mar del Plata, iba a estar este año “entre un 6 y un 7 por ciento”. La realidad lo ha desmentido. A pesar del acuerdo de precios sellado “de buena fe” por los empresarios locales con el municipio, los aumentos llegan, en algunos rubros, hasta el 20 por ciento. El incremento era previsible. Una encuesta realizada por el Instituto para la Competitividad Turística de la Fundación Global había dicho que el 48 por ciento de los empresarios turísticos marplatenses anticiparon que subirían sus precios entre un 10 y un 20 por ciento. Otro 42 por ciento estimó subas de hasta el diez por ciento.

Las entradas a los teatros subieron de 20 pesos en la temporada anterior a 35 pesos. Una carpa en Playa Grande para todo enero pasó de 2700 pesos a 3000 pesos. En playas más populares, como La Perla, la suba fue de 200 pesos y este mes hay que pagar 2000 pesos por una carpa junto al mar. De todos modos, ayer también, el vicepresidente del Emtur, Angel Díaz, insistió en que la ciudad “va a ofrecer a precios accesibles los servicios de buena calidad a que nos tiene acostumbrados”. Se dijo que hay conversaciones con las cámaras empresarias para que los precios bajen, al menos un poco. Hasta ayer no había quejas notorias, por las subas, de parte de los turistas, más preocupados por la traición del sol.

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