Los Groucheskii parecen prototipos de un caso insólito. Los padres de Alexandra se escaparon de Perú durante la segunda presidencia de Fujimori para acogerse a los beneficios de Naciones Unidas para los perseguidos políticos. En ese contexto, aparecía como alternativa para la familia Chile, pero no Argentina, que por entonces mantenía relaciones estrechas con el gobierno de Fujimori. Esto fue lo que declararon los Groucheskii ante el alto comisionado del Acnur y eso mismo dijo el Acnur cuando le otorgó el beneficio al padre de Alexandra. Sin embargo, para las Naciones Unidas la situación de la hija es distinta.
La Oficina Legal para las Américas de la sede del Acnur en Ginebra envió el resultado de su caso a Buenos Aires, donde funciona la oficina Regional para el Sur de América latina. El 6 de febrero de este año, Alexandra recibió la carta de ese organismo con los resultados de seis años de gestión. “Lamentamos informarle –dice– que de los antecedentes y declaraciones por usted realizadas, no es posible encontrar elementos sustanciales que justifiquen la evaluación de su caso dentro de los criterios que tiene fijado este organismo para apoyar solicitudes de reasentamiento.”
Un año antes las cosas eran o parecían distintas. Las oficinas del Acnur en Montevideo le enviaban al padre de Alexandra una carta con la resolución sobre su propio caso. Entre los temas mencionados, el organismo tomaba en cuenta el “temor fundado de persecución en la Argentina como resultado derivado de la persecución de que ha sido objeto en Perú”. Con esa garantía como aval, Alexander padre comenzó sus trámites para instalarse al otro lado del Río de la Plata donde (casi) tiene su residencia en estos momentos. Desde entonces pasa el tiempo haciendo viajes a uno y otro lado del Plata buscando ahora el modo de llevarse a su hija para allá, una hija que para los Groucheskii está metida en una trampa como lo estaría un rehén. “¿Sabés cuál es el autor que me parece más interesante? –pregunta ahora Alexander padre con ese tono difícil de español–: Kafka, Franz Kafka, ¿lo conoces?”
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