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Sociedad|Domingo, 5 de mayo de 2013
Decur, de los fierros al arte

Fábula pop

Por Soledad Vallejos

Tiene fans adolescentes, muchas de las cuales buscan con fruición las novedades de su blog, pero también se hacen alguna escapada a la galería para verlo a él en persona, o al menos su obra en papel, que también pueden haber seguido en los libros editados por la clásica De la Flor. Guillermo Decurgez, el santafesino de Arroyo Seco más conocido como Decur, arrastra una historia tan particular que podría pasar por fábula pop. En el secundario dibujaba como hobbie, pero estaba convencido de que eso no podía ser trabajo. Entonces siguió los pasos más tradicionales: “Trabajé desde los 15 con mi viejo, como peón de albañil, gasista, arreglando tuberías, o el cuerito de las canillas, o poniendo mosaicos, haciendo paredes, esas cosas. A los 20, 21 entré en la fábrica General Motors y ponía puertas en los autos. Imaginate pasar de albañil a operario ahí: era como entrar en la NASA. Y cuando me di cuenta de cómo era el trabajo no lo podía creer. Aguanté cuatro años. Era una risa. ¿Viste Tiempos modernos, de Chaplin? Era exactamente eso. Era una línea donde pasaban los autos y tenía que poner puerta, puerta; cada dos minutos y medio eran dos puertas. Durante nueve horas. Salís de la fábrica y no sabés qué hacer”. El movimiento repetitivo le generó tendinitis; pasó a trabajar en un ciber; “de Guatemala a guatepeor”.

Entonces un día dijo basta. A principios de 2009 volvió a dibujar; abrió un blog; conoció a otros ilustradores, y se vinculó especialmente con Liniers, con quien empezó a producir algunos experimentos dibujados. “Reencontré la felicidad en el dibujo” y empezó a producir universos de pequeños monstruos tiernos. Ahora, con libros editados en Argentina (de hecho, presenta otro estos días en la Feria del Libro) y mientras prepara el desembarco en la gráfica, dice: “Internet me abrió la ventana al mundo. Literalmente”. Hasta hace un tiempo, vendía prints y cuadros originales en una tienda online de Etsy, pero las restricciones cambiarias complicaban el modo de pago y optó por publicar las imágenes y poner a disposición su correo electrónico. ¿Escriben? “Sí, y preguntan.” ¿Y compran? Decur dice que también. Que es un momento en que se está “revalorizando la ilustración, y todo lo que sea historieta está andando bien. Creo que hay gente que compra porque siente que el alma del artista está detrás de esa pintura. Ricardo (Liniers) me regaló dos tiras y cuando las miro digo ‘estuvo detrás de esa tira, la estuvo pensando, capaz tomó mate, vio una película, volvió. Estuvo ahí’”.

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