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Sociedad|Miércoles, 16 de diciembre de 2009
Proponen un impuesto al traslado de mercancías

Problemas para Argentina

Por Cledis Candelaresi
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Una demostración de Greenpeace, en la periferia de la cumbre.

Desde Copenhague

El canciller Jorge Taiana, líder de la discreta delegación argentina, llegó ayer por la tarde, poco antes del multitudinario plenario de ministros que abrió formalmente una nueva etapa de esta cumbre, con la presencia de varios reyes europeos, entre otras figuras de relevancia internacional. Argentina juega aquí en sintonía con los otros países de la región y del mundo, nucleados en el G-77, aunque con alguna que otra preocupación singular. El gran problema es que las nuevas pautas del comercio internacional terminen aislando a los productos argentinos porque la gran distancia del país obliga a un importante consumo energético para transportarlo.

Parece una alternativa de ciencia ficción, pero no lo es. Entre las varias posibilidades que se barajan en las discusiones técnicas para propiciar las energías limpias se incluyen otras para penalizar a las contaminantes. Dentro de ese marco está la variante de imponer un impuesto al traslado de mercaderías por buque y avión, lo que finalmente se traslada al precio de los productos transportados.

De crearse ese gravamen, los bienes argentinos tendrían que enfrentar una nueva restricción paraarancelaria, y de ahí el interés local en que no prospere. Un afán diferente al que mueve a los mexicanos, por ejemplo, que dan su aval enfático a ese eventual impuesto verde, desde la comodidad de estar al lado de su principal cliente. Esa imposición sobre el transporte es el principal desvelo de Buenos Aires, ya que, según considera el Gobierno, puede considerarse un país prolijo en términos ambientales: tiene una matriz muy centrada en el gas y su actividad agrícola es menos dañina para el medio ambiente que la de sus vecinos.

“Ojalá haya un acuerdo que sirva al planeta y a los países desarrollados, que no tenemos por qué pagar la culpa de los que se industrializaron hace doscientos años”, sentencia el canciller argentino, hermanado con el resto de sus pares del G-77, núcleo de subdesarrollados que incluye a fuertes jugadores como el principal socio del Mercosur y China.

También para otro momento quedará reservado el cónclave con pares de Venezuela y Cuba que debía tener lugar hoy, antes del plenario formal que los anfitriones daneses prepararon para formalizar la apertura de este evento, que promete ser histórico aunque no alumbre ningún pacto formal y obligatorio y se limite a establecer condiciones para que se prorrogue Kioto, cuya vida termina en dos años.

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