El Parque Avellaneda, en Floresta, está lejos de mostrar la arquitectura de un tradicional club de tenis. Incluso, sus dos canchas de cemento tienen bastantes imperfecciones y una iluminación precaria. Pocos jugadores avezados aceptarían jugar en semejantes condiciones. Pero desde hace un mes, 75 chicos y chicas del barrio, la mayoría sin raqueta propia, sueñan con ser Coria, Gaudio, Nalbaldian o Paola Suárez. Es que el gobierno porteño, a través de un convenio con la Asociación Argentina de Tenis, puso en marcha una Escuela Municipal de Tenis en nueve polideportivos de la ciudad, donde chicos de 5 a 18 años pueden aprender gratis el deporte. “No necesitan tener raqueta porque se las prestamos”, explica Diego García, director de Capacitación de la AAT, a cargo de la organización de la escuela, que empezó en mayo y ya tiene más de 600 inscriptos.
En la escuelita del Parque Avellaneda arrancaron con cinco chicos. Esta semana ya había 75. “Se difunde boca a boca, por publicidad en las plazas del barrio y en el marco del Programa Buenos Aires en Zapatillas”, cuenta Alejandro Frizzera, uno de los dos coordinadores de las escuelitas. El martes, en el turno de las 18 había 16 varones y una nena. Ninguno lucía la tradicional ropa de tenis. Se veía mucho jogging raído, zapatillas negras y hasta pulóveres de lana. Pero sobraba entusiasmo para pegarle a la pelotita y devolverla al compañero de turno. “Tenía tantas ganas de jugar”, dice Nahuel de Santis, y su sinceridad conmueve. Tiene 13 años y va a 1º año. Una gorra naranja le sujeta los rulos a lo Gaudio, aunque aclara que en la final de Roland Garros hinchaba por Coria “porque iba a quedar primero en el ranking”. Empezó a jugar hace dos años con un amigo en el mismo Parque Avellaneda. “Alquilábamos la cancha por 4 pesos y veníamos con dos raquetas del papá de él y una pelotita. Me avisó el profe de handball que había clases gratis y que nos daban la raqueta y enseguida me anoté.” El sol ya se ocultó y las luces apenas alumbran. Pero en la clase nadie se queja. Al contrario. Corren con gusto y ganas.