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Por Fernando Krakowiak
Durante los 煤ltimos cuatro a帽os los empresarios del campo acumularon una rentabilidad extraordinaria. El tipo de cambio competitivo, el precio record de los principales cultivos y los aumentos en la productividad posibilitados por las innovaciones tecnol贸gicas le permitieron al sector disfrutar de uno de los mejores momentos de su historia. Desde entonces, su principal preocupaci贸n han sido las disputas por la renta agraria. El Estado fue el primero en participar de una parte de la torta a trav茅s de las retenciones. Sin embargo, no es el 煤nico interesado en los millones de d贸lares que se generan detr谩s de las tranqueras. En lo que va del a帽o, la multinacional Monsanto incaut贸 en Europa cuatro embarques de harina de soja provenientes de Argentina. La empresa asegura que las semillas que dieron origen a ese producto contienen el gen RR, una invenci贸n tecnol贸gica de su propiedad resistente al herbicida glifosato que permiti贸 casi cuatriplicar la producci贸n nacional en los 煤ltimos nueve a帽os. Una vez que comprueba la presencia del gen, demanda al importador exigi茅ndole entre 15 y 18 d贸lares por tonelada en concepto de regal铆as. El Gobierno y los productores aseguran que Monsanto no tiene derecho a reclamar esa compensaci贸n porque el gen no est谩 patentado en el pa铆s. Sin embargo, el conflicto pone en riesgo las exportaciones del principal commoditie. A continuaci贸n Cash plantea cinco preguntas clave para entender la compleja trama de intereses que se esconde detr谩s de la guerra de la semilla.
El gen Round Ready (RR) ingres贸 a la Argentina luego de una negociaci贸n entre las empresas norteamericanas Asgrow y Monsanto, que le permiti贸 a Asgrow acceder al gen para utilizarlo en sus variedades. Luego la semillera Nidera adquiri贸 Asgrow Argentina y ampli贸 la difusi贸n del gen en el pa铆s. De ese modo, la invenci贸n perdi贸 el car谩cter de novedad y el derecho a la protecci贸n de patentes. No obstante, a partir de acuerdos privados en los que se le reconoci贸 la titularidad de la patente, Monsanto licenci贸 la comercializaci贸n del gen con las semilleras y cobr贸 la correspondiente regal铆a por cada bolsa vendida por Nidera, Don Mario y otras empresas. El cobro de esas regal铆as y la venta del herbicida glifosato que le otorga sentido al gen le permitieron a la multinacional estadounidense ganar millones de d贸lares mientras la soja transg茅nica se expand铆a a pasos agigantados en el suelo argentino, hasta superar el 90 por ciento de la siembra. El problema surgi贸 cuando los productores comenzaron a utilizar una parte de los granos obtenidos como semilla para la cosecha siguiente, amparados en la ley de semillas 20.247 que en su art铆culo 27 afirma que 鈥渘o lesiona el derecho de propiedad (...) quien reserva y siembra semilla para su propio uso鈥. A ese grupo se le sumaron quienes, adem谩s de utilizar el grano para uso propio, comenzaron a comercializarlo en el mercado negro. Por lo tanto, el porcentaje de semillas fiscalizadas vendidas fue cayendo, a tal punto que en la actualidad s贸lo entre un 20 y un 25 por ciento de las semillas utilizadas en cada cosecha son compradas a las semilleras que le pagan la regal铆a a Monsanto.
Esta situaci贸n, sumada a la ca铆da en las ventas de su glifosato, fue la que llev贸 a la multinacional a formular un reclamo por el cobro de regal铆as. A los importadores a quienes les confisca la mercader铆a les est谩 pidiendo entre 15 y 18 d贸lares por tonelada. Pero la mayor铆a de las fuentes consultadas por Cash sostuvieron que la intenci贸n de la transnacional es presionar para negociar un acuerdo que le permita cobrar un porcentaje menor de regal铆as sobre el conjunto de la producci贸n argentina de soja. Ernesto Ambrosetti, economista jefe de la Sociedad Rural, se帽al贸 a este suplemento que 鈥渟i Monsanto tuviera la patente en el pa铆s el conflicto no ser铆a muy diferente al actual, porque lo que no se termin贸 de acordar es cu谩l es el mecanismo m谩s eficiente para restringir el uso propio gratuito que realizan los productores locales amparados en la ley de semillas鈥. En las negociaciones que tuvo con las distintas entidades del sector hace algunos meses, Monsanto manifest贸 estar dispuesta a aceptar un d贸lar por tonelada producida, situaci贸n que deja m谩s en evidencia el car谩cter de posici贸n de fuerza para negociar los 15 d贸lares que reclama en Europa.
Los primeros reclamos fueron realizados en el pa铆s donde desde hace varios a帽os Monsanto viene negociando con los distintos actores del campo y con el Estado la posibilidad de implementar un sistema que le permita cobrar regal铆as sobre el conjunto de la producci贸n y no s贸lo sobre el porcentaje que cosecha con semillas fiscalizadas. Dos de las alternativas que se evaluaron son las 鈥渞egal铆as extendidas鈥 y las 鈥渞egal铆as globales鈥. La primera opci贸n es un sistema de contratos privados por el cual los productores renuncian de manera voluntaria al derecho del uso propio y acuerdan el pago a Monsanto de una regal铆a, pese a que para sembrar utilizan los granos obtenidos de su cosecha. El precio siempre es menor al canon que se paga cuando se adquieren semillas fiscalizadas. Algunos productores acordaron este sistema con las semilleras.
La propuesta de las regal铆as globales, en cambio, implica un cobro 煤nico realizado en la etapa de comercializaci贸n del grano, con una l贸gica similar a la de las retenciones. La propuesta fue impulsada por la Secretar铆a de Agricultura, quien propuso cobrar un porcentaje de entre 0,35 y 0,95 por ciento por bolsa vendida y destinarlo a un fondo fiduciario encargado de pagar las regal铆as y financiar el desarrollo de investigaciones que contribuyan al mejoramiento vegetal de especies. Sin embargo, la propuesta fue rechazada por la mayor铆a de los actores del sector. La falta de acuerdo hizo que la indefinici贸n se prolongara. Por lo tanto, Monsanto decidi贸 concretar la amenaza de incautar los embarques provenientes de Argentina en aquellos pa铆ses donde tiene patentado el gen.
Es dif铆cil saberlo. La Secretar铆a de Agricultura difundi贸 un informe donde afirma que Monsanto 鈥渆st谩 actuando con m茅todos coactivos y haciendo un uso abusivo de la patente al pretender cobrar regal铆as sobre la harina de soja, cuando la protecci贸n otorgada en territorio europeo est谩 circunscripta a la funci贸n de siembra y propagaci贸n鈥. Seg煤n este argumento, la patente alcanza a toda materia en la que se incorpore el gen y en la que contenga y ejerza su funci贸n la informaci贸n gen茅tica. Es decir, es en el suelo argentino donde ejerce su funci贸n de resistencia al glifosato y no en la harina que se exporta. Por lo tanto, la demanda de Monsanto no deber铆a prosperar. Sin embargo, fuentes del sector consultadas por Cash aseguraron que 鈥渘o todos comparten la doctrina del acotamiento del derecho. Por lo tanto, la demanda de Monsanto puede prosperar鈥.
La Sociedad Rural inform贸 la 煤ltima semana que, por la incertidumbre que genera el conflicto, el precio de la soja podr铆a caer 7 d贸lares por tonelada, gener谩ndoles a los productores una p茅rdida de 280 millones de d贸lares anuales. A su vez, la Secretar铆a de Agricultura se帽al贸 que la actitud de Monsanto podr铆a hacer disminuir el 谩rea sembrada, afectar la producci贸n de harina de soja y, en el caso de que se debieran pagar los 15 d贸lares por tonelada que exige por las exportaciones de harina y granos a Europa (en el aceite no se detecta el gen), se deber铆an desembolsar 155 millones de d贸lares. La p茅rdida de dinero es mayor a la que se tendr铆a en caso de llegar a un acuerdo con la multinacional pag谩ndole un d贸lar por tonelada (cerca de 40 millones de d贸lares, pues la producci贸n alcanza los 40 millones de toneladas). Sin embargo, varios productores y el Gobierno consideran que aceptar implicar铆a ceder a la maniobra de la multinacional.
Hasta el momento, Argentina implement贸 en el campo las innovaciones tecnol贸gicas desarrolladas por multinacionales como Monsanto poco tiempo despu茅s de que lo hiciera Estados Unidos. Si Monsanto decide dejar de traer sus innovaciones a la Argentina, los productores sentir谩n el impacto en el mediano plazo. El problema ser铆a mucho mayor si su conducta fuera imitada por otras transnacionales como Dow Agro-Science, Dupont-Pionner y Syngenta. En Argentina hay instituciones p煤blicas y privadas que llevan adelante innovaciones biotecnol贸gicas y mejoramientos varietales, pero ninguna tiene los recursos suficientes como para realizar las pruebas de toxicidad cr贸nica y aguda en animales y humanos, los estudios de medio ambiente y para gestionar la patente en los distintos pa铆ses.
El caso Monsanto deja en evidencia la fuerte dependencia de las multinacionales que tienen algunos pa铆ses en desarrollo. Especialistas del sector destacan que, para superar esa dependencia, es necesario que los pa铆ses de la regi贸n impulsen pol铆ticas conjuntas, porque la escala nacional no es suficiente para desarrollar innovaciones al margen de los grandes grupos empresarios. Otros son m谩s esc茅pticos y se帽alan que lo mejor es tratar de negociar.
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