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Sociedad|Domingo, 3 de octubre de 2010
CURIOSO HAPPENING EN MAU-MAU

Extraña escena

Por Soledad Vallejos

El lugar: la legendaria disco Mau-Mau. Algunos de los invitados, por mencionar un par: Rodolfo Walsh, José Alfredo Martínez de Hoz. El anfitrión: Enrique Pichon Rivière. La excusa: una suerte de happening y acción promocional organizado por una agencia matrimonial. La perlita apareció ante los ojos de la historiadora Isabella Cosse (ver aparte) al abrir una revista de los ’60, esa época de la que, según comprobó durante su investigación, se publicaban “notas divertidas sobre agencias matrimoniales”. Mientras los discursos de la modernización cultural, más que orientar, eran órdenes para la clase media ilustrada, “esos temas terminaron conectándose fuertemente también con la modernización periodística”, que hacía “una intensa crítica de las costumbres”.

Por eso, la crónica reparó en el lanzamiento de la agencia matrimonial que “ofrecía armar parejas conectando sociología con la computación que había entonces, la de las tarjetas perforadas”, explica Cosse.

–¿Esa empresa combinaba todas las tendencias del momento?

–Sí, intentó conectar las dos grandes cuestiones de la época, la sociología científica de Gino Germani y el psicoanálisis, o más bien la perspectiva psicológica, que buscaba descubrir compatibilidades con tests. Y, en tercer lugar, sumaba la cuestión científica de evaluar las probabilidades a través de hacer cálculos de compatibilidades con computadoras.

–¿Cuándo se realizó ese lanzamiento?

–Fue en el ’66, en Mau-Mau, el anfitrión fue Pichon Rivière. Fue una de esas cosas que hubieran resultado imposibles tres o cuatro años después. Sólo en ese momento era posible juntar en un lugar, en ese lugar en particular, a Walsh, Martínez de Hoz, modelos... Después hubiera resultado imposible.

–¿Fue una fiesta?

–Sí, en realidad un evento de lanzamiento. La filosofía, digamos, la idea detrás del evento era una idea muy de Pichon Rivière, que en ese momento en particular insistía en la importancia de la unión, más allá de las compatibilidades. Es una idea que trasciende a Pichon Rivière, en realidad, es un clima de época que también puede registrarse con Erich Fromm, en El arte de amar, un libro con mucha llegada. Y la otra idea importante era mostrar cómo, en buena medida, las parejas no estaban formadas adecuadamente de acuerdo con esos criterios tradicionales, y que lo que la computadora terminaba haciendo con esos cálculos de compatibilidades científicas no coincidía con la realidad. Eso se acompañó con una encuesta larguísima, que involucró variables sociales, estéticas, culturales, de costumbres, de valores, preguntas como “¿qué come?...” o “¿cómo se viste?...”.

–Toda la escena es más que curiosa.

–Y atrás de la gracia reside otra idea importante, que era la idea de que había una crisis en las relaciones de pareja, en el matrimonio, y que este enfoque podía demostrar que ninguna pareja estaba conformada sobre principios, entre comillas, sólidos.

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