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Sociedad|Viernes, 26 de octubre de 2007
MEJORA LA SITUACION EN CALIFORNIA

Con el viento a favor

La disminución de los vientos permitió a los bomberos estar cerca de controlar los incendios, que ya devastaron más de mil kilómetros cuadrados y provocaron nueve muertes, en California.

Por Carlos Rajo *
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Unas 1600 casas fueron destruidas y los daños materiales ya suman unos mil millones de dólares.

Desde Los Angeles

Ayudados por una suave brisa marina proveniente del Oceano Pacífico y por la disminución en su fuerza brutal de los llamados vientos de Santa Ana, los más de 8 mil bomberos que combaten por quinto día los fuegos en el sur de California parecían estar cada vez más cerca de hacerse con el control de una crisis incendiaria declarada “desastre mayor” por el gobierno de Estados Unidos. Los incendios provocaron nueve muertes –anoche fueron encontrados cuatro cuerpos carbonizados en la frontera con México–, dejaron más de 1600 casas destruidas, quemaron un área de más de mil kilómetros cuadrados de extensión y ocasionaron daños materiales de más de mil millones de dólares.

Ayer, el presidente George Bush visitó California para ver de primera mano el desastre y evitar que se repitieran las críticas de hace dos años, cuando luego del huracán Katrina el mandatario se limitó a ver desde la ventanilla de su avión presidencial la destrucción de New Orleans. “Habrá ayuda para la gente de California”, prometió Bush, quien desde el lunes estuvo en contacto frecuente, y respondiendo a sus pedidos de asistencia, con el gobernador de California, Arnold Schwarzenegger. “Entiendo totalmente que la gente tenga mucha angustia en sus corazones y deben saber que hay mucha gente que se preocupa por ellos”, añadió Bush.

El gobierno federal envió a California toda clase de ayuda, inclusive un sofisticado avión de la NASA equipado con sensores infrarrojos que envía señales a los bomberos en tierra mostrándoles el sitio exacto donde están los incendios. Aunque todavía existía al menos una docena de fuegos en diferentes puntos del estado, particularmente en un área en los alrededores de la ciudad de San Diego, las autoridades se mostraban optimistas de que lo peor había pasado. “Cuando los vientos vienen del océano traen más humedad y contribuyen a que baje la temperatura –explicó Mary Ann Aldrich, de la oficina estatal de servicios de emergencia–. Estos vientos ayudaron a los bomberos.”

Los incendios se iniciaron el domingo, catapultados por una letal combinación de sequía –casi no llovió en el último año en California– y los vientos de Santa Ana, conocidos también como “el respiro del diablo”. Estos vientos son resultado de nubes de aire frío que se forman en los estados vecinos a California de Utah y Nevada y que provocan poderosas corrientes de aire caliente que descienden sobre las montañas de la parte este del sur de California y que en ocasiones viajan a velocidades de más de 100 kilómetros por hora. Los vientos son parte del imaginario colectivo californiano, que ganó fama incluso por su mención en la obra del escritor de novela negra Raymond Chandler.

Los fuegos provocaron el desplazamiento de cientos de miles de personas. En uno de los refugios de San Bernardino se encontraba Carlos Bacio, de origen mexicano y con más de 25 años de residente en Estados Unidos. Había escapado del fuego el pasado lunes con su esposa y un hijo. Una estación de televisión local le mostró imágenes de su vecindario en la localidad de Running Spring. La escena era brutal. Casa tras casa quemada. Automóviles, árboles, artículos personales, todo reducido a escombros. Su casa, sin embargo, estaba intacta. El fuego había parado justo en la vivienda de al lado.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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