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Unos de los rasgos de la globalización es la intensa competencia que existe en el mundo para captar una porción de la inversión extranjera directa (IED). En el caso de América latina, los informes suelen detallar el flujo de inversiones extranjeras que recibe la región. No se difunde tanto otra cara de la moneda: las inversiones latinoamericanas realizadas fronteras afuera. Un reciente documento de la Cepal titulado “La inversión extranjera en América Latina y el Caribe, 2006” se detalla el crecimiento de ese flujo de fondos. Según concluye ese informe, empresas de la región se están internacionalizando a un ritmo mucho más rápido que en el pasado. En 2006, compañías latinoamericanas realizaron inversiones fuera de su país de origen por 40.091 millones de dólares, monto que representó un incremento de 120 por ciento en relación al año anterior. Esa fuerte expansión fue notable en el caso de las firmas brasileñas. El año pasado, la inversión directa en el exterior realizada por esas empresas (28.202 millones de dólares) superó a los ingresos de IED registrados en el Brasil (18.782 millones).
La mayor operación fue realizada por el conglomerado brasileño CRVD, al adquirir la empresa canadiense Inco (segunda minera mundial de níquel), en unos 16.730 millones de dólares. La semana pasada fue la compra de Swift por parte del frigorífico Friboi. La existencia de un banco de desarrollo estatal (Bndes) permite a esas compañías obtener el financiamiento necesario para consolidarse a nivel internacional.
También se registraron fuertes inversiones de capitales mexicanos (3897 millones de dólares), chilenos (2797 millones), venezolanos (2089 millones), argentinos (2008 millones) y colombianos (1098 millones). Uno de los mayores inversionistas fuera de su país de origen ha sido el millonario mexicano Carlos Slim. El informe de la Cepal da cuenta de que el año pasado América Móvil (subsidiaria de telefonía móvil de Slim) realizó compras por 3700 millones de dólares fuera de México. Otra empresa mexicana que continúa con inversiones en el exterior es Femsa, que ha concentrado su interés fundamentalmente en el mercado brasileño, donde puja en el mercado de bebidas y cervezas.
En los primeros meses de este año, esa misma tendencia continúa. Por caso, la ratificación de la compra por parte de la compañía mexicana Cemex del grupo australiano Rinker. Esa operación alcanzará los 14.630 millones de dólares, permitiendo a la cementera mexicana ampliar su presencia en Estados Unidos en el negocio de hormigón y agregados. Otro pase de manos importante fue la adquisición de la firma estadounidense Hydril Company –especializada en conexiones y productos para el control de presión para la perforación y producción de petróleo y gas– por parte del grupo Techint. El conglomerado, conducido por Paolo Rocca, desembolsó unos 2160 millones de dólares para continuar con su expansión internacional. Esta operación, concretada a través del gigante siderúrgico Tenaris (el mayor fabricante mundial de tubos de acero sin costura usados en la industria petrolera), le permitirá al grupo Techint seguir creciendo en el mercado norteamericano. El holding de la familia Rocca también fue noticia al anunciar que pasará a controlar el grupo IMSA (el mayor productor de acero recubierto de México). La operación fue realizada por medio de la firma Ternium, pactándose por un monto de 1700 millones de dólares y la asunción (por parte de Ternium) de una deuda de IMSA que alcanzaba los 1300 millones.
De todas maneras, la notable alza en las inversiones extranjeras por parte de algunas compañías latinoamericanas configura un fenómeno que se reduce a un grupo muy limitado de corporaciones.
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