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Sociedad|Lunes, 2 de septiembre de 2002
RESTAURARAN EL MONUMENTO A PEDRO DE MENDOZA

Un conquistador en apuros

El arquitecto que construyó la flor de Recoleta ahora quiere recuperar el monumento de Parque Lezama, proyectado por su padre.

Por Eduardo Videla
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Monumento al primer fundador de Buenos Aires, en Defensa y Brasil.
Alguien pintó con pintura roja en la espada del conquistador.
De espaldas al río, Don Pedro de Mendoza mira altivo el centro de la ciudad que fundó hace más de cuatro siglos. Su figura de bronce luce enmohecida y la espada, clavada en el piso, tiene una mancha de pintura roja que bien podría evocar la crueldad de la conquista. El mármol del monumento que se levanta en Parque Lezama está resquebrajado y desde las grietas brotan helechos y musgos. Y sobre la parte baja, un vengador anónimo que desafió el enrejado estampó un grafitti con la leyenda: “Ladrón, cinco siglos igual”. La figura que evoca al primer fundador de Buenos Aires será restaurada durante la próxima primavera mediante una donación realizada por el arquitecto Eduardo Catalano –residente en los Estados Unidos–, el mismo que donó a la ciudad la Floralis Generica, la flor de metal que se abre y se cierra en la Plaza Naciones Unidas, junto a la Facultad de Derecho. La razón de este nuevo aporte: la escultura fue realizada en 1936, en base a un anteproyecto de Fernando Catalano, padre del arquitecto.
“Un domingo de abril, estando en Buenos Aires para la inauguración de la Floralis Generica, un matrimonio amigo me llevó a Puerto Madero. Les pedí visitar el Parque Lezama, para ver el monumento. Cuando vi su deteriorado estado, sentí la responsabilidad de hacerlo restaurar”, argumentó Catalano a Página/12.
La recuperación del monumento demandará el reemplazo de todos los mármoles quebrados o dañados, el hidrolavado a presión para eliminar el moho crecido por la humedad sobre los bajorrelieves, limpieza de la pintura arrojada sobre el bronce, y el cambio de material del fondo del estanque de agua, además del tallado de las inscripciones destruidas.
El monumento se levanta en la parte alta del parque ubicado en San Telmo, en el extremo noroeste, sobre la esquina de Defensa y Brasil. Según recordó Catalano, la obra fue el resultado de un concurso nacional de anteproyectos realizado para celebrar el cuarto centenario de la fundación de Buenos Aires, en 1536.
El ganador fue el artista uruguayo, nacionalizado argentino, Juan Carlos Oliva Navarro, sobre la base del anteproyecto de Catalano. También corresponden al padre del arquitecto los detalles de los bajorrelieves frontal y posterior, realizadas sobre mármol travertino. En la cara anterior se ve la figura de un indio pampa y en la posterior, la Carabela Magdalena, que trajo al Plata al conquistador y su tripulación. En la parte baja del monumento hay una fuente que hoy está seca y es utilizada por los chicos para jugar a la pelota.
Después de ver el estado en que se encontraba el monumento, Catalano ofreció al gobierno porteño su restauración, lo que fue aceptado por las autoridades. “Los trabajos comenzarán en la primavera y requerirán dos meses. El costo es aún desconocido y nadie estará autorizado a revelarlo”, sentenció Catalano.
El arquitecto, graduado en la UBA, vive en los Estados Unidos desde 1951, cuando fue invitado para dirigir una escuela de Arquitectura. Desde 1956 es profesor en el Massachusetts Institute of Technology (MIT) y reside en la ciudad de Cambridge. Este año ya había expresado su reconocimiento a la ciudad en que se crió, con la donación de su obra, la Floralis Generica, una estructura de metal que se abre de día y cierra de noche, todos los días, merced a un sofisticado mecanismo, en una plaza de la Recoleta.

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