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Viajó a India para conocer ese misterioso país y descansar del recorrido de negocios que acababa de terminar en otros destinos asiáticos. Pero allí, Jorge Heredia se transformó él mismo en una incógnita. Su familia, en Argentina, perdió hace casi un mes todo rastro de su paradero. A fines de diciembre hallaron un cuerpo en Goa, una ciudad de la costa de la India. Ayer, fuentes diplomáticas confirmaron los presagios más pesimistas: el cuerpo hallado correspondía a Heredia.
Pese al hallazgo, el misterio continuó rodeando el caso, ya que tanto las autoridades como la familia Heredia mantuvieron en reserva las causas de la muerte del hombre, que fue encontrado el pasado 29 de diciembre en la morgue de la ciudad de Goa y reconocido un día después por un familiar que había viajado hacia el país oriental.
El hombre había muerto el 15 de diciembre, la misma fecha en que su cuerpo fue ingresado en la morgue. Sin embargo, el cadáver estuvo allí 14 días hasta que se descubrió que era el de Heredia. Y recién el 30 estuvo oficialmente confirmado, cuando su cuñada, que había llegado de Nueva Delhi, lo reconoció. Luego de eso se le comunicó al resto de la familia.
Heredia, de 36 años, tenía una hija de cinco y era propietario junto a su pareja Florencia Labarba de una óptica en el barrio de Once. Había embarcado en Argentina hacia Kuala Lumpur, en Malasia, y de allí a China, en un viaje que hacía de manera esporádica para comprar insumos para su comercio.
Esta vez, a diferencia de anteriores, eligió extender el recorrido unos días más para conocer India, por lo que el 1º de diciembre aterrizó en Nueva Delhi y se dirigió hacia Goa, a 4 horas de avión y sobre la costa. “Desde allí habló con su pareja, el 11 de diciembre. Dijo que era una ciudad muy linda”, afirmó su hermano días antes de que hallaran su cuerpo. Ese sería el último contacto que tendrían con él.
Luego de diez días sin comunicaciones, la familia realizó una denuncia de búsqueda de paradero en la Cancillería argentina. La hipótesis que sostenían con esperanza era que hubiera contraído algún virus extraño o estuviera internado, y por eso no podía establecer el contacto diario que realizaba hasta el 11 por teléfono o vía Internet.
Sin resultados inmediatos en la investigación oficial, sus parientes fueron a buscarlo el 24 de diciembre al Aeropuerto de Ezeiza, donde debía llegar en un vuelo proveniente de Kuala Lumpur, que arribó a las 15. Al no encontrarlo tampoco allí, renovaron la alarma ante las autoridades diplomáticas nacionales.
En el caso intervino Interpol y funcionarios de migraciones de India, tras el alerta realizado por la Cancillería y las gestiones hechas por la embajada argentina.
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