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Sociedad|Domingo, 1 de septiembre de 2002
LA BONAERENSE DETUVO A 16 PERSONAS POR EL ASESINATO DE PERALTA

“Acá están los culpables directos”

Tras veinte allanamientos, hubo un arresto masivo que incluyó a dos policías de El Jagüel. Confusamente, fueron detenidos por otro episodio y no por el secuestro del chico.

Por Carlos Rodríguez
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Las detenciones fueron en una villa de Quilmes, cerca de la tosquera donde apareció el chico.
En forma sorpresiva, luego de una veintena de allanamientos realizados en distintas zonas del Conurbano, fueron detenidas 16 personas entre las que se encontrarían “los cinco o seis responsables directos” del secuestro y homicidio del joven Diego Peralta, cuyo cuerpo fue encontrado a mediados de agosto en una tosquera de la localidad de Ezpeleta. Entre los detenidos figuran dos policías del destacamento de El Jagüel, uno de ellos el sargento Miguel Angel Giménez, señalado desde el comienzo como presunto autor del secuestro. Lo extraño es que ahora se asegura que ninguno de los uniformados tuvo relación con el hecho central sino con un absurdo delito paralelo: el robo de un ciclomotor. Según la nueva hipótesis sugerida por algunos investigadores, el hecho fue ejecutado por una banda de jóvenes que vivía en una villa de Quilmes, cerca de donde fue arrojado el cuerpo. El gran interrogante es por qué se mezclaron las detenciones –la Biblia junto al calefón– de una banda de temibles asesinos y dos policías que según se dice sólo están involucrados en un robo menor. “La hipótesis de la banda mixta sigue en pie”, estimaron fuentes allegadas al caso.
“La nueva hipótesis no cierra. Hay muchas dudas, pero habrá que esperar cómo siguen las investigaciones, porque esto todavía no terminó”, le dijo a Página/12 una fuente oficial. Entre los detenidos, según voceros policiales porque el juez federal Carlos Ferreiro Pella mantuvo su postura de hablar con la prensa, se encuentran los autores directos del secuestro y una mujer que fue sindicada como responsable del crimen. La presunta asesina es conocida como “La Gorda Rosita”, de 20 años, quien vivía en una casilla ubicada dentro de la Villa Luján, en Quilmes, uno de los dos lugares que virtualmente fueron “dados vuelta” por la policía, junto con otro asentamiento cercano conocido como El Monte Matadero. En total se habrían realizado unos 25 allanamientos simultáneos, que incluyeron no solo a Quilmes sino a El Jagüel, Ezpeleta, San Francisco Solano, Munro, Villa Martelli e incluso en algún barrio de la Capital Federal.
El superintendente de la Policía Bonaerense, comisario general Alberto Sobrado, y el jefe de la Brigada Antisecuestros, comisario mayor Angel Casafús, estuvieron presentes durante los operativos en las dos villas, que contaron con la presencia de algunos periodistas alertados por fuentes policiales, un dato que también llamó la atención. Todo fue supervisado desde La Plata por el ministro de Seguridad, Juan Pablo Cafiero, quien desde muy temprano estuvo en comunicación con Luis Peralta y Emilse Silva, los padres de Diego. Más tarde, Peralta, acompañado por su hija Romina, recorrió alguno de los lugares allanados, para tratar de encontrar algún objeto que perteneciera a Diego, a fin de fortalecer las pruebas. “A nuestro juicio, los autores materiales del secuestro y homicio están detenidos”, dijo a la prensa el comisario Casafús.
“El caso está esclarecido”, fue su primera y muy optimista definición, pero luego se llamó a silencio “por pedido del juez”, según admitieron voceros del Grupo Especial Antisecuestros. También sorprendió que se confirmara la detención del remisero Fermín Amarilla. El hombre, que trabaja en la remisería El Amanecer, a dos cuadras de la casa de la familia Peralta, fue quien llevaba a Diego a la escuela privada El Jagüel, en el momento en que se produjo el secuestro, el 5 de julio pasado. En la declaración del hasta ayer único detenido, José Pablo García, se había citado la participación de un supuesto remisero, pero de una agencia llamada Sur. De acuerdo con la nueva versión que se maneja desde ayer, el crimen se habría producido de manera “accidental”.
Al parecer, durante el cautiverio, Diego Peralta habría permanecido con los ojos vendados y era llevado “de una casilla a otra, en forma permanente”. La mayor parte del tiempo habría estado bajo la custodia de la Gorda Rosita, pero por razones que se ignoran se le cayó la venda, ella se puso nerviosa y lo mató provocándole varios cortes en el cuello con un cuchillo Tramontina. Otras fuentes señalaron que al que reconoció fue a otro de los secuestradores, con quien tenía trato desde antes. En El Jagüel también fue detenido un joven de 22 años apodado El Chino, cuyo nombre sería Sebastián Guantanabe. Según lo que declaró en su momento el detenido José Pablo García, también vecino del barrio, El Chino era “un chorrito que trabajaba para la policía”. Dos de los detenidos en las villas Luján y Monte Matadero serían dos jóvenes apodados Peluca y Marcelo, también señalados por el detenido García. Ahora se dice que fueron ellos los que detuvieron al remise donde viajaba Diego, aunque otros testimonios los ubican en un auto en el que habría estado el sargento Giménez. Fue llamativa la difusión que se les dio a los operativos, habida cuenta del celoso silencio que guarda el juez Ferreiro Pella. En uno de los operativos, uno de los presentes escuchó gritar a uno de los detenidos: “No me hagan nada, por favor, yo soy culpable, soy culpable”. Fue una secuencia que orilló la teatralización.
Eso dio lugar a que después corriera la versión de que uno de los jóvenes “se quebró” ante el juez y aportó los datos necesarios para armar el rompecabezas. Si eso es así, todavía se mantienen ocultas varias de las piezas del complicado puzzle. Por ejemplo: ¿Cómo se explica que hayan detenido al sargento Miguel Angel Giménez porque uno de los jóvenes de la banda lo señaló, a él y a otro suboficial de la comisaría de El Jagüel, como autores del robo de un ciclomotor? Desde comienzos de agosto, tras la detención de García, el sargento Giménez fue acusado de haber estado presente durante el secuestro. El fiscal de la causa, Ricardo Denari, había solicitado que se le tomara declaración como imputado y el juez no aceptó el pedido. ¿Ahora lo detuvieron por un robo menor y en forma indirecta, por simultaneidad, lo relacionaron con la banda autora de un secuestro y asesinato que conmovió a la opinión pública? Eso es lo que “no termina de cerrar”, según admitieron fuentes oficiales.
Al enterarse de las detenciones, Emilse Peralta, la madre de Diego, reiteró que los asesinos de su hijo “merecen estar muertos”. De todos modos, ella también abrió un interrogante al señalar: “Ojalá que sean ellos los autores (por los detenidos). A mí todavía me están debiendo el mal trabajo que hizo la policía. Ahora tienen la obligación de aclarar esto y agarrar a los verdaderos asesinos de Diego”. Los detenidos fueron trasladados por la noche a la delegación Quilmes de la Dirección de Investigaciones Complejas y Narcocriminalidad. Antes de llamarse a silencio, el comisario Angel Casafús insistió en que el caso está resuelto “en un 90 por ciento”. Otra fuente policial proporcionó otro dato que parece temerario: “Tenemos el arma homicida”. Lo dijo por el secuestro de un cuchillo Tramontina, un elemento común en cualquier casa. Y por si fuera poco, todavía no se hicieron las pericias. En el caso siguen siendo muchos los puntos oscuros. Y sigue rondando el fantasma del Caso Cabezas, introducido por el propio presidente Eduardo Duhalde.

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