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Domingo, 7 de mayo de 2006
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Crisis, recuperacion, inflacion y distribucion de ingresos

"Orientar un pacto social"

El desafío para la economía luego de ingresar en un sendero de crecimiento es cómo seguir avanzando con una política que distribuya ingresos. Cómo influye el factor inflación.

Por Natalia Aruguete
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Jaime Marques Pereira: “La inflación arriba del 10 por ciento parece importante”.

Una vez recuperada de la crisis y con un escenario internacional favorable, la cuestión para la Argentina es “solucionar el desequilibrio externo y crecer distribuyendo ingresos”. Así lo dejó planteado el especialista en economía monetaria, Jaime Marques Pereira. Invitado por el Ceil-Piette (Conicet) y el Iihes (UBA), el investigador de la Universidad de Grenoble participó del seminario “Escenarios de salida de la crisis y estrategias de desarrollo para Argentina”. En diálogo con Cash, Marques Pereira comparó la crisis de 2001 con la hiperinflación del ’89, consideró que un poco de inflación genera mayor crecimiento y advirtió que la “soberanía” monetaria debe impedir la huida de capital al tiempo que favorecer la inversión interna.

¿Qué relación encuentra entre las crisis que se dieron en la Argentina a fines de 2001 y a fines de los ’80?

–A priori parecen diferentes. La crisis de los ’80 fue de hiperinflación. La de 2001 fue de deflación. Hay un factor común: la explosión de la deuda pública. En el primer caso, fue creada por un servicio de la deuda que se volvió explosivo a partir de la inflación. En el segundo, ha sido explosivo porque tenía que cubrir el déficit de la cuenta corriente.

¿Cuáles han sido los efectos de la crisis de 2001-2002?

–Una deflación y una cantidad de pobres enormes y una baja de la actividad productiva muy grande. La cuestión hoy es saber cómo escapar de la evolución trágica de los años ’80, aunque hay diferencias. La coyuntura internacional es extremadamente favorable y cuenta sobre todo para la Argentina, que no ha reformulado su patrón de especialización. Además, ya no es necesario tomar deuda pública, porque hay un excedente fiscal que permite que el ahorro público compre los dólares de los exportadores para asegurar el servicio de la deuda. El problema es administrar el conflicto distributivo a través de un pacto social.

¿Cómo vincula inflación y crecimiento económico?

–Gran parte de los economistas considera que un poco de inflación es necesario para viabilizar una flexibilidad y reaccionar a los cambios del mercado. Además, ese consenso económico dice que un poco de inflación genera mayor crecimiento, lo que permite un mayor equilibrio fiscal.

¿Y como evalúa la inflación actual de la Argentina?

–En términos internacionales, la inflación arriba del 10 por ciento parece importante. Hay que manejar un determinado nivel de inflación para no tirar hacia arriba la tasa de interés. Si no, el servicio de la deuda volverá a ser exponencial y se va a entrar en el círculo vicioso de conflicto distributivo, alimentado por el servicio de la deuda. Es obvio que hay que rescatar la deuda social en la Argentina. Y para un gobierno que necesita legitimidad social, la cosa se vuelve problemática. Cuando la coyuntura internacional no continúe siendo tan buena, si no hay un aumento de la inversión, la productividad y los salarios que permita una demanda doméstica que viabilice la rentabilidad de las empresas, la Argentina estará mal.

En este nuevo escenario, ¿qué relación establece entre soberanía monetaria y soberanía política?

–Se ha dicho de manera rápida que la convertibilidad significaba abandonar la soberanía monetaria. La verdad es que cuando uno analiza los efectos de la convertibilidad y analiza los efectos de la política de cambio alto en términos de distribución del ingreso, se puede ver que el manejo de la moneda es una decisión pública, soberana. Y cuando la ley de convertibilidad fue rechazada por los mercados financieros, fue el Estado el que cambió las reglas de juego. El problema es que en países como Brasil o la Argentina, que tienen un desequilibrio externo estructural, la reserva de valor es una moneda extranjera. Entonces, manejar la soberanía monetaria es un equilibrio precario, donde uno tiene que impedir la huida de capital y favorecer la inversión para tener un crecimiento económico y un aumento del ingreso. Hasta ahora eso se ha hecho a costa de los salarios. La gran cuestión es saber cómo hacer para solucionar al mismo tiempo el desequilibrio externo y un manejo de la moneda que permita crecer distribuyendo ingresos.

¿Y usted cómo cree que se hace?

–Depende de la recuperación de la capacidad de gasto del Estado y de orientar la distribución del ingreso con un compromiso social.

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