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Sociedad|Viernes, 24 de agosto de 2007

Un dictamen bioético para que Nati pueda ser mujer

En el caso del adolescente cordobés que quiere cambiar de sexo, el Comité Bioético de la Justicia cordobesa recomendó que se autorice la cirugía y el cambio de identidad.

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Nati, con sus padres, en una foto de 2004, cuando iniciaron el reclamo ante la Justicia.

Nati escudriñaba el rostro de su madre buscando un gesto o reacción que anticipara las palabras. Alicia, la mamá, buscaba una señal que trajera alivio a su hija. No fueron necesarias las palabras. Las lágrimas y el abrazo en que se fundieron madre e hija eran indicio de buenas noticias. El Comité Consultivo y Bioético del Poder Judicial de Córdoba había recomendado que se autorice la cirugía que permita adecuar su cuerpo masculino a su condición de mujer. Con este dictamen favorable, la adolescente cordobesa deberá aguardar el pronunciamiento del juez que entiende en la causa.

Los gritos de alegría inundaron la casa de Nati, en la ciudad cordobesa de Villa Dolores, ubicada a 180 kilómetros de la capital provincial. Luego de tres años de batalla judicial, la solicitud de Alicia y Javier –seudónimos utilizados por el periodismo para referirse a los padres de Nati– para que su hija acceda a esta operación, está cerca de concretarse. “El resultado de la pericia es favorable y realmente contundente. El juez ya no tiene argumentos para oponerse a nuestro pedido”, sostuvo Javier, en diálogo con Página/12.

El magistrado Rodolfo Alvarez, del Juzgado en lo Civil, Comercial y de Familia de Villa Dolores, deberá tomar una resolución teniendo en cuenta la pericia pedida por él y elaborada por ocho especialistas. “Sólo falta que firme el juez y espero mi cirugía, porque voy a estar contenta cuando esté operada. Sufrí mucho por la incomprensión de la gente. Quiero vivir mi vida plena, como soy y como siento”, relató la chica a medios locales.

El dictamen recomienda la realización de la cirugía de adecuación de sexo y el cambio de DNI con el nombre y el género femenino. Además contempla la supervisión psicológica posoperatoria que permita “resguardar la integridad psíquica de la joven ante la nueva situación psicofísica hasta los 21 años”, y que se realicen informes periódicos sobre la situación integral de la adolescente durante el mismo lapso.

Nati nació como varón, pero a los 13 años les develó a sus padres que se sentía mujer. Una tarde reunió a sus padres en su habitación y les dijo, entre llantos, cuál era su verdadera identidad. Desde ese momento, los papás de la adolescente lucharon para poner fin al sufrimiento de su hija. En octubre de 2004 solicitaron a la Justicia la autorización para que se realice la cirugía. Un mes tardó el juez Alvarez – el mismo que tiene en sus manos la pericia favorable– para rechazar el pedido. El magistrado consideró que la potestad de los padres no es suficiente para autorizar una intervención de carácter “irreversible”.

Los padres apelaron la decisión y agregaron un pedido de tratamiento hormonal que impidiera el desarrollo del aspecto masculino de la joven, mientras avanzaba el trámite jurídico. Los camaristas desestimaron la solicitud argumentando que el texto “tenía graves deficiencias formales” porque anexaba la autorización para una asistencia hormonal que no estaba mencionada en la primera instancia judicial. Mientras tanto, los trastornos que le producía a Nati crecer en un cuerpo que no reconocía como propio convirtieron su vida “en un constante padecimiento”, relató el padre.

Alicia y Javier llevaron su pedido al Superior Tribunal de Justicia de la provincia, que revocó el fallo del juez Alvarez, con lo cual el magistrado tuvo que tramitar el pedido. El padre remarcó la necesidad de que la operación se realice lo antes posible, porque es ella la que padece las secuelas del trastorno de su identidad sexual. “El grave cuadro de disforia de género está poniendo en riesgo su vida. El único tratamiento para detener la sintomatología es la cirugía”, explicó Javier, utilizando estrictos términos médicos, pero sin disimular la angustia de ver sufrir a su hija.

Informe: Elisabet Contrera.

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