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Sociedad|Sábado, 26 de mayo de 2007
UNA JOVEN EMBARAZADA TRAS UNA VIOLACION, EN JUJUY

Fantasmas del caso Tejerina

La tragedia amenaza con repetirse en San Pedro. Una chica de 17 años fue violada hace más de dos meses, pero nadie investiga al autor. Pedirán que se autorice a realizar un aborto terapéutico.

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Romina Tejerina fue condenada por matar a su beba, fruto de una violación.

“El camino de la tragedia de Romina Tejerina se está repitiendo en San Pedro, en Jujuy.” Mariana Vargas, abogada de la chica condenada por matar a su beba, fruto de una violación, advirtió ahora sobre un caso similar ocurrido en la misma ciudad. La historia de N., una estudiante de 17 años, comenzó el 17 de marzo, cuando fue violada y golpeada brutalmente por un joven “cuya identidad no fue aún determinada por la Justicia jujeña, aunque se cuenta con elementos que permitirían averiguar sus datos y llamarlo a prestar declaración”, sostuvo Vargas en diálogo con Página/12. La abogada y Elsa Colqui, dirigente de la Casa de la Mujer de San Pedro, informaron que el abuso sexual fue denunciado “esa misma noche, por la víctima, en la comisaría de San Pedro”. La joven estuvo internada una semana en el Hospital Patersen de esa ciudad, hasta que se recuperó de los golpes recibidos. El 22 de mayo pasado se confirmó que la chica está embarazada y Vargas hará una presentación “primero ante el director del Hospital Patersen y, de haber un rechazo, apelaremos ante la Justicia de Menores para que se autorice la realización de un aborto terapéutico por violación, para que no se llegue a un nuevo caso Tejerina”.

Vargas anticipó que, de llegar a la Justicia, utilizarán como ejemplo la decisión de la jueza de Mar del Plata Silvina Darmandrail, que autorizó el aborto terapéutico de O.V., una chica de 14 años que había sido violada y que no era “ni demente ni idiota”. La abogada aludió así al artículo 86 del Código Penal, que dice que el aborto “no es punible” en dos casos: cuando se hace “con el fin de evitar un peligro para la vida o la salud de la madre” o cuando el embarazo proviene “de una violación o de un atentado al pudor cometido sobre una mujer idiota o demente”. Darmandrail autorizó el aborto terapéutico, aunque O.V. no era “ni demente ni idiota”. Se fundó “en el peligro (que existía) para la vida o la salud de la madre”.

En el caso de N., la chica jujeña, Vargas y Colqui señalaron que ella “necesita interrumpir un embarazo no deseado, producto de una violación; es conmovedor ver el llanto de esta niña, de tan sólo escuchar la posibilidad de dar a luz en estas circunstancias”. Las historias de Romina y de N. tienen varios puntos en común: la violación, la misma ciudad, el Hospital Patersen en la que las dos estuvieron internadas, y la participación en la revisión médica del perito César Burgos.

En el caso Tejerina, Burgos fue quien dijo –junto con otros especialistas–, que Romina “no tuvo un episodio psicológico agudo” ni tampoco sufrió “emoción violenta ni alteración de conciencia” cuando mató a su hija recién nacida, por un embarazo no deseado que ella había ocultado, por temor y por vergüenza, ante su propia familia. Lo que se había denunciado, en el caso de Burgos y de otros medios del cuerpo forense, fue la “animadversión hacia la procesada” Tejerina durante la entrevista que tuvieron con ella los peritos forenses. La denuncia, en el juicio, fue formulada por la psicóloga María Teresa López, que había participado de esa misma entrevista.

Vargas y Colqui denunciaron, ahora, que el perito Burgos maltrató a la joven N. cuando la revisó para constatar la denuncia por violación que presentó la chica. “Cuando la revisó, Burgos le dijo a N.: ‘Vamos chiquita, rapidito, que estoy apurado’.” Sobre Burgos señalaron, además, que es “el mismo médico cirujano que se hizo pasar por psicólogo y psiquiatra para decir que Romina (Tejerina) no sufrió un episodio psicótico en el momento del hecho” que terminó con la muerte de su beba.

N., de 17 años, denunció que fue violada por un joven al que conoció por intermedio de un amigo. Esa persona se ofreció a acompañarla a su casa y la violó, en la madrugada del 17 de marzo, luego de golpearla en el rostro y en la cabeza, además de amenazarla con un cuchillo. La joven denunció lo ocurrido poco después del hecho y por ese motivo, concurrió a la sede policial “semidesnuda y en estado de shock”. La internaron y se recuperó de sus heridas, aunque todavía tiene que hacerse estudios para saber si no sufrió algún daño neurológico. “Es una chica que proviene de una familia muy pobre, sin recursos, y por eso estamos pidiéndole al Estado, a través del hospital público, que intervenga para evitar que se produzca otro caso como el de Tejerina”. La violación fue denunciada en la Justicia penal, por la jueza de menores que intervino a pedido de los directivos del hospital donde N. fue internada. “Todavía no se hizo nada para detener al violador”, aseguró Vargas.

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