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Sociedad|Martes, 24 de julio de 2007

Un boquete de fin de semana para llevarse medio millón de dólares

Los ladrones ingresaron en una agencia de turismo porteña desde un local abandonado y abrieron una caja fuerte con soplete. El lugar no tenía vigilancia policial y contaba con cámaras que no grababan.

Por Carlos Rodríguez
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El boquete, de unos cuarenta centímetros de diámetro, por donde ingresaron los ladrones desde el local vecino.

De tan planificado, el robo fue un juego de niños. Los ladrones –ni se sabe cuántos– hicieron un boquete en una de las paredes medianeras de la agencia de viajes Longueira y Longueira, una de las más tradicionales de Buenos Aires, en avenida Belgrano 1824, a cuatro cuadras del Congreso Nacional. Luego, con toda la paciencia y el tiempo del mundo, porque el robo se hizo durante el fin de semana, primero cortaron los barrotes de una puerta de hierro que impedía el acceso a dos cajas de caudales. Superado ese obstáculo, se encargaron –a puro soplete– de abrir otros agujeros, esta vez en las pesadas puertas blindadas. El trabajo se hizo, por supuesto, con el cuidado de no dañar ninguno de los valores que allí guardaban. En definitiva, se llevaron unos 500 mil dólares y se alejaron del lugar sin despertar ninguna sospecha. El gerente de la firma, Adolfo Ballestrassi, terminó de completar algunos datos sobre por qué todo fue tan fácil: el lugar tiene custodia adicional de la policía, pero sólo de lunes a viernes, y cuenta con cámaras de seguridad que sólo transmiten imágenes pero no graban. No hay una sola imagen de los ladrones.

El gerente Ballestrassi recordó que la casa de viajes permanece abierta los sábados, hasta las 13. Eso indica que el robo se hizo entre esa hora y la medianoche del domingo. “Hay custodia adicional de la Policía Federal, de 5 a 20 horas, de lunes a viernes”, dijo a los periodistas el gerente del local, mientras mostraba las instalaciones “serruchadas” por los autores del hecho. Una empleada, con el Blem en la mano, trataba de borrar las huellas. Se supone que, antes, la Policía Científica había hecho su trabajo. Un investigador consultado por Página/12, estimó que “todo fue tan perfecto, que es muy difícil que hayan dejado algún rastro para identificar a los responsables”.

El trabajo de los ladrones comenzó cuando rompieron el candado de la persiana de un garaje, ahora abandonado, que es lindero al local que ocupa la agencia de turismo. Durante muchos años, en ese lugar funcionó el cine Cervantes, cerrado en los años ’90, durante el gobierno de Carlos Menem. Para impedir que se pudiera ver hacia adentro, desde la vereda, los ladrones pusieron una lona verde que tapaba todo. Los autores tienen que haber entrado con una bolsa llena de herramientas, porque la primera tarea fue la de abrir un boquete, de más de cuarenta centímetros de diámetro, en una pared de 45 centímetros de espesor. Lo hicieron en el lugar justo para eludir el blindaje que tiene la pared.

La policía cree que habían realizado una minuciosa labor de inteligencia previa, porque el agujero que hicieron tenía salida justo al escritorio de uno de los gerentes. Eso les permitió trabajar detrás de una mampara, que impide la visión desde la calle, ya que la fachada del comercio tiene vidrios y es fácil mirar hacia adentro. Después cortaron los barrotes de una puerta para acceder al tesoro. Allí encontraron dinero en dos de las cajas fuertes. Una de fácil acceso, la otra no.

Por todo lo que rompieron, se supone que utilizaron “sopletes de acetileno y otros con pico cortador, herramientas de última generación”. Como suele ocurrir en estos casos, los comerciantes vecinos dijeron que el sábado escucharon “algunos ruidos”, pero todos pensaron que se trataba de “algún trabajo de reparación y no le dieron importancia”, dijo a este diario una fuente policial. El gerente confirmó que se llevaron “alrededor de un millón y medio de pesos”. Se dijo que se habrían llevado pasajes, pero Ballestrassi lo desmintió y aclaró que “todo eso está garantizado para que los pasajeros viajen sin problemas”.

La sospecha es que el robo se hizo, al menos en su momento culminante, “mientras se jugaba la final del seleccionado argentino Sub-20, en Canadá”, estimó el gerente Ballestrassi, luego de cambiar información con algunos de los investigadores policiales. El partido, que se televisó en directo, transcurrió entre las 16 y las 18 del domingo. “Eran profesionales, eso se nota, fueron directo al tesoro y abrieron las cajas. El dinero que había era para pagarles el salario a algunos empleados y algunos pasajes por vía aérea.” El responsable de la firma anunció que la compañía “está en condiciones de responder por lo robado”.

El comercio asaltado está instalado en ese lugar desde hace más de setenta años. Su fuerte es la venta de pasajes a Europa, sobre todo a España, a Santiago de Compostela, de donde son sus dueños históricos. El robo recién fue descubierto a las 6.30 de la mañana de ayer, cuando uno de los gerentes, acompañado por dos de los empleados, abrieron las oficinas y se encontraron con el regalo.

El robo es investigado por policías de la comisaría 6ª y de la División Rastros de la Policía Federal. “Estamos muy tensionados, nunca nos pasó algo parecido. No podemos salir del asombro”, dijo el gerente a los periodistas.

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