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Sociedad|Domingo, 24 de junio de 2007
CASI TRES DE CADA DIEZ CHICOS PORTEÑOS TIENEN SOBREPESO

La venganza de la hamburguesa

Un estudio del Hospital Pedro de Elizalde realizado en escolares de 6 a 10 años de la ciudad de Buenos Aires determinó que casi el treinta por ciento tiene obesidad o sobrepreso. El problema afecta más a los hogares de nivel socioeconómico bajo. La muestra encontró también que los chicos que hasta los seis años crecen más rápido por encima del peso y la talla para su edad tienen más riesgo de convertirse en obesos.

Por Mariana Carbajal
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Casi tres de cada diez alumnos porteños de primero a quinto grado tienen obesidad o sobrepeso. El porcentaje de chicos “gorditos” es levemente superior en las escuelas públicas que en las privadas. Hay más nenes con obesidad en los hogares de nivel socioeconómico bajo en comparación con los de nivel alto. Entre aquellos niños que tienen una circunferencia de cintura superior a la indicada para su edad es “significativamente mayor” el “consumo frecuente” de salchichas, hamburguesas y fiambres y también de golosinas y productos de copetín. Entre los chicos de hogares con ingresos altos se observa una alimentación más variada, con una ingesta superior de alimentos saludables en comparación con los de menores ingresos. Sólo un cinco por ciento de los chicos del estrato socioeconómico más alto dijo comer fideos diariamente contra un 20 por ciento de los chicos más pobres. Estas son las principales conclusiones del primer estudio –con una muestra representativa– realizado entre escolares de 6 a 10 años de colegios del norte, sur y oeste de la ciudad de Buenos Aires. El trabajo fue financiado por el Ministerio de Salud de la Nación y realizado por un equipo del Hospital pediátrico Pedro de Elizalde. Entre otros aspectos, se investigó la composición corporal, la dieta y los hábitos alimentarios de casi un millar de chicos. Se encontró que los chicos que crecen más rápidamente entre el año y la edad escolar, por encima del peso y la talla para su edad, tienen cinco veces más riesgo de convertirse en obesos. La lactancia materna durante los primeros meses de vida, coinciden distintos especialistas, es la llave fundamental para prevenir un peso excesivo a futuro (ver aparte).

El estudio fue dirigido por el médico Adrián Pablo Durán, del Servicio de Nutrición y Diabetes del hospital De Elizalde, y profesor adjunto del Departamento de Salud Pública Facultad de Medicina de la UBA. Y acaba de ser publicado por la Comisión Nacional Salud Investiga (Conapris), que depende del Ministerio de Salud.

La investigación encontró una frecuencia “elevada” de sobrepeso (20,3 por ciento) y de obesidad (7,1 por ciento), de acuerdo con los valores de referencia de la International Obesity Task Force. Son porcentajes similares a los detectados en poblaciones escolares de otras zonas del país. La situación es más grave en Estados Unidos, donde ya hay 34 por ciento de niños y adolescentes con sobrepeso y 16 por ciento con obesidad, indicó la médica pediatra Irina Kovalskys, especialista en el tema y coordinadora del Comité de Obesidad y Actividad Física del Instituto Internacional de Ciencias de la Vida (ver aparte). El estudio sobre alumnos porteños “da una alerta temprana: la prevalencia de sobrepeso y obesidad en niños en edad escolar constituye un problema relevante de salud pública”, indicó Durán. Hay edades críticas para la obesidad. “Es muy probable que un adolescente gordito sea obeso. Lo más importante de la obesidad es la prevención porque es una enfermedad crónica. Es muy costoso volver a bajar de peso”, apuntó Mabel Ferraro, jefa del Servicio de Nutrición y Diabetes de la ex Casa Cuna (ver aparte). “Encontramos, además, que un crecimiento acelerado en los primeros años de vida aumenta el riesgo de ser obeso en la edad escolar. Por eso se recomienda, para prevenir el sobrepeso futuro, que los bebés sean alimentados con leche materna. Con leche de fórmula crecen más rápido”, señaló Durán.

Golosinas y hamburguesas

La muestra que se analizó se conformó con alumnos de primero a quinto grado de seis escuelas, tres públicas y tres privadas, seleccionadas en forma aleatoria, de los distritos escolares Nº 5, del barrio de Barracas; Nº 10, de Núñez, y Nº 18, de Liniers. Los DE también fueron seleccionados aleatoriamente: uno es del sur, otro del norte y otro del oeste de la ciudad. En total se evaluaron 893 chicos, varones y mujeres prácticamente en la misma proporción. Casi la mitad concurre a colegios públicos y la otra a privados. “La muestra es representativa de niños entre 6 y 10 años de edad que concurren a escuelas porteñas”, precisó Durán, en diálogo con Página/12.

Para el estudio, los alumnos fueron pesados y se les midió la estatura, la circunferencia de cintura, la masa grasa y la masa magra. Los padres, además, llenaron un cuestionario con preguntas sobre peso y talla de sus hijos al nacer y al año de vida, consumos alimentarios, actividad física y horas que permanecen sentados. Al finalizar la evaluación de los niños se realizó un taller sobre alimentación saludable a cargo del grupo de trabajo y se les entregó un folleto educativo.

¿Qué encontraron los investigadores?

- Se observó una tendencia a mostrar “mayor frecuencia” de sobrepeso y obesidad en niños concurrentes a escuelas del sector público (y en aquellos que viven en hogares de niveles medios y bajos), aunque no se encontraron diferencias “estadísticamente significativas”. La proporción fue “baja” tanto en los niveles socioeconómicos (NSE) “muy bajo y muy altos”.

- La frecuencia de obesidad fue levemente superior entre los niños (7,8 por ciento) en comparación con las nenas (6,3 por ciento).

- En la escuela con mayor proporción de alumnos con NSE elevado la proporción de niños con circunferencia de cintura superior al percentil 90 fue la mitad que en el resto de los establecimientos donde se realizó el estudio (5,4 por ciento contra alrededor del 10 por ciento).

- Casi 7 de cada 10 chicos de hogares de NSE alto realizan actividad física extracurricular, contra poco menos de 6 cada 10 de sectores medios y apenas 4 de cada 10 de clase baja.

- Los varones practican actividad física en mayor medida que las niñas: 63 por ciento contra 40 por ciento.

- Seis de cada 10 alumnos que refirieron realizarla lo hacen entre 2 y 3 veces por semana.

- En promedio, los padres refieren que sus hijos permanecen sentados cinco horas diarias. Este tiempo es “significativamente mayor” en el grupo de chicos correspondientes al estrato socioeconómico más alto. En ese grupo, los que dicen estar más de cuatro horas diarias sentados son casi 8 de cada 10. En el estrato más bajo son 5 de cada 10.

En relación con este último punto, los investigadores aclaran que el mayor tiempo que permanecen sentados los chicos de NSE alto “puede deberse fundamentalmente a las características de la escolaridad más prolongada, aunque como se mencionó son quienes en mayor medida realizan actividad física”.

El estudio también encontró diferencias en términos de estratos sociales con respecto a la frecuencia de consumo de alimentos, particularmente en algunos grupos analizados:

- Tres de cada 10 chicos consumen carne vacuna diariamente y más de la mitad, tres veces por semana. Pero la proporción de alumnos que manifestó no comerla fue significativamente más alta en el estrato bajo (6 por ciento), en comparación con el alto (uno por ciento). La misma tendencia se observa en la ingesta de pollo y pescado.

- Alrededor del 90 por ciento dice consumir huevo. Poco más de la mitad lo hacen al menos tres veces por semana –una cantidad recomendada para la edad escolar–. Pero la proporción de niños que no come huevo es mayor en el estrato socioeconómico bajo (15 por ciento) en relación con el alto (10,4 por ciento).

- El consumo de hamburguesas envasadas tiende a ser mayor en el NSE bajo.

- Un 20 por ciento de los chicos de sectores más pobres dijo comer fideos diariamente contra un 5 por ciento del estrato socioeconómico más alto.

- Con respecto a las verduras, si bien las diferencias no son significativas, el consumo referido es también mayor en NSE alto.

- El consumo de galletitas, especialmente dulces, es también elevado, en mayor proporción entre los chicos de NSE alto: 75 por ciento en este grupo dijo comerlas al menos tres veces por semana contra 60 por ciento del estrato más bajo.

- El consumo frecuente de salchichas, hamburguesas y fiambres fue “significativamente mayor” en los niños que presentaron circunferencia de cintura mayor (34 por ciento versus 24,6 por ciento).

- Del mismo modo, la proporción de chicos con consumo frecuente de golosinas y productos de copetín fue “superior” entre aquellos con circunferencia de cintura elevada (44,4 por ciento versus 28,8 por ciento).

“Se podría inferir que los alimentos más adecuados para los chicos no sólo tienen un costo de mercado más elevado lo que los hace de más difícil acceso a la clase socioeconómica baja, sino que también el estrato social más alto puede llegar a tener mayor información en relación con una alimentación saludable. En América latina se registra un incremento en la tendencia de obesidad en la medida que las poblaciones emergen de la pobreza, especialmente en áreas urbanas, particularmente a expensas de los hogares de nivel socioeconómico más bajo. Esto ocurre porque el acceso a los alimentos mejora, pero la calidad de la dieta y de esos alimentos no es la más saludable. No hay alimentos buenos y malos. Lo importante es una dieta balanceada y equilibrada”, señaló Durán a este diario. Si bien de la investigación surge que los escolares pertenecientes a familias de nivel socioeconómico bajo manifiestan consumir leche, huevo, carnes y verduras, la frecuencia no es en forma diaria, también dan cuenta de un consumo más elevado de fideos, arroz, polenta y legumbres, “es decir una alimentación menos variada y completa”, advierte el estudio. Al mismo tiempo, señala que “la asociación entre circunferencia de cintura elevada y el consumo más frecuente de hamburguesas, salchichas, productos de copetín y golosinas sustenta la necesidad de promover cambios en los hábitos alimentarios de los niños como estrategia adicional en la reducción del sobrepreso y obesidad”.

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