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Sociedad|Miércoles, 14 de octubre de 2015
En una escuela de mecánica

“Estamos adaptadas”

Por María Fernanda Rezzano
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Sobre la avenida Jujuy al 700, en el barrio porteño de Balvanera, un enorme y concurrido edificio ocupa toda la manzana. Por las amplias ventanas que dan al subsuelo se ven grandes máquinas que trabajan bajo el mando de estudiantes y docentes vestidos con el característico overol azul. En la entrada de la escuela, dos autos confeccionados por estudiantes son los primeros indicadores de que el visitante está en puertas de la Escuela Técnica 25, Fray Luis Beltrán, con orientación en mecánica y electrónica. Allí, gran cantidad de chicas y chicos circulan por los despejados pasillos charlando animadamente mientras cargan sus tableros de dibujo y otros materiales.

Patricia Jara tiene 19 años y cursa quinto año. Ella eligió la orientación en mecánica porque “desde muy chica” tuvo curiosidad “por los autos, los motores y su funcionamiento”. A menudo, Patricia se preguntaba por el “origen de esos movimientos que veía en los artefactos” y cuando terminó la primaria dejó “bien en claro que lo único que quería era seguir estudiando en una escuela técnica”, explica con seriedad a este diario.

Intentó hacer el colegio secundario en el Otto Krause y no pudo entrar debido al sorteo. Sin embargo, celebra haber “terminado en la escuela 25” porque allí hay maquinarias únicas, “como por ejemplo una máquina CNC”. Según la estudiante, esa máquina es “sencillamente genial. Es un torno computarizado en el cual cargás con un programa lo que querés hacer y lo fabrica en serie. Es casi como una impresora 3D pero accesible”, explica fascinada.

En su experiencia como estudiante de escuela técnica, Patricia nunca sintió que la discriminaran por ser mujer. “Se nota mucho la cantidad de chicas que empezaron a venir a la escuela. En tercero, que es cuando tenemos que elegir la orientación definitiva, a todos se nos ofrece por igual que si no nos gusta, es tiempo de que dejemos la técnica”, relata.

Por otro lado, más allá de algún comentario “envidioso, como ‘te sacaste mejor nota porque sos mujer’, ya estamos adaptadas a que las mujeres participen en lo que antes se consideraba masculino”, expresa.

Estefanía Martín y Silvina Brites cursaron juntas en la escuela técnica. A sus 26 años, son profesoras de Patricia en la orientación de mecánica. Silvina da electricidad, mientras que Estefanía imparte una materia teórica. Cuando eran alumnas, las chicas recibieron alguna vez “un comentario machista” como ser catalogadas como el grupo de “corte y confección”.

Sin embargo, ellas consideran que su pasaje por la escuela fue un aprendizaje doble. Se sintieron “mucho más desafiadas que el resto”. Para las chicas, esto no era una cuestión “de expulsarnos, sino de tomarnos en serio. A principio de año, al grupo le daban diferentes objetos con los que tenía que hacer un proyecto, a nosotras siempre nos tocaron los más apasionantes”, explican las docentes.

La adaptación de las escuelas con el aumento de la matrícula femenina se hizo notar en las normas de seguridad. Generalmente “los accesorios, el pelo largo son cosas incompatibles con las máquinas”, explica Estefanía. Una vez, en una clase práctica, una compañera de las jóvenes docentes terminó con el pelo atrapado por una máquina. “Fue horrible, la chica tenía un pelo largo y rubio, la máquina lo agarró y terminó sin pelo en una parte de la cabeza”, cuenta Silvina.

De todas formas, según las docentes, “es una cuestión de respetar las normas de seguridad que se aplica a todos por igual”. En el taller todos son “iguales, nosotras conocemos nuestras limitaciones físicas que tienen que ver con la fuerza y por ahí se nos ayuda a levantar un disco, pero nada más”, agrega Silvina.

Sin embargo, “una también va a aprendiendo de sus habilidades superiores a las del promedio de los varones”, explica Estefanía. “La mujer es más delicada para hacer las terminaciones de las piezas, así como más organizada y rápida para entender”, eso es algo que, según las chicas “se aprende en la docencia cuando ves a otras chicas desempeñarse en la escuela técnica”, concluyen.

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