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Sociedad|Sábado, 27 de diciembre de 2003

Una tragedia que se repite

Irán se encuentra enclavado en una zona de gran actividad sísmica, debido a la presión que ejerce hacia el norte la plata tectónica arábiga sobre la euroasiática a una velocidad de dos a tres centímetros por año. Esto ha originado terribles tragedias con decenas de miles de muertos en el pasado más reciente. Así, el gobierno de Teherán admitió que al menos 32.000 personas murieron y cerca de 100.000 resultaron heridas en el terremoto ocurrido el 21 de junio de 1990 en las provincias de Gilan y Zanyan, al noroeste del país. Con una intensidad de 7,7 en las escala de Richter, el sismo, que apenas duró unos segundos, arrasó 27 pueblos y 1871 aldeas.
Las placas tectónicas son los enormes bloques rígidos que forman la corteza terrestre, cuyos movimientos relativos dan lugar a los choques y deslizamientos que causan la actividad sísmica.
El 11 de junio de 1981 en la misma provincia de Kerman en la que ayer murieron alrededor de 4000 personas, otra violenta sacudida telúrica destruyó el 95 por ciento de la ciudad de Golbaft, causó más de mil muertos y miles de heridos. Apenas habían tenido tiempo de enterrar a los seres queridos, cuando el 28 de julio de 1981 otro temblor de entre 6,5 y 7 grados en las escala de Richter volvió a sembrar el horror, el pánico y la muerte en esa misma provincia. El epicentro fue la localidad de Andujerd. Unos 2000 kilómetros cuadrados resultaron afectados por el sismo, lo que provocó, al igual que en el terremoto del mes anterior, varias decenas de muertos en la capital provincial, Kerman, además de numerosos daños materiales. El reguero de muertos por la actividad telúrica en Irán es constante. Rara es la década que tiene menos de un centenar, pero como ha puesto de manifiesto el ocurrido ayer, muchas de las víctimas mortales se producen debido a la mala construcción de las viviendas. Una práctica que se repite y que los iraníes parecen aceptar con resignación, ya que tras los desastres telúricos cientos de miles de ellos pierden sus hogares que vuelven a ser construidos de forma precipitada y sin medidas antisísmicas. El último terremoto grave que causó alrededor de 230 muertos se produjo el 22 junio de 2002, en las regiones orientales de Qasvin y Hamedan.
De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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