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Sociedad|Lunes, 2 de noviembre de 2009
Argentina y su posición en el Grupo de los 77

El bono del carbono no es tan bono

Por Cledis Candelaresi

Desde Barcelona

La delegación argentina, encabezada por la embajadora Silvia Merega, llegó a España con la idea de integrar los cuerpos de trabajo alineada al Grupo de los 77 y China, que entre sus posturas más revolucionarias respecto de Kioto impulsan al menos la modificación del mercado de bonos de carbono. Este mecanismo les permite a las naciones industrializadas, principales contaminadoras, “comprar” el derecho de emitir a las naciones subdesarrolladas que desarrollen proyectos no contaminantes y obtengan por ello un bono, de valor oscilante y que cotiza en el mercado.

La cuenta no cierra, como explicó a Página/12 el encargado de Cambio Climático de la Secretaría de Medio Ambiente, Gabriel Romero. Por esa vía es difícil disminuir la contaminación global del planeta, ya que unos contaminan menos (por ejemplo preservando bosques o desarrollando biogás) para que otros dañen más. Igualmente negativo es el balance para los tenedores de los bonos verdes: cuestan más las inversiones para mitigar la contaminación que el ingreso a obtener de la venta de aquellos papeles.

El otro reparo que vienen dispuestos a plantear los negociadores argentinos es respecto del comercio exterior. El temor, compartido con otras naciones subdesarrolladas, es que un acuerdo más estricto en pautas medioambientales sea la excusa de los ricos para restringir las importaciones, es decir, para aplicar políticas proteccionistas. Por este camino, nadie puede garantizar que no se imponga una restricción a las compras de soja, cuya producción degrada el suelo y, por consiguiente, daña el medioambiente.

Desde otros países, se la ve a Argentina como muy activa en el tema. En la reciente reunión de Tailandia introdujo la dimensión laboral del problema, planteando que es necesario amparar de algún modo a los trabajadores que están afectados por el impacto que el clima tiene en sus actividades o porque tienen que reconvertirse hacia actividades productivas más limpias. Si finalmente se consensuaran medidas para evitar que la temperatura promedio del planeta supere los 2 grados, el país hasta podría verse beneficiado por el calentamiento controlado. Hay zonas de la pampa húmeda que resultarán más fértiles y cultivos como la soja que resultarán más productivos. Algo similar puede ocurrir con los frutales de Cuyo.

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