Domingo, 28 de abril de 2002
Est谩 que arde

Cualquiera sea el plan econ贸mico que Roberto Lavagna vaya a implementar tiene que resolver dos problemas graves de manera urgente: salir de la trampa del corralito y evitar el colapso del sistema financiero. Cash tuvo acceso a un informe de una calificadora internacional que afirma que las 86 entidades financieras que operan en el pa铆s est谩n t茅cnicamente quebradas. El documento estima que la depresi贸n y, fundamentalmente, la devaluaci贸n gener贸 p茅rdidas a los bancos por un total de 56 mil millones de pesos en el per铆odo que va del 1掳 de enero al 15 de abril. La calificadora considera que en pocos meses van a quedar menos de 40 bancos. Los banqueros consultados por este suplemento especulan con que la reducci贸n del sistema se puede dar en un escenario 鈥渙rdenado鈥, en el que el Estado se haga cargo de los pasivos bancarios, o en medio de un 鈥渃aos鈥, en el que los ahorristas pierdan sus dep贸sitos. Argumento que utilizan para convencer al Gobierno de que el Plan Bonex es la 煤nica opci贸n que queda para salvar lo que queda del sistema. Cash pudo confirmar que Sedesa, la compa帽铆a que administra la garant铆a de los dep贸sitos por un monto de hasta 30 mil pesos, destin贸 los pocos fondos que le quedaban a recapitalizar al Banco Galicia. Entonces, la ca铆da de decenas de entidades, que los analistas consideran inevitable, podr铆a derivar en la p茅rdida de los fondos de los ahorristas.
El quebranto del sistema se gener贸 por el lado de los activos y de los pasivos. Los bancos tienen en sus carteras pr茅stamos y bonos del Estado nacional y de las provincias por un total de 39 mil millones de pesos. Se estima que esos papeles van a sufrir una quita del 50 por ciento. Adem谩s, las deudas de particulares y empresas con el sistema financiero al 15 de abril suman 44 mil millones de pesos y, aunque los bancos no lo reconocen, la morosidad del sistema ya est谩 llegando al 30 por ciento. Muchos de esos cr茅ditos no se van a cobrar y el valor de las garant铆as se desplom贸. Por otra parte, los bancos tienen deudas en el exterior por 10 mil millones de d贸lares. Esos fondos los destinaron a cr茅ditos en el pa铆s que luego fueron pesificados 1 a 1. El descalce entre los d贸lares que tienen que devolver a un valor actual de 3,30 pesos y lo que van a cobrar por los cr茅ditos suma otros 20 mil millones de pesos de p茅rdidas.
La propuesta de los banqueros es estatizar los quebrantos del sistema. El Gobierno, aunque tuvo que aplazarlo por unos d铆as, ya dio el consentimiento, v铆a Plan Bonex, para limpiar de sus carteras la deuda p煤blica. Luego piensan presionar para conseguir un seguro de cambio para sus pasivos con el exterior. Un alto funcionario de un banco norteamericano lo explic贸 a Cash de esta manera: 鈥淓n el pa铆s van a quedar menos de la mitad de los bancos, porque el negocio se achic贸. El tema es c贸mo se da ese proceso de depuraci贸n: en forma ordenada o ca贸tica. En 1997, cuando las devaluaciones en los pa铆ses del sudeste asi谩tico colapsaron sus sistemas financieros, los estados asistieron a la banca con fondos que fueron desde un 20 a un 40 por ciento del PBI de cada pa铆s. Si ac谩 no hacen lo mismo, va a haber una cadena de quiebras y los que van a perder son los ahorristas鈥. El banquero asegura que las entidades no van a hacerse cargo de semejante cat谩strofe 鈥減orque tardar铆an 50 a帽os en recuperar su dinero鈥.
Los ahorristas cuentan con un seguro que deber铆a cubrir los dep贸sitos hasta un total de 30 mil pesos. Los bancos aportan un porcentaje de los dep贸sitos a una compa帽铆a conformada especialmente para administrar esos fondos, llamada Sedesa. Aunque la resoluci贸n del Banco Central que dio origen a la garant铆a de dep贸sitos se帽alaba taxativamente que los fondos s贸lo deb铆an usarse para resarcir a los ahorristas en casos de quiebra, Sedesa utiliz贸 dinero para asistir a entidades en problemas. Como en los pr贸ximos meses no existe la posibilidad de que se generen nuevos dep贸sitos, Sedesa est谩 imposibilitada de cumplir con su funci贸n. Es decir que los depositantes est谩n sin red: banco que cae, ahorristas que pierden. Si hasta el momento no se derrumbaron m谩s bancos es porque el Banco Central los asiste con redescuentos (pr茅stamos). El sistema financiero tiene liquidez negativa. Los bancos tienen depositados en el Central como requisitos m铆nimos de liquidez 9 mil millones de pesos y le deben a la misma entidad 15 mil millones. Aun con el corralito, desde el 1潞 de enero los dep贸sitos disminuyeron un 15 por ciento. En total, se fueron 13 mil millones de pesos. Dos mil millones por amparos judiciales, 8 mil por el goteo que permite el mismo sistema y por las excepciones a personas enfermas y mayores de 75 a帽os y 3 mil millones m谩s por dep贸sitos utilizados para cancelar cr茅ditos.
El sector bancario fue uno de los de mayor rentabilidad en la d茅cada pasada. Incluso en 1998 y 1999, con la recesi贸n instalada, los bancos ganaron 1000 millones de pesos. Dinero que transformaron en d贸lares a paridad 1 a 1 y giraron al exterior. Sin embargo, la mayor铆a de ellos le ha hecho saber al gobierno que no est谩n dispuestos a traer parte de sus utilidades pasadas para recapitalizar sus entidades. Hasta hace unos meses, cuando los banqueros analizaban si val铆a la pena perder dinero para quedarse en el pa铆s, mensuraban la p茅rdida de reputaci贸n internacional que les traer铆a aparejada la deserci贸n de Argentina. Un ahorrista brasile帽o pod铆a pensar que el Citi o el Boston, por ejemplo, no eran tan confiables como parec铆an. Pero en los 煤ltimos tiempos la comunidad financiera internacional comenz贸 a divulgar la idea (equivocada o no) de que la culpa del colapso era del Gobierno y que la quiebra financiera se deb铆a a causas end茅micas y no particulares. Este argumento deriv贸 en que los bancos internacionales no teman perder reputaci贸n. Por lo que la decisi贸n de irse o quedarse depende s贸lo de un an谩lisis econ贸mico de sus operaciones locales.
El a帽o pasado el sistema administraba un stock de m谩s de 80 mil millones de d贸lares. Los banqueros estiman que luego del Plan Bonex, o como termine llam谩ndose, el negocio se reducir谩 a menos de 15 mil millones de d贸lares. La torta se achic贸 y ya no alcanza para todos. Ahora hay que ver cu谩les se quedan y qu茅 entidades deciden levantar campamento. Analistas financieros consultados por Cash coinciden en se帽alar que los grandes bancos norteamericanos, con una larga trayectoria en el pa铆s, no se van a ir por una crisis. Y los espa帽oles tienen una estrategia regional, por lo que les convendr铆a quedarse. Sin embargo, tanto los espa帽oles como los norteamericanos piensan que, en lo inmediato, en el mercado no hay lugar para todos. Por eso en las 煤ltimas semanas se arm贸 una guerra de rumores para desacreditarse mutuamente y as铆 jugar a que caigan sus competidores.
Aunque no son los 煤nicos responsables, los bancos fueron uno de los principales actores econ贸micos cuyas acciones derivaron en la actual crisis. En los 煤ltimos a帽os, tentados por las alt铆simas tasas de inter茅s que el Estado acept贸 pagar, destinaron una cantidad creciente de sus dep贸sitos a financiar al sector p煤blico. Entre provincias y Naci贸n tomaron m谩s del 30 por ciento del cr茅dito disponible del sistema. En la mayor铆a de los pa铆ses del mundo la legislaci贸n no permite que los bancos arriesguen un porcentaje tan alto del dinero de los ahorristas prest谩ndoselo a un peque帽o grupo de clientes. La fuga de divisas que deriv贸 en la actual crisis del sistema comenz贸 cuando los inversores empezaron a pensar que el Estado no iba a poder pagar sus deudas. El an谩lisis era que, como los bancos estaban tan jugados con el sector p煤blico, la cesaci贸n de pagos, que finalmente ocurri贸, iba a provocar el colapso del sistema. La fuga, el default y, por 煤ltimo, la devaluaci贸n terminaron cumpliendo la profec铆a.
A pesar de su responsabilidad y de las enormes ganancias que obtuvieron en la 煤ltima d茅cada, los banqueros no est谩n dispuestos a traer plata para cumplir sus compromisos. Si como dicen los analistas financieros y los mismos banqueros, van a cerrar la mitad de las entidades, la cuenta de esas p茅rdidas la pagar谩 toda la sociedad. Si el Estado interviene y estatiza los quebrantos, tambi茅n. Si no lo hace, las p茅rdidas recaer谩n sobre los ahorristas.
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