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Domingo, 28 de abril de 2002
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LAS RETENCIONES Y LA DISTRIBUCION DE LA RENTA DEL CAMPO

La pelea por la torta

El impuesto a las exportaciones gener贸 la reacci贸n de los productores. Esa protesta equivoca el blanco, apuntando al objetivo fiscal del Estado en lugar de orientarse al inequitativo reparto de los ingresos del campo, con o sin retenciones.

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Los productores est谩n en guerra por las retenciones pero su verdadero problema es la distribuci贸n de la renta del campo.
Por Fernando Krakowiak

Miguel Quarleri es due帽o de un campo de 107 hect谩reas en la localidad de Bragado. All铆 comenz贸 a trabajar orde帽ando vacas junto a su padre cuando ten铆a 12 a帽os. En 1989 industrializ贸 parte de la producci贸n montando una peque帽a f谩brica de quesos. Lleg贸 a tener 110 vacas, pero el inequitativo reparto de las ganancias entre los productores, la industria y los supermercados hizo insostenible el negocio. 鈥淗ubiera querido continuar con el tambo, pero los productores recibimos s贸lo el 20 por ciento de lo que paga el consumidor por los l谩cteos y as铆 es imposible sobrevivir鈥, afirm贸 ante Cash Quarleri, quien a fines de 2000 vendi贸 las vacas como carne y se dedic贸 a cosechar ma铆z. Su situaci贸n sigue siendo complicada pues en el negocio de los granos los productores tambi茅n pierden. En este caso, a manos de un selecto grupo de empresas exportadoras que le compran la tonelada de ma铆z a un 15 por ciento menos del precio fijado por el mercado internacional, ganancia extra que se suma al 10 por ciento que de por s铆 obtienen los exportadores con la reventa de los granos.
La distribuci贸n desigual de los beneficios entre los productores y la cadena de comercializaci贸n no es un problema reciente. La apertura de los mercados, la desregulaci贸n y las privatizaciones concretadas durante el gobierno de Carlos Menem favorecieron a los exportadores y a los supermercados en detrimento fundamentalmente de los peque帽os y medianos productores. Sin embargo, la devaluaci贸n del peso instrumentada en enero pareci贸 aplacar las cr铆ticas, pues con el nuevo tipo de cambio los ingresos del campo se triplicaron. La calma dur贸 hasta que el Presidente Eduardo Duhalde decidi贸 aplicar un 20 por ciento de retenciones agr铆colas. Fue entonces cuando resurgieron los reclamos.
Eduardo Buzzi, presidente de la Federaci贸n Agraria Argentina, afirm贸 a Cash que 鈥渄ebido a las retenciones la rentabilidad de los peque帽os y medianos productores se redujo a cero y en algunos casos es negativa鈥. El experto en econom铆a agraria Osvaldo Barsky relativiz贸 ante este suplemento la postura de las organizaciones agrarias al se帽alar que 鈥渆l argumento no es muy consistente porque en t茅rminos generales el nivel de precios postdevaluaci贸n es favorable鈥. Seg煤n Barsky, lo que debe cuestionarse es la aplicaci贸n de retenciones con porcentajes gen茅ricos y su mantenimiento fijo cualquiera sea la evoluci贸n del tipo de cambio y de los precios internacionales porque 鈥渆so se hizo durante el gobierno de Alfons铆n y provoc贸 una espectacular ca铆da de la producci贸n de granos y oleaginosos en la regi贸n pampeana鈥.
Los peque帽os y medianos productores hoy parecen estar m谩s dispuestos a cuestionar el impuesto a las exportaciones antes que a problematizar la distribuci贸n desigual de la riqueza al interior del campo. Desde que el Estado abandon贸 su rol de control a comienzos de los 90, las grandes exportadoras comenzaron a operar de modo cartelizado para ampliar su margen de ganancia imponi茅ndoles precios m谩s bajos a los productores. En el caso de la soja, las multinacionales Cargill, Dreyfus, Bunge y Nidera llegaron a ofrecer recientemente 120 d贸lares por tonelada cuando el precio internacional estaba cercano a los 170 d贸lares.
Este tipo de irregularidades, sumadas a las dificultades generadas por la fluctuaci贸n de los precios internacionales y la evoluci贸n de los precios relativos durante la Convertibilidad, complic贸 la subsistencia de los peque帽os productores favoreciendo la concentraci贸n de la tierra. La desaparici贸n de numerosas cooperativas agrarias que nucleaban a los peque帽os campesinos es una evidencia de la crisis del sector. En 1978 esas organizaciones econ贸micas sumaban 1433, mientras que en 1998 quedaron 890, de las cuales s贸lo funcionaban activamente cerca del 50 por ciento.
El costo del gasoil, de los insumos y de las tarifas del transporte de carga se volvieron imposibles de afrontar para las peque帽as explotaciones agr铆colas mucho antes de la devaluaci贸n. Los grandes grupos fueron los 煤nicos capaces de sobrevivir, pues su enorme nivel de producci贸n les permiti贸 negociar descuentos y facilidades de pago. Para los peque帽os productores la opci贸n consisti贸 en iniciar una fuga hacia adelante. Muchos arrendaron nuevas tierras para incrementar la producci贸n con el objetivo de evitar la quiebra. Sin embargo, el intento por revertir la ca铆da de ingresos los termin贸 por condenar definitivamente. El aumento del valor de la tierra y las exorbitantes tasas de los cr茅ditos bancarios hicieron que les fuera imposible obtener rentabilidad.
En un trabajo publicado el a帽o pasado por Mario Lattuada, investigador del Conicet, se afirma que entre 1967 y 1997 desaparecieron de la estructura agraria de la provincia de La Pampa 2600 explotaciones equivalentes al 25 por ciento del total. Este proceso se aceler贸 durante la d茅cada del 90, per铆odo en que se registr贸 el mayor n煤mero de transacciones debido a que una gran cantidad de peque帽os propietarios debieron vender sus tierras, de entre 100 y 500 hect谩reas, para hacer frente a las deudas contra铆das. En esa 煤ltima etapa el Estado no aplic贸 retenciones, pero la ausencia de regulaci贸n posibilit贸 una distribuci贸n desigual de los excedentes que conden贸 a la mayor铆a de los productores y que todav铆a se mantiene.

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