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Domingo, 30 de abril de 2006
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EL CONFLICTO CON LOS DUEÑOS DE LA TIERRA

¿Quién se apropia de la renta?

Los grandes propietarios de campos contabilizan abultadas ganancias pese a las retenciones, gracias a la política del Gobierno de mantener un dólar alto.

Por Juan Iñigo Carrera *
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Los terratenientes han renovado su enemistad con el ideario “nacional y popular”.

Los terratenientes agrarios argentinos, “el campo” como gustan llamarse, parecen sufrir de agudas deformaciones perceptivas cuando se trata de reconocer su participación en la renta de la tierra. Durante la convertibilidad se enamoraron de Menem porque la ausencia de retenciones, decían, les aseguraba la apropiación íntegra de la renta. La realidad era bien distinta. La sobrevaluación del peso, sostenida por las políticas de privatización y de aumento de la deuda pública externa, llevó hacia otros bolsillos el 66 por ciento de la renta total del período 1991-2001. Claro está que el festejo de los dueños de la tierra aportaba a la imagen de la ausencia de acción estatal propia del neoliberalismo.

Hoy, los terratenientes aborrecen al gobierno “estatista” que mantiene las retenciones. Sin embargo, la subvaluación del peso sostenida por la política monetaria ha venido más que compensando el efecto de las retenciones. Durante el período 2002-2004, los propietarios de la tierra agraria no sólo recibieron íntegra la renta sino que a ella se sumó un 25 por ciento adicional de riqueza social. En resumen, con un promedio anual de renta que, a valores constantes, se contrajo un 7 por ciento entre 1991/2001 y 2002/2004, los terratenientes vieron crecer el monto de su ingreso en un 211 por ciento. Pese a tamaño cambio de suerte, los terratenientes han renovado su enemistad con el ideario “nacional y popular”. Aunque, bien mirado, con sus lamentos, justo cuando la política del Estado los beneficia de manera excepcional, aportan lo suyo a la construcción de dicho ideario.

Ni siquiera en la época en que ejercían el poder del Estado los terratenientes gozaron de una política tan favorable como la surgida con la caída de la convertibilidad. Por ejemplo, en el promedio del período 1900/1916, el 51 por ciento de la renta escapó de sus manos vía la sobrevaluación del peso sostenida mediante las políticas de paridad fija e impuestos a la importación. Con esa porción de renta, el Estado nacional fue pagando la deuda pública externa, escandalosamente contraída al ritmo del avance de la apropiación privada de la tierra sobre la población aborigen. Años más tarde, mientras multiplicaba la fraudulenta deuda pública externa, la dictadura militar que los representaba con Martínez de Hoz a la cabeza, y que todavía añoran, peló la renta de los terratenientes al ras mediante la sobrevaluación del peso.

Las evoluciones referidas surgen de la estimación de la renta de la tierra agraria argentina y los cursos seguidos por su apropiación primaria entre 1882 y 2004, que he realizado en el Centro para la Investigación como Crítica Práctica. La misma constituye parte del proyecto de investigación sobre la formación económica de la sociedad argentina como modo nacional específico de la acumulación de capital. La apropiación de la renta por sujetos sociales distintos de los terratenientes se ha computado sobre la base del efecto de los impuestos a la exportación y de la paridad cambiaria de exportación (tanto respecto de las exportaciones como del consumo interno de los productos agrarios), y de las políticas de control de precios internos y monopolio comercial del Estado nacional, vigentes en cada momento. La renta apropiada primariamente por los terratenientes se ha computado por la diferencia entre la tasa de beneficio del capital agrario y la del capital del sector industrial, sobre la base de las cuentas nacionales y estadísticas complementarias.

La misma permanencia en el tiempo de los cursos seguidos por la apropiación de la renta a favor de los terratenientes y de otros sujetos sociales muestra que la existencia de los mismos no responde a razones circunstanciales. Por el contrario, son esenciales para la reproducción de la base económica específica de la sociedad argentina. Más aún, la existencia de la apropiación masiva de la renta por terceros en el período en que los terratenientes ejercían la representación política general de la sociedad argentina, hace evidente que, por más que los mismos abominen de dicha apropiación, ella es condición para su reproducción como clase. Los terratenientes no deberían ilusionarse respecto de quién es el socio determinante en la apropiación de la renta dentro del proceso argentino de acumulación de capital. Apenas la expansión económica basada en la caída del salario iba empujando una tímida suba de éste (en el 2005 el promedio se ubicaba todavía un 10 por ciento por debajo del nivel del 2001), la subvaluación del peso se fue esfumando hasta hacerse nula el año pasado. Pero las retenciones quedaron. De modo que el flujo de renta que escapa a la apropiación de los terratenientes ha vuelto ya a su curso normal. Pero lo ha hecho dejando en sus manos una parte de la renta sustancialmente mayor que la que recibían durante la convertibilidad.

* Economista.

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