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Domingo, 1 de octubre de 2006
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Crecimiento, desocupacion y planes asistenciales y de insercion laboral

“Mecanismo de control social”

El complejo tránsito de las políticas de subsidio al desempleado hacia las destinadas a la capacitación para el regreso del trabajador al mercado laboral.

Por Verónica Gago
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Jaques Freyssinet: “Instrumentar políticas activas de ayuda al acceso al empleo”.

El economista francés Jaques Freyssinet –invitado por los institutos Piette-Conicet y IADE– dictó durante cinco días un seminario en el Ministerio de Trabajo sobre “Políticas de empleo”, tema en el que se especializa tanto en su dimensión de diseño como de gestión. Freyssinet comentó diversas técnicas sobre la “incitación” al trabajo para sectores desocupados (workfare). En diálogo con Cash, el economista explica por qué esta conciliación le parece necesaria.

¿Cómo surge la política del workfare (hacer trabajar)?

–Hay dos aspectos. Por un lado, una idea de control social que apareció a fines del siglo XIX, bajo el supuesto de que los pobres son peligrosos y que para disciplinarlos deben ser sometidos al trabajo. Esto se implementó mediante el mecanismo por el cual cualquier ayuda pública está condicionada por la demostración de la “voluntad” de trabajar, de la búsqueda efectiva de un empleo y de la total disponibilidad a aceptar cualquier puesto. Estos mecanismos desaparecieron, por lo menos en los países desarrollados, en la época del pleno empleo. Pero con la interrupción del crecimiento y la reaparición de un desempleo masivo hubo una reactivación de esta concepción, simétrica al dominio de las ideas neoclásicas en el terreno económico. Así se llegó a que por un lado había que reforzar los mecanismos de mercado especialmente en el mercado de trabajo y que, por otro, había que reestablecer los mecanismos de control social para la población marginalizada de ese mercado de trabajo.

Los mecanismos de estimulación financiera a empresas para que no reduzcan el ingreso de los sectores de trabajo menos calificados, ¿hacen que la política sobre el salario sea casi una política de asistencia social?

–A la vez de política social y de política económica. Porque corresponde a la idea de que hay siempre un riesgo de inflación salarial. Cualquier reactivación de la actividad económica genera rápidamente escasez de mano de obra –aunque no de manera global pero sí en ciertos oficios, ramas y zonas– y si buena parte de la gente ha sido marginalizada se hace difícil recuperarla como trabajadores. Por eso hay que garantizar una oferta abundante de mano de obra que evite una presión salarial en caso de reactivación económica. Y el workfare es precisamente un elemento de movilización de los recursos potenciales de mano de obra.

¿Qué significa la idea que propone de “hacer que el trabajo pague”?

–La gente no tiene que adoptar estrategias de transferencias de ingresos sin empleo. Hay un riesgo de que la gente se satisfaga con seguros de desempleo o asistencia especialmente cuando aumentan los empleos basura. Esto eleva la brecha entre el empleo y del no empleo. Pero como no se puede aumentar el costo salarial, hay que inventar técnicas para intervenir sobre esta brecha sin aumentar el salario que paga la empresa.

¿Cómo se implementan estas técnicas?

–Por medio del Estado. En Europa occidental se observa la tendencia a descentralizar, con la idea de que los municipios o las provincias conocen mejor a la población y pueden más fácilmente identificar a quienes trabajan en negro y a quienes no trabajan o siempre rechazan los empleos que se les ofrecen. Es una forma de descentralización del control social.

¿Al punto de un seguimiento personalizado de quienes están sin empleo?

–El seguimiento personalizado puede ser visto como positivo en la medida que trata de construir un itinerario de reinserción, con prestaciones adecuadas. Pero es también un fuerte mecanismo de control social que cada vez conoce más quién es el desocupado, o el que no acepta ciertos empleos.

Usted comentó casos europeos. ¿Les ve factibilidad a estas técnicas en países de América latina?

–Entiendo que los problemas son distintos. Pero cuando se ve el caso argentino de los planes Trabajar y los actuales programas de capacitación, parece una ilustración de esta tentativa de activar estos dispositivos. Si en el primer plan esa activación era más o menos artificial o abstracta, en el segundo se buscan claramente herramientas de acceso al trabajo. Entonces, en un contexto muy distinto, ambos tipos de planes corresponden al mismo modo de evolución: de políticas pasivas de garantía de ingresos a políticas activas de ayuda al acceso al empleo que son al mismo tiempo de control de la voluntad de búsqueda de empleo.

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