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Sociedad|Lunes, 15 de enero de 2007
SE REUNEN LOS DAMNIFICADOS DE AIR MADRID

Un reclamo al cielo

Se cumple un mes desde que Air Madrid interrumpió sus vuelos. Un grupo cada vez más grande de damnificados argentinos se conecta por e-mail, presentó varias denuncias y junta fuerzas.

Por Sonia Santoro
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Victoria Sánchez y Daniela Gudiño, dos de las damnificadas.

Victoria Sánchez llevaba cinco años pensando en ese viaje. Gales era la posibilidad de tener una vida mejor, trabajando en algo que le gustaba y en un país que no conocía pero donde viven amigos y parientes. Daniela Gudiño pensó durante meses el regalo de los 15 para su hija. Se trataba de un viaje a Barcelona, el reencuentro con su padre después de 6 años. Damián De Rose pensaba pasar un año en Europa, iba con un trabajo temporal en Andorra y después se quedaría a conocer. Todos los deseos, planes y proyectos de ellos y otras 400 personas se esfumaron el 15 de diciembre, cuando las noticias anunciaron que Air Madrid, la empresa de aviación por la que volarían, suspendía sus vuelos. A la bronca inicial siguió la acción: armaron un grupo que se comunica a través de una lista de correo electrónico para coordinar reclamos e informarse mutuamente sobre la incierta situación en la que quedaron varados. Piden una indemnización, que les devuelvan la plata de los pasajes y, los que aún están a tiempo de viajar, poder hacerlo sin tener que pagar un costo adicional. En Rosario hay otro grupo que reclama. Para el miércoles preparan una movida en la embajada española en Buenos Aires.

Son 400 y cada día se suman 15 o 20 más. La mayoría, de la provincia de Buenos Aires y de la ciudad. Y se encuentran cada día a través de un grupo virtual (damnificadosair [email protected]) que les brinda la información que, desde el 15 de diciembre, tanto la empresa como los distintos organismos nacionales e internacionales intervinientes no atinan a darles. El impulsor de esta movida es Felipe Berdou, un abogado experto en concursos y quiebras, que también fue víctima. En su caso, debía viajar a Barcelona, por vacaciones. “A mí me pareció que la única manera de conseguir algo era uniéndonos”, cuenta, en un bar de enfrente de donde estaba la oficina de la empresa y que ya está vacía. El día que la televisión registró un caos de empleados y pasajeros en las oficinas de Air Madrid, él empezó a pasar una lista con mails y el día siguiente iniciaba el contacto. Escribió también en el blog del diario El País, de España, y pronto su casilla de correo estaba atorada de gente desesperada. Fue entonces que decidió armar la lista.

Allí llegó Sánchez, que todavía pelea por que su viaje planeado para el 20 de febrero se concrete. “Así me encadene al avión, me voy”, dice ella, quebrada por este golpe que, a pesar de todo, considera salvable. “Cuando una tiene una historia de vida complicada sabe que los problemas de plata se solucionan. Yo tenía planificado este viaje hace cinco años pero se murió mi hija en un accidente automovilístico y quedó todo postergado”, cuenta. Comenzó a pensar en volver a viajar después de que los médicos le indicaron que no podía seguir trabajando 15 horas por día. Empezó a cocinar, a armar caterings y conservas para vivir acá, y pronto consiguió un puesto de trabajo en gastronomía en la ciudad de Gales.

Algo similar le pasó a De Rose, que con 22 años, iba a viajar el 17 de diciembre a Andorra, para trabajar durante 3 meses en un hotel y juntar plata para quedarse un año entero allá. “Estuve trabajando todo el año juntando plata para pagarme el pasaje, pedí plata prestada. Y de casualidad, el viernes llamo a mi abuelo para decirle que lo paso a visitar porque me estoy yendo el domingo. Y me dice: ‘Estoy viendo en la tele que hay problemas’”. Tanta incredulidad le generó la noticia que en el día y la hora señalados se presentó en Aeroparque con sus valijas. “En informes me dijeron, ‘pasá, hacé el check in por Air Europa’. Paso. Se prende el monitor Air Europa destino a Madrid. Espero y espero. No venía nadie de la empresa. Y de casualidad veo que estaba cancelado el vuelo. Hicimos una denuncia en Policía Aeronáutica. Un caos, éramos como 150 personas.”

Gudiño, del barrio de Saavedra, está pensando qué inventar para festejar dignamente los 15 de su hija en Buenos Aires. “No tenemos posibilidad de pagar otro pasaje, y ni podemos hacerle una fiesta para paliar su sufrimiento”, relata. Su hija viajaba el 30 de enero y se quedaba con su papá durante dos meses. “Una es grande y está acostumbrada a que la estafen, yo a ella no sé qué decirle”, agregó. La desazón de De Rose es similar: “El trabajo ya lo perdí y no me sirve. Además los pasajes ahora están el doble. Y la temporada ya está por la mitad. También me arruinó las vacaciones de acá, me quedé varado en Buenos Aires porque no puedo ni pagarme un viaje a Mar del Plata”.

Lo que ellos reclaman es que en el caso de las personas para quienes todavía sea viable el viaje, se les endose el ticket aéreo para poder volar, “y se nos indemnice como prevé el Reglamento Europeo de cancelación de vuelos, que prevé unos 600 euros”, explica Berdou. Y para quienes perdieron la posibilidad de viajar, la devolución del dinero y también la indemnización.

Hasta el momento, el grupo ya ha hecho varias denuncias, sin ninguna respuesta: ante Defensa del Consumidor de la Ciudad de Buenos Aires y de la Nación, ante la Secretaría de Aerotransporte Aerocomercial (organismo responsable de otorgar la licencia para volar en Argentina a la empresa), y ante los juzgados 35 y 36 de la Justicia Penal de la ciudad de Buenos Aires por presunto delito de estafa.

“Vamos a hacer un juicio pero todavía estamos analizando a quién por que hay responsabilidades compartidas: a las agencias, a la Subsecretaría de Aerotransporte, al Ministerio de Fomento español. Y básicamente a Air Madrid, pero la empresa está en concurso y deberíamos conseguir alguien que nos represente en España para no quedar fuera; el tema es que ya gastamos mucha plata y no hay muchas posibilidades para nosotros, un granito de arena entre tantos damnificados, que se estiman en 300 mil en todo el mundo”, explicó Berdou. Una posibilidad más cercana, indicaron, es que LTU, la empresa alemana de vuelos charter que tomaría las rutas de Air Madrid y contrataría a más de la mitad de sus empleados, se hiciera cargo de alguna forma de sus reclamos. Por el momento, no se contentan con mirar al cielo y esperar.

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