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Sociedad|Jueves, 30 de julio de 2009

Lo que falta para unificar

Por Pedro Lipcovich

“En el municipio de Pilar, cualquiera puede obtener licencia de conductor, aunque esté inhabilitado por un juez en lo criminal; en cambio en Morón, como corresponde, no entregan licencias antes de verificar que el conductor no esté inhabilitado en otro distrito –ejemplificó Fabián Pons, gerente general del Centro de Educación y Seguridad Vial (Cesvi)–: es que Morón es uno de los municipios que adhirieron a la ley provincial, y Pilar uno de los que, hasta ahora, no.”

Pons destacó que el flamante Registro Nacional de Inhabilitados “es técnicamente impecable y está muy bien que se lo ponga en marcha: pero su efectividad política se complica en un país donde sólo 16 provincias adhirieron a la Ley de Tránsito y varias de éstas todavía no reglamentaron la adhesión”.

En este marco, “algunos intendentes llegaron a decir que deben ‘analizar los alcances de la Ley de Tránsito para cuidar su autonomía’, lo cual es una estupidez: la ley está tomada de legislaciones consagradas internacionalmente. Los concejales juegan al federalismo, se creen que son Rosas y Urquiza mientras la gente se sigue matando en las rutas”, comentó el representante del Cesvi.

–Estas actitudes han sido vinculadas con beneficios económicos o de poder vecinal, a través del otorgamiento de licencias... –observó Página/12.

–Exactamente –contestó Pons–. Algunos municipios llegaron a tener más licencias otorgadas que habitantes; en algunos casos, es su principal fuente de ingresos. Mientras tanto, la Ley de Tránsito se aprobó hace ya casi un año y medio y fue presentada como política de Estado: una política de Estado, además de sostenerse en el tiempo, debe vincular a todas las jurisdicciones.

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